¿Sabe Vd. por qué las elecciones americanas tienen lugar un martes y no cualquier otro día?
por En cuerpo y alma
Las elecciones presidenciales norteamericanas tienen lugar de acuerdo con lo que marca el llamado United States Code o Código de los Estados Unidos, en el cual se lee:
“1. Los electores del Presidente y el Vicepresidente serán elegidos en cada estado durante el martes siguiente al primer lunes de noviembre, en cada cuarto año subsiguiente a toda elección de presidente o vicepresidente” (tít. III “El presidente”, capítulo I, sección 1).
Esto, sin embargo, no siempre fue exactamente así. Porque lo que siempre ha sido así y nunca ha cambiado desde que los Estados Unidos existen es que esos electores llamados a designar a presidente y vicepresidente han de reunirse durante el primer miércoles del mes de diciembre. Pero al principio, cada uno de los estados de la Unión era libre para convocar sus elecciones cuando estimare oportuno, con la única condición de hacerlo durante los 34 días anteriores a ese primer miércoles de diciembre.
Que las elecciones en todos los estados se celebraran el mismo día y que ese día fuera el mencionado primer martes siguiente al primer lunes lo decide el Congreso de los Estados Unidos en el año 1845.
Y la pregunta es: ¿por qué exactamente el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre?
Que fuera un martes viene marcado porque las oficinas electorales quedarían lejos de la residencia de cada uno en el campo, y por lo tanto sería necesario un largo y pesado desplazamiento en carroza, o a caballo, cuando no a pie. Descartado el domingo para viajar porque el cumplimiento de las obligaciones religiosas de la piadosa sociedad americana haría imposible cumplir con el deber y el derecho del voto, se estableció dar un día para el viaje el lunes, y otro para votar, el martes.
Y que fuera el primer martes después del primer lunes de noviembre, y no directamente el primer martes, vuelve a estar relacionado con las obligaciones religiosas de la pía sociedad norteamericana, y sólo pretende conseguir que las elecciones no hubieran de celebrarse un 1 de noviembre, día de todos los santos, festivo y en consecuencia, día de precepto y de obligaciones religiosas.
Así pues, ya ve Vd., amigo lector: la elección del presidente de los Estados Unidos viene determinado por algo tan aparentemente baladí y desconectado como la celebración del día de todos los santos. ¡Quién le iba a decir al Papa Gregorio IV (827-844) cuando a principios del s. IX establecía la correspondiente festividad, que estaba determinando también la fecha de la elección del hombre más poderoso de la tierra del s. XX! Cosas de la historia.
©L.A.
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