De la laureada concedida al Regimiento Alcantara
por En cuerpo y alma
Con 91 años de retraso, ¿pero acaso no es, en este caso como en todos, tarde mejor que nunca?
Monumento al Rgto. Alcántara en la Academia de Caballería |
“Rebasado Monte Arruit detenemos nuestra marcha y concentrada la columna nos dirigimos al poblado. Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos y en camiones son trasladados a la enorme fosa. Algunos cadáveres parecen ser identificados, pero solo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas!” (extraído de la página vadehistoria).
Ahora, el Gobierno ha concedido la Cruz Laureada de San Fernando colectiva, la principal condecoración militar española, una de las condecoraciones militares más importantes del mundo, al regimiento. En su modalidad de Laureadas Colectivas, se han concedido 84 a lo largo de la historia, la última, hace nada menos que 69 años, en 1943.
Efectivamente, se puede enfocar el tema desde el retraso con el que el regimiento en cuestión recibe el póstumo reconocimiento. Hay otro enfoque posible, a mi entender mucho más importante. Tan tardío reconocimiento hace justicia por fin, a caídos españoles en tantos campos de batalla diferentes de los que nos llevaron a nuestra lamentable Guerra Civil. Nuestra historia ni empieza en 1936 (o en 1931) ni termina en 1939. Son muchos los campos del mundo regados con sangre española, donde españoles han dado testimonio de su responsabilidad, de su patriotismo, de su generosidad, de su valor, de su gallardía, de su disciplina, de su capacidad…
Annual ocurrió sólo quince años antes que nuestra Guerra Civil. Muchos son los españoles -el que esto escribe también- cuyos familiares dejaron la vida en tan ominoso evento, como también en otros escenarios africanos y de todo el mundo. A todos ellos debemos el reconocimiento y el agradecimiento. Un reconocimiento que como en Annual, debe ir acompañado del de el error, del de lo mal que se hicieron las cosas, y ello aun a pesar del heroico comportamiento de compatriotas nuestros que contribuyeron desde su humilde posición y con la entrega de su propia vida, a que el error fuera menor y a que por lo menos, se incurriera en él don dignidad. Pero nunca desde la revancha, ni menos aún desde el afán que como poco se ha de calificar de infantil, y como mucho y probablemente con mayor grado de realidad de deleznable e interesado, de cambiar una historia que ya no puede cambiar, al solo objeto de obtener ventajas o beneficios que el campo de batalla negó y de renovar odios y venganzas sobre unos hechos que fueron los que fueron, y no los que a algunos les gustaría que hubieran sido.
©L.A.
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