De las cosas que más han llamado mi atención de las elecciones norteamericanas
por En cuerpo y alma
Los resultados producidos en las recientes elecciones norteamericanas, en las que los estadounidenses no sólo elegían presidente, sino también los 435 representantes de la Cámara, 33 senadores y 11 gobernadores, son del todo sorprendentes. Y si no, veamos.
Por lo que se refiere a la elección presidencial, los resultados en votos de ambos candidatos son bastante similares, si bien mucho menos de lo que habían previsto las encuestas, lo que demuestra que también los americanos engañan a sus encuestadores, y no sólo lo hacemos los españoles. Con todo, un 2% de diferencia en votos entre el vencedor, Barack Obama, y el derrotado Mitt Romney. Esos votos traducidos a electores presidenciales (“electors of the Electoral College”) que como saben Vds. son los que verdaderamente eligen al Presidente, se convierten, en el momento en que estoy escribiendo, en 332 para el vencedor (62%), y 206 para el derrotado (38%), con una diferencia, por lo tanto, de un 24%. ¡Un 2% de votos convertido en un 24% de electores presidenciales! ¡Amazing! ¿no les parece?
No menos curioso es que mientras en las elecciones para Presidente de la nación el ganador es el representante del Partido Demócrata, en las elecciones para la Cámara de Representantes, cuyos 435 miembros se renovaban en su totalidad como habían hecho por última vez en 2010 (la Cámara en cuestión de renueva cada dos años), la victoria es para el Partido Republicano. Y no de una manera exigua o cicatera, no, sino con toda una mayoría de 234 escaños frente a los 192 de los demócratas, 42 escaños de diferencia pues, no es una broma.
En el Senado, que también se renueva cada dos años pero por tercios, -es decir, de sus 100 miembros sólo se elegían 33-, los demócratas mantienen en cambio su mayoría, que incluso crece, pasando de 53 escaños a 55 (incluídos dos independientes que votan con los demócratas), mientras los republicanos pasan de 47 a 45. Un Senado, aprovecho para decir para que ningún español se llame a engaño, con un poder real y verdadero, que no es un cementerio de elefantes para repartir tarjetas de visita a cargo del erario público, ni necesita pagar un ejército de traductores del inglés al español y del español al mohicano, para dar una razón de ser a su absoluta inactividad.
Y por último, por lo que se refiere a elección de gobernadores en once estados de la Unión, la victoria vuelve a sonreír, y no de cualquier manera, al Partido Republicano, que gobierna en 30, frente a los escasos 19 del Partido Demócrata, dándose la circunstancia de que en estas elecciones los republicanos incluso han arrebatado un estado, Carolina del Norte, a los demócratas.
Todo lo cual va a arrojar un gobierno difícil para Barack Obama. Y eso aun cuando su nominación presidencial no dependa de las cámaras, según ocurre en los sistemas parlamentarios como el español, para su investidura… pero sí para legislar. Y de eso precisamente se trata, pues leyes muy especiales, y no otra cosa, es lo que Obama ha prometido a los norteamericanos.
Con todo, no es nada de esto lo que más me llama la atención, sino los criterios con los que los electores norteamericanos deciden cuando son convocados a votar, haciendo posible resultados tan llamativos como los comentados. Porque lo que está muy claro es que una buena parte de ellos elige a un partido en cada urna, lo cual, desde luego, no deja de tener consecuencias positivas: primero, posibilitar el equilibrio entre poderes; segundo, dificultar la llegada al poder de iluminados omnipotentes; y tercero, evitar el sectarismo partidista.
Por otro lado y para concluír, el mensaje emitido con bastante claridad por el electorado parece ser el de que el norteamericano confía en Obama, pero no quiere que lleve a cabo las reformas que promete, mucho más acordes con la cultura socio-política de Europa que con la de los Estados Unidos. ¿No les da a Vds. esa impresión?
©L.A.
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