Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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De la Kirchner y Luis De Guindos

por En cuerpo y alma

 
            Muy ufana se mostraba la Sra. Kirchner hace pocos días con un ejemplar de El País en la mano tratando de encontrar similitudes entre un político español, el Sr. De Guindos, y otro argentino, el Sr. Cavallo, los dos ministros de economía de su país en un momento cronológicamente diferente, pero no por ello sin ciertos paralelismos históricos. Primero, el de la situación económica con la que hubieron de bregar. Y luego, aquél con el que pretendía hacernos reír la Sra. Kirchner, derivado de la avanzada transparencia craneal que exhiben ambos dirigentes de cada una de las orillas del Atlántico. 

 
           Tengo que decir que la escena me pareció gratuitamente ofensiva y no termino de entender muy bien a qué público quería llegar la Sra. Kirchner ni cual era su intencionalidad política más allá de la mofa pura y dura y de la alegría por el mal ajeno. Si bien, sí obtuve la impresión de que la Sra. Kirchner la había ensayado mucho, probablemente hasta con la inestimable ayuda de su espejo, y que sin embargo, le salió bastante poco divertida, hasta el punto de que ni siquiera el público paniaguado y cochabado que la acompañaba, le celebró excesivamente la estúpida ocurrencia.

Y parecerse... ...se parecen
 
            Cada uno juzga su entorno con los baremos que tiene para juzgarlos. Y a la pobre Cristinita, -como probablemente le gustaría a la Sra. Kichner que algún día la conocieran los argentinos por comparación a la que constituye el espejo en el que se mira cada día, su admirada Evita-, le faltan todos los elementos de juicio para juzgar la presente situación española.

Pobreza en las calles de Buenos Aires Sacado de Filatina
 
            Una de las cosas de las que más me cuesta convencer a los argentinos cada vez que voy por aquellas maravillosas tierras, es de que la crisis que vivimos en España en modo alguno “se visualiza” como ellos creen que se visualiza toda crisis, porque indudablemente, es como ellos “visualizan” la propia. Me preguntan los argentinos: “che, que horror, estará sheno de cartoneros…”. Pues no, no está lleno de cartoneros(1)… ni tampoco de piqueteros(2)... ni tampoco de villamiserias(3)… ni se contempla en España el espectáculo de pobreza que tristemente acapara el paisaje de mi Buenos Aires querido, con hombres que levantan su entero hogar en las más céntricas calles de la ciudad, ocupando todo un esquinazo en el que instalan lo que alguna vez pudo ser un colchón, mantas de cartón, cochambroso sillón y todas las "pertenencias" (¡hasta cuadros he llegado a ver!) que son capaces de cargar en un saco o en un changuito [carritos de supermercado]. Desde ese punto de vista, en España la crisis no es perceptible para un turista, -y así me lo han reconocido tantos visitantes argentinos con los que tengo el placer de departir-, sino por lo que lee en los periódicos.
 
            Puesto que la intención de la Sra. Kirchner cuando realizó la pésima sátira que realizó sobre el ministro español De Guindos no fue otra que la de ofender ("miren el pelado [calvo] ese", "se me atragantó la tostada"), y uno todavía se pregunta con qué finalidad más allá del nacionalismo oportunista y rancio que alimenta a cada ocasión que se le presenta, habrá que decírselo, aunque sea desde el sincero cariño que el que esto escribe siente por la Argentina, con toda claridad: todavía han de pasar muchos años, mi estimada Sra., pero muchos años, para que la mejor situación económica que pueda vivir la Argentina se parezca siquiera un poco a la peor situación económica que pueda vivir España. Y para que ello sea así, junto a las muchas cosas (hacia peor) que han de pasar en España, han de pasar también muchas (hacia mejor) en la Argentina: entre estas últimas, la de que tengan el coraje de desprenderse, por fin, los argentinos, de muchos de sus dirigentes y dirigentas, o mejor aún, de alguno de sus partidos políticos... ¡entero!... Y eso, mi estimada Sra., sólo para empezar.


                (1) Ejércitos de personas generalmente venidos del extrarradio pero no sólo, que salen por la noche a revisar todas las basuras en busca de cartón que luego revenden.
                (2) Ejércitos de personas que por una exigua limosna, engrosan cuantas manifestaciones convienen al partido político en el poder, a saber, el de siempre.
                (3) Chabolas masivas, algunas de ellas en pleno centro de Buenos Aires.
  
 
            ©L.A.
            encuerpoyalma@movistar.es
 

 
 
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