Ahora que me muero os diré que…
- Éxito = dinero. Es la asociación más intuitiva, lo que primero se viene a la mente. Cuánto más dinero tienes, más éxito has logrado en la vida, y si eres un muerto de hambre pues es que has fracasado.
- Éxito = poder. Segunda concepto preferido de éxito. Con dinero o sin dinero, si tienes poder eres una persona de éxito.
- Éxito = logro físico difícil de alcanzar. Por ejemplo ser campeón del mundo de algo (un deporte…), el que primero ha hecho algo o el que más veces ha hecho algo…
- Éxito = logro intelectual difícil de alcanzar. Aquí tenemos el haber descubierto algo importante, como una vacuna, un compuesto químico, un proceso físico… También se incluye escribir bien, o cantar bien... Y por último, tener ideas notables, en el campo que sea.
- Éxito = superar el día a día. Para estos, éxito es sacar adelante una familia, cuidar de los padres, dar un futuro digno a los hijos, o conservar un matrimonio feliz por muchos años.
- Éxito = santidad. Estos son los que opinan que éxito es llegar al peldaño más alto posible en la escala del amor a Dios y, ojalá, al más alto de todos, la santidad.
- Y para acabar: Éxito = estar satisfecho con uno mismo, lo cuál es en mi opinón un quiero y no puedo de la gente tonta pero, en fin, ahí está.
Salvando este último, yo creo que todo lo anterior es éxito. Pero ¿cuál de todos ellos merece más la pena? y ¿cómo saberlo antes de que sea tarde? Para resolver esta cuestión, creo que lo mejor es fijarse en las últimas palabras de gente considerada de éxito. Las que dijeron justo antes de morir. Porque la experiencia nos dice que cuando uno se va a morir es cuando se sincera de verdad y reconoce si su vida valió la pena o no. Si él mismo considera que ha sido un éxito o no…
Este examen supera, naturalmente, las posibilidades de este post. Únicamente apunto el conocido caso del Marqués de Salamanca, hombre de éxito como pocos. Rico, poderoso, diputado, senador, ministro, grande de España, amigo de reyes, generoso como un príncipe… Sin embargo, algo debió faltar cuando poco antes de morir decía “Mi vida…, mi peor negocio”.
Aramis