Martes, 24 de diciembre de 2024

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Del paro y otros desórdenes demográficos españoles

por En cuerpo y alma

 
            Cuando se anuncia que España ha alcanzado ya la dramática cifra del 25% de parados, renace con particular efervescencia el debate que plantea la solución de la crisis como la elección entre dos políticas: ajustar el gasto público, alternativa que sería por la que ha optado el Gobierno de la nación, o realizar un presupuesto expansivo con aumento del gasto público, “para crear empleo”, según dicen los que se presentan en posiciones críticas al Gobierno. A éstos últimos se dirige mi pregunta: cuando hablan Vds. de políticas activas de empleo, ¿me pueden decir Vds. en qué consisten? ¿Políticas activas de empleo es más empleo público? ¿Es más funcionarios quizás? ¿Es más dádivas a empresarios afectos? ¿Es más dinero a sindicatos para cursos de reinserción? ¿Es más subvenciones (vea aquí algunos ejemplos de subvencionismo a la española)? ¿Es “más mamandurrias”, como decía aquélla?
 
            Personalmente creo que la clave del empleo en España no se halla en las políticas estatales de creación de empleo. Porque creo que en España no se va a crear empleo hasta que unos arrogantes españoles que nos hemos acostumbrado a vivir por encima de nuestras posibilidades no aceptemos adecuar los salarios a nuestra productividad, y cada vez lo será menos pujando como pujan los trabajadores de los países emergentes, haciendo buena aquella frase que al parecer pronunció alguna vez Felipe González según la cual, el enemigo del obrero español ya no era el empresario español, sino el obrero chino. Esa resistencia a adecuar los salarios a la productividad se halla en la explicación de tantas cosas, también por ejemplo, en la de los sindicatos a los ERES a la alemana, consistentes, como se sabe, en reducirse todos el sueldo, a cambio de no echar a algunos a la calle.
 
            Una encuesta que ya comenté en su día (véalo aquí si quiere) realizada por Manpower, una multinacional del mercado de trabajo, aseguraba que uno de cada tres españoles no trabajaría por menos de 1.000 euros/mes. ¿Creen Vds. que con un dato así es posible crear trabajo en España? ¿Creen Vds. que es admisible un dato así en un país que se desangra con un 25% de parados, declarado por la OMT el campéon mundial del paro?
 
            Algo que era más aún grave en el caso de los jóvenes españoles, que no eran menos reacios a trabajar por esa cantidad de dinero que los adultos. Unos jóvenes que, por otro lado, son los ciudadanos europeos que más retrasan la asunción de responsabilidades familiares, produciendo la tasa de renovación demográfica más baja ¡no de Europa!... ¡¡¡del mundo entero!!! Algo para lo que los políticos sólo conciben una solución: sexo y más sexo, aborto y más aborto. Como son también los ciudadanos europeos que más tarde abandonan el hogar paterno, a los 29 años de media según el estudio Jóvenes y Emancipación en España realizado por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD) y la Obra Social Caja Madrid, multiplicando esa permanencia respecto de algunos países europeos donde se abandona la casa natal para ir a la Universidad en casi dos. Algo para lo que los políticos sólo conciben una solución: más y más universidades, universidades impagables y de pésima calidad (ninguna universidad española entre las 200 mejores del mundo según el Times Higher Education 2012-2013), pero bien cerquita, por todas partes, para que nadie tenga que abandonar la calentita casa de papi.
 
            Se acostumbra a decir que éstas son consecuencias de la falta de trabajo. Tengo para mí, convencido como estoy cada vez más de que el trabajo no lo crean los empresarios sino los trabajadores con su disposición para trabajar, con su empuje, con sus ganas de aportar su esfuerzo y sus conocimientos, con su afán de prosperar, que el problema es exactamente el contrario: la falta de disposición para el trabajo es la causa de estos efectos tan nocivos para la sociedad española.
 
            Cuando los españoles apostemos de una vez por el trabajo, por la iniciativa, por el riesgo, por la imaginación, por la creación de empresas, por el esfuerzo y por el sacrificio, entonces se acabará el paro en España. Nadie espere que se resuelva poniendo más impuestos para crear más déficit público. Que no se engañe nadie: la solución no va a venir del estado, de “papa estado”; la solución tiene que venir de la sociedad, de nosotros mismos, de cada uno de nosotros.

            Lo que pasa es que eso es muy duro, y nadie quiere decírnoslo: menos aún los políticos, que se han acostumbrado -y nosotros a escucharlos compacientes- a ganar elecciones contándonos el cuento de Caperucita, y necesitan de nuestro voto cada cuatro años. Falta quien nos diga que son tiempos de “sangre, sudor y lágrimas”. Y si no, gracias a Dios, de sangre, sí de lágrimas. Y sobre todo de sudor, de mucho sudor.
 
 
            ©L.A.
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