Uruñuela 1912-2012 (3)
A 2,3 kilómetros de Uruñuela se encuentra la villa de Huércanos, en la misma provincia de La Rioja. Dos años antes de la creación del Sindicato Agrícola de Uruñuela y, exactamente el 16 de mayo de 1910, otro sacerdote, Francisco Ruesga Murillo, se reunió con ochenta y dos agricultores del pueblo para fundar el Sindicato Agrícola Católico y la Caja Rural de Huércanos.
La Memoria del Sindicato Agrícola Católico, publicada en 1916, no deja lugar a dudas sobre el papel que el Siervo de Dios Juan González Mateo, párroco de Uruñuela (en la foto, panorámica de la parroquia desde una de las calles del pueblo), jugó en la fundación de dicho Sindicato.
El 11 de abril de 1936, en ABC, en artículo firmado por el dominico y recordando la revolución de Asturias de 1934 afirma que en caso de que hubiese triunfado dicho movimiento “hubiera convertido a nuestro país en la segunda edición, corregida y aumentada, de Rusia… Los obreros en España son seis millones; los asociados en las organizaciones revolucionarias no llegan a los dos millones; los cuatro millones que quedan, la mayor parte sin asociar, pueden incorporarse con relativa facilidad (a las propuestas hechas por él). No se diga que es tarde. Eso mismo me lo decían los recalcitrantes hace más de veinte años”…
La Memoria del Sindicato Agrícola Católico, publicada en 1916, no deja lugar a dudas sobre el papel que el Siervo de Dios Juan González Mateo, párroco de Uruñuela (en la foto, panorámica de la parroquia desde una de las calles del pueblo), jugó en la fundación de dicho Sindicato.
Lleva fecha de 1916, sólo han pasado cuatro años, y se le concede el “ser aclamado” como hijo predilecto del pueblo, se le dedica a su nombre a la mejor calle y se coloca su retrato ampliado en lugar preferente en el Círculo (lugar donde se reúnen). Cien años después todo se conserva tal cual, pues nadie duda del papel protagonista que tuvo el sacerdote.
En enero de 1921, don Juan González, marchará a Toledo, tras ganar por concurso una canonjía en la Catedral Primada. En el próximo artículo recordaremos sus años de Toledo y su martirio en la persecución religiosa del año 1936.
Confederación Española de Sindicatos Obreros
Después de una década de florecimiento de los cientos de Sindicatos católicos que se establecieron por buena parte de la geografía española, el 20 de diciembre de 1935, y durante un congreso celebrado en Madrid, quedó constituida la Confederación Española de Sindicatos Obreros al fusionarse la Federación Nacional del Trabajo, la Confederación Nacional de Sindicatos Obreros Católicos y organizaciones regionales como la Confederación Riojano-Aragonesa de Sindicatos Obreros Profesionales. Así se ponía término al proceso de integración del sindicalismo católico con el sindicalismo profesional. El Beato José Gafo, dominico, se convertía en el teórico de la nueva entidad.
El 11 de abril de 1936, en ABC, en artículo firmado por el dominico y recordando la revolución de Asturias de 1934 afirma que en caso de que hubiese triunfado dicho movimiento “hubiera convertido a nuestro país en la segunda edición, corregida y aumentada, de Rusia… Los obreros en España son seis millones; los asociados en las organizaciones revolucionarias no llegan a los dos millones; los cuatro millones que quedan, la mayor parte sin asociar, pueden incorporarse con relativa facilidad (a las propuestas hechas por él). No se diga que es tarde. Eso mismo me lo decían los recalcitrantes hace más de veinte años”…
Pero todo esto, corresponde a otro capítulo.
Termino con el Himno de la Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos de la Rioja (Boletín de la Federación, 22.08.1919) que rezaba así:
Nuestra fuerzas, labriego, juntemos, en cristiana,
patriótica unión. Y a la lucha seguros marchemos,
arbolando la Cruz por pendón.
No es nuestra lucha, lucha homicida, lucha sangrienta,
lucha voraz.
¡Es para España fuente de vida! ¡Para nosotros fuente
de paz!
Son los arados nuestros cañones, nuestras espadas, las
hoces son; himnos de guerra, las oraciones que brotan puras
del corazón.
“Unos por otros” trabajaremos, que “Dios por todos”
ha de mirar, por cuatro amores combatiremos: Religión
patria, tierra y hogar.
Después del triunfo será la gloria más explendente que
el mismo sol. Si alguno impide vuestra victoria…
¡Ni es buen cristiano! ¡Ni es español!
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