De la más antigua catedral americana, o catedral primada de América
por En cuerpo y alma
Que no es otra que la llamada Basílica Catedral Metropolitana Santa María de la Encarnación Primada de América, sita dentro del recinto de lo que se da en llamar Ciudad Colonial en Santo Domingo, capital de la República Dominicana. Una catedral que comienza su construcción en 1521, es decir 29 años después de la llegada de los españoles a la isla, un tiempo algo largo para lo que habría sido de esperar dados los criterios de la época, y finaliza en 1541, veinte años que, en este caso, no son demasiados para la época en que es construida.
Que la primera catedral americana se levante en suelo dominicano ni puede ni debe extrañar a nadie, pues al fin y a la postre, es en la bella isla caribeña donde se fragua la más antigua presencia española en América, y donde primero comienza a implementarse lo que constituye el gran legado de España al continente americano, a saber, su evangelización, de todo lo cual da buena fe el hecho de ser conocida como la Catedral Primada de América.
La Catedral de Santo Domingo está dedicada a Santa María de la Encarnación y se ubica entre calles con nombres de tan rancio sabor español como Isabel La Católica y el Parque Colón. Aunque su construcción comienza bajo el obispo García Padilla en 1512, es decir, hace ahora poco más de cinco siglos, la llegada del obispo Alejandro Geraldini en 1519 motivará la construcción de un templo de mayor prestancia, por lo cual se decide la del que ha llegado a nuestros días, cuya primera piedra se colocó en 1521. Los trabajos de construcción estuvieron a cargo de los arquitectos Luis De Moya y Rodrigo de Liengo. El 12 de febrero de 1546, a petición del Emperador Carlos V, el Papa Pablo III le concede el título de Catedral Metropolitana y Primada de las Indias. En 1920, Benedicto XV la designa Basílica Menor.
Se accede al templo por tres puertas, una de ellas de estilo plateresco y las otras dos de estilo gótico, un estilo que empezaba a languidecer cuando se está construyendo, y de la que el templo dominicano es uno de sus últimos exponentes, por cierto, en América de los poquísimos, muchos de los cuales en la propia Santo Domingo. Cuenta con doce capillas laterales, y su longitud máxima es de 54 m en la nave central.
Destacan en su vasto tesoro artístico el valioso trono arzobispal, fechado en 1540, los mausoleos de los arzobispos del período colonial, y curiosamente, la lápida funeraria de Simón Bolívar, ancestro del que con su mismo nombre, levantará América contra la Corona. En ella se albergaron durante un tiempo los restos de Cristóbal Colón, tema apasionante al que dedicaremos una entrada exprofeso en esta columna por lo interesante que resulta.
¿Estamos hablando de la más antigua iglesia de América? Pues bien, no, no exactamente. Pero eso es harina de otro costal, algo a lo que también, nos referiremos en una próxima y espero que cercana ocasión.
©L.A.
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