Lugdunum Suum: revitalizando la procesión del 8 de diciembre en Lyon
No todas las noticias que nos llegan de Francia son de disturbios en las banlieues ni de leyes socialmente disolventes. Desde hace cinco años en Lyon se organiza una procesión nocturna que bajo el lema de Lugdunuum Suum conmemora el patronazgo de la Inmaculada Concepción sobre la ciudad. Se ha revitalizado así el culto mariano popular en esa importante ciudad que desde 1643 se puso bajo la protección de la Virgen María. Desde 1852 se celebra allí la fiesta de las Luces, conmemorando la inauguración de la estatua que se erigió a la Virgen y los sucesos que la rodearon: tras una primera anulación de la ceremonia de inauguración de la estatua a causa de unas inundaciones y fijado el 8 de diciembre para el segundo intento, violentos vientos y lluvias provocaron una segunda anulación. Pero súbitamente la lluvia cesó, el viento desapareció y miles de lioneses, de modo espontáneo, iluminaron las fachadas de sus casas para dar testimonio de su alegría y homenajear a la Virgen. Desde entonces esta tradición se perpetúa, aunque las últimas décadas habían visto como su dimensión religiosa iba pasando a un segundo plano a favor de lo puramente festivo e incluso comercial. Frente a esta tendencia, desde hace pocos años, la asociación Les Petits Lyonnais trabaja para recuperar y revitalizar lo que es eminentemente una procesión a la Virgen.
Reproducimos a continuación el texto leído al concluir la procesión el pasado 8 de dic:
“Desde hace más de 150 años todos los 8 de diciembre el pueblo lionés rinde homenaje a la Santa Virgen María, protectora de nuestra ciudad. Frío, intemperie, epidemias, guerras, ninguna calamidad ha impedido a nuestra ciudad encenderse con miles de llamas para honrarla.
Pero que nadie se equivoque: es en primer lugar en el corazón de los lioneses donde estas llamas están presentes. Un pueblo que siempre ha sido protegido gracias a esa fe inquebrantable en la protección de la Santa Virgen María. ¿Continuará estándolo aún el día de mañana? Nada es más seguro.
Pues hace tiempo que la identidad lionesa es sólo un vestigio con el que hay que acabar según el mundo económico y político. Pero esta fiesta de piedad popular del 8 de diciembre es felizmente para nosotros la prueba de que nuestra identidad lionesa aún vive.
Ella es a imagen de esa llama del cirio que vacila en la tormenta pero que resiste. Todos debemos tomar conciencia: esa débil llama es mortal y muchos se esfuerzan en ser esa borrasca que la apagará.
Como en 1793, o en 1831, o en 1834 o también en 1871, ¡quieren destruir nuestra ciudad! No ya por las armas, sino con el tiempo y a golpe de pequeñas decisiones políticas que pasan desapercibidas. Lyon será destruida si su transformación en una megalópolis sin alma continúa, si nuestra Fiesta de las Luces se convierte definitivamente en un espectáculo para turistas que sustituye nuestra tradicional fiesta de piedad popular lionesa. Quieren destruir ese vínculo entre el pueblo lionés y la protectora de nuestra ciudad. Se trata también de hacer olvidar que nuestra ciudad es la preferida de la Virgen María no por su belleza, sino por nuestro amor y nuestra fe.
Con esta procesión, nosotros, lioneses de corazón y de sangre, deseamos sencillamente mantener vivo el verdadero sentido del 8 de diciembre de 1852. Y no lo olvidéis, cada uno de nosotros lleva en sí esta llama, tenemos que protegerla y mantenerla para que nunca muera. Que cada hogar que pone velas en sus ventanas comprenda el sentido de su gesto y no sea el simple actor de una tradición vaciada de sentido.
Nosotros, que estamos orgullosos de nuestra ciudad, de sus colores, de su bandera y de su historia, nosotros que no renegamos de nada, acordémonos de lo que María ha hecho por nosotros y hagamos resonar todos juntos una oración dirigida a nuestra protectora: "Oh María, Madre de Dios, esta ciudad es vuestra, protegedla”.