Conclusiones de Gassiot
Después de cinco meses transcribiendo este opúsculo titulado “Apuntes para el estudio de la persecución religiosa en España” de don Josep Gassiot Magret, presentamos hoy las conclusiones de su trabajo. El trabajo lleva fecha de 10 de julio de 1954 y dice que mientras está en prensa su trabajo “hemos visto una relación nominal de los sacerdortes y religiosos martirizados, en la “Historia de la persecución religiosa en España 19361939”, por Antonio Montero Moreno, recién publicada por la Editorial Católica, S.A. de Madrid.
Con este curioso y casi profético párrafo termina la entrega anterior de Gassiot: “Cada persecución que sufre la Iglesia es un nuevo himno de mayor belleza y armonía que los que cantan a Dios los coros angélicos de mayor excelsitud, dijo el doctor Torras y Bages. Es de desear sean recordados y glorificados por Dios; y el tres de noviembre podría ser la fiesta de los Mártires”.
Supongo que como el 1 de noviembre es la fiesta de Todos los Santos y el 2 de noviembre la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos deseaba que el 3 de noviembre fuera la Fiesta de los Mártires. Digo que fue casi profético puesto que después la Conferencia Episcopal Española señala el 6 de noviembre para la gran beatificación del año 2007; aunque luego las iglesias locales y las familias religiosas desean conservar la fecha del martirio para cada uno de los que murieron en la persecución religiosa española.
Bajo estas líneas el Beato Josep Samsó en el reparto de premios de catecismo. La fotografía fue colgada en la web http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/ con motivo de la fiesta del Beato el pasado 1 de septiembre.
Estas son, finalmente, las Conclusiones que expone don Josep Gassiot:
PRIMERA. En España, toda actuación anticristiana es una actuación antiespañola.
SEGUNDA. En todas las persecuciones religiosas ocurridas en España, se puede apreciar la influencia de la masonería.
TERCERA. Los anarquistas tuvieron un predominio, especialmente en Cataluña, para la ejecución de los planes sobre la persecución del Catolicismo en España.
CUARTA. Las tres internacionales se esforzaron, igualmente, en apartar a los obreros de la benéfica influencia de la Iglesia.
QUINTA. La República era aceptada por la Iglesia como forma de gobierno del pueblo español, pero desde el principio se le quiso dar un contenido laico o de oposición religiosa.
SEXTA. Sin que la Iglesia hubiese provocado la guerra civil, ni intervenido en su iniciación, desde el primer momento fue desencadenada la persecución religiosa.
SÉPTIMA. Tal persecución fue llevada a cabo según un plan preparado anticipadamente, sin que sus excesos pudieran clarificarse de simples desmanes del pueblo.
OCTAVA. No ofrece duda alguna que los Obispos, sacerdotes y religiosos que fueron muertos, revisten el carácter de víctimas de la persecución religiosa.
NOVENA. Muchos seglares fueron igualmente sacrificados por su fe religiosa.
DÉCIMA. En los finales de la guerra, se quiso aparentar la defensa de los ideales políticos o de necesidades de orden militar para sacrificar a muchas personas religiosas, y se consiguió crear cierto confusionismo acerca del carácter de varias ejecuciones realizadas.
UNDÉCIMA. La persecución religiosa en España en distintas fechas, pero especialmente en los primeros meses de guerra o a partir del mes de julio de 1936, produjo el martirio de 12 obispos, un Administrador Apostólico, 4.184 sacerdotes, 2.648 religiosos y religiosas y un sinnúmero de católicos sacrificados como tales. En innumerables casos, solía proceder la intimidación a la apostasía, a la blasfemia y a ejecutar acciones impúdicas. A las víctimas se les infligieron los mismos tormentos que en los primitivos tiempos del Cristianismo.
En estas conclusiones, dejo expresada mi convicción acerca de los hechos, que someto a toda otra opinión más autorizada.
Y conformándome con los decretos de Urbano VIII y de san Pío X, respecto de la canonización de los santos y de la beatificación de los bienaventurados, declaro que ninguna de las expresiones y términos que he empleado en el presente escrito, como santo, mártir, tiene más valor que el puramente humano; de la misma manera, tampoco atribuyo a los hechos que relato otro sentido que el autorizado por la Santa Madre Iglesia, cuyas sentencias y disposiciones acato y a ellas me someto con amor y obediencia de hijo.
Barcelona, diez de julio de mil novecientos cincuenta y cuatro.
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