Laicos comprometidos en la Red
Laicos comprometidos en la Red
La conferencia que Mons. Claudio María Celli (Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales) brindó a los delegados de medios de las diócesis españolas, merece leerse y releerse. De todo lo que dijo voy a tomar únicamente tres párrafos y comentarlos brevemente. Los católicos que vivimos en el continente digital podemos encontrar en sus palabras bastantes elementos para reflexionar:
… esta revolución de las tecnologías de la información y comunicación no debe ser entendida sólo en términos instrumentales: no se trata simplemente de una cuestión de comunicación y mejor intercambio de información en términos de volumen, velocidad, eficiencia y accesibilidad, sino más bien de que somos testigos de los profundos cambios de la manera en la que las personas utilizan estas tecnologías para comunicar, aprender, interactuar y relacionarse: estamos viviendo un cambio de paradigma en la cultura de la comunicación. Así lo señala el Papa Benedicto XVI cuando afirma: “Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural”. (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada mundial de la Comunicación 2011)
Las nuevas tecnologías de la comunicación nos ofrecen formas y niveles de comunicación diferentes a los que hasta ahora hemos desarrollado. Si observamos el uso de estas nuevas tecnologías, es fácil quedarnos en lo superficial, aparente y anecdótico, minusvalorando sus potencialidades. Es posible que algunas personas sean tan superficiales utilizando las redes sociales, como lo son en el trato cotidiano, pero esto no implica que no podamos utilizar estas herramientas para comunicarnos de maneras diferentes y más profundas.
En este sentido, es muy importante reseñar que gracias a las nuevas tecnologías de la información podemos superar problemas y barreras que antes nos condicionaban negativamente al comunicarnos. Ahora la apariencia física, el acento, los gestos, no condicionan lo que decimos. Ahora podemos crear comunidades donde las personas se integran sin tener que superar los prejuicios propios y ajenos. Podemos ver comunidades donde colaboran personas de múltiples movimientos, sensibilidades, órdenes religiosas, países, sin que existan las típicas barreras que antes nos separaban. La Comunión de los Santos se hace presente con más facilidad y con una calidad que a veces nos sorprende.
Pero, la cultura que está naciendo alrededor de estas nuevas formas de comunicarnos debe ser vehículo del Mensaje Evangélico.
Esta nueva cultura de la comunicación requiere que los medios redefinan su enfoque, es decir no podemos hacer lo que siempre hemos hecho, solo que con nuevas tecnologías. “En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles y sus discípulos llevaron la Buena Noticia de Jesús al mundo grecorromano. Así como entonces la evangelización, para dar fruto, tuvo necesidad de una atenta comprensión de la cultura y de las costumbres de aquellos pueblos paganos, con el fin de tocar su mente y su corazón, así también ahora el anuncio de Cristo en el mundo de las nuevas tecnologías requiere conocer éstas en profundidad para usarlas después de manera adecuada” (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada mundial de la Comunicación 2009).
¿Nos da vergüenza abordar a una persona por la calle para decirle que Dios le ama? Seguro que esto nos resulta difícil y hasta violento. Bueno, en las redes sociales, estas barreras se minimizan, haciéndonos capaces de superar los prejuicios que antes nos atenazaban. Además, es posible mantener un diálogo tranquilo que nos lleve a la reflexión, sin tener que desplazarnos diariamente o dedicar horarios completos a ello. Indudablemente, la presencia virtual genera vivencias contradictorias que deben ser contrastadas, tarde o temprano, de forma física, pero podemos dar los primeros pasos de forma mucho más sencilla. Podemos dejar un mensaje en un foro y esperar a que “pique el pez”. No nos hace falta perder tiempo y motivación esperando físicamente que una semilla lanzada fructifique. Lo cierto es que no todo es valentía y resolución, hay que saber utilizar cada una de estas herramientas: redes sociales, blogs, foros, videoconferencias en grupo, materiales interactivos multimedia, etc. Hay que formarse continuamente para no quedarse atrás.
Ciertamente, estas nuevas formas de comunicación capilar o comunicación en red deben ser pensadas y preparadas coherentemente si pretendemos una presencia católica digital eficaz.
En este contexto, el papel de los laicos se hace cada vez más central. Tenemos que aprovechar las “voces” de tantos católicos presentes en los blogs, en las redes sociales y otros foros digitales para que ellos puedan evangelizar, compartir los puntos de vista del Evangelio, presentar las enseñanzas de la Iglesia y responder a las preguntas de los demás: “Existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él”. (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones, 2011). Por eso, se tiene que dar una responsabilidad específica en los medios católicos a los laicos, ofreciéndoles formación e información que les ayude a ser promotores creíbles y convincentes, testimonios de la Buena Noticia del Evangelio.
A los laicos se nos presenta un desafío considerable y apasionante: ser la punta de flecha de la evangelización digital. La presencia de sacerdotes, religiosos, obispo y hasta del mismo Santo Padre, es importante, pero el testimonio coherente y creíble que podemos dar los laicos, es insustituible en una sociedad llena de prepucios anticlericales.
Por eso es prioritario formarnos en las herramientas y en el modo de comunicarnos, pero es incluso más importante, formarnos eclesialmente para ser tremendamente actuales sin dejar de ser coherentes con nuestra Fe. La Iglesia debe ser consciente de la importancia que tiene el testimonio de los laicos en los nuevos medios de comunicación social. Los laicos tenemos una responsabilidad indelegable, que debemos ejercer con valentía y compromiso.