Martes, 24 de diciembre de 2024

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De los ángeles que anuncian nacimientos en el Antiguo Testamento. Hoy Ismael.

por En cuerpo y alma

 
            Cuando el pasado día 11 de febrero hablábamos del papel que correspondía a San Gabriel en el Nuevo Testamento (véalo pinchando aquí si lo desea), decíamos que “esta afición de Gabriel a anunciar nacimientos le haría un buen candidato para ser también el ángel anónimo que anuncia dos de los importantes nacimientos prodigiosos que se registran en el Antiguo Testamento. El de Ismael en el Génesis, y el de Sansón en los Jueces, bien que el ángel protagonista de ambas acciones no reciba en ninguno de los libros nombre alguno”. Hace unos días nos ocupabamos de las circunstancias que rodearon el nacimiento de Sansón (véalo aquí si quiere). Hoy nos ocuparemos de las que rodearon el de Ismael.
 
El Angel anuncia a Agar que va a ser madre.
Barent Fabritius (1658).

           Ismael es uno de los primeros patriarcas, perteneciente probablemente al s. X a.C., cuyas circunstancias relacionadas con su nacimiento las recoge el libro del Génesis:
 
            “Saray, mujer de Abrán [este Abrán es el que luego el propio Yahvé rebautizará Abraham], no le daba hijos. Pero tenía una esclava egipcia, que se llamaba Agar, y dijo Saray a Abrán: «Mira, Yahvé me ha hecho estéril. Llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizá podré tener hijos de ella.» Abrán escuchó el consejo de Saray.
            Así, al cabo de diez años de habitar Abrán en Canaán, tomó Saray, la mujer de Abrán, a su esclava Agar la egipcia, y se la dio por mujer a su marido Abrán. Se llegó, pues, él a Agar, que concibió. Pero luego, al verse ella encinta, miraba a su señora con desprecio. Dijo entonces Saray a Abrán: «Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse mi esclava en tu seno, pero, al verse ella encinta, me mira con desprecio. Juzgue Yahvé entre nosotros dos.» Respondió Abrán a Saray: «Ahí tienes a tu esclava en tus manos. Haz con ella como mejor te parezca.» Saray dio en maltratarla y ella huyó de su presencia.
            La encontró el Ángel de Yahvé junto a una fuente que manaba en el desierto -la fuente que hay en el camino de Sur- y dijo: «Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?» Contestó ella: «Voy huyendo de mi señora Saray.» «Vuelve a tu señora, le dijo el Ángel de Yahvé, y sométete a ella.» Y dijo el Ángel de Yahvé: «Multiplicaré de tal modo tu descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.» Añadió el Ángel de Yahvé:
            Sábete que has concebido y que darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque Yahvé ha oído tu aflicción. Será un onagro humano. Su mano contra todos, y la mano de todos contra él; y enfrente de todos sus hermanos plantará su tienda.»
            Dio Agar a Yahvé, que le había hablado, el nombre de «Tú eres El Roí», pues dijo: «¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?» Por eso se llamó aquel pozo «Pozo de Lajay Roí». Está entre Cades y Béred.
            Agar dio a luz un hijo a Abrán, y éste llamó al hijo que Agar le había dado Ismael. Tenía Abrán ochenta y seis años cuando Agar le dio su hijo Ismael”. (Gn. 16, 116).
 
            Ismael pues, es el primer hijo e Abraham, anterior al que le dará después su esposa legítima Sara, de nombre Isaac. Es como vemos, hija de una esclava, lo que no es óbice para que sea para aquél de quien se tienen por descendientes los árabes, y por extensión, los musulmanes. Pero eso es harina de otro costal a lo que dedicaremos también unas líneas, pero será ya en una próxima ocasión.
 
            Volviendo a nuestro Ismael bíblico, el hecho es que al poco tiempo la vieja Sara, esposa legítima de Abraham, por otra intercesión divina, concibe y tiene su propio hijo, Isaac. Nacido éste, Sara pide a Abraham que eche de casa a Ismael y a su madre, cosa a la que éste accede. Solos y desasistidos en el desierto de Berseba IsmaelAgar, no termina ahí el papel del ángel por lo que a la esclava se refiere:
 
El Angel anuncia a Agar que Ismael será padre de una gran nación. Giuseppe Bottani (1776). 
 
            “El Ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico en donde está. ¡Arriba!, levanta al chico y tenle de la mano, porque he de convertirle en una gran nación.» Entonces abrió Dios los ojos de Agar y vio un pozo de agua. Fue, llenó el odre de agua y dio de beber al chico. Dios asistió al chico, que se hizo mayor y vivía en el desierto, y llegó a ser un gran arquero. Vivía en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer del país de Egipto” (Gn. 21, 17-21).
 
            Ismael será bendecido, lo mismo que Isaac, con una nutrida descendencia.
 
            “Éstos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán, el que tuvo Abrahán de Agar la egipcia, esclava de Sara; y éstos son los nombres de los hijos de Ismael, por orden de nacimiento: El primogénito de Ismael, Nebayot; después, Quedar, Adbeel, Mibsán, Mismá, Dumá, Masá, Jadad, Temá, Yetur, Nafís y Quedmá. Éstos son los hijos de Ismael, y éstos sus nombres según sus poblados y sus aduares: doce caudillos de otros tantos pueblos” (Gn. 25, 1216).
  
  
            ©L.A.
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