De la cruz y el escudo del Real Madrid

            Mucho que hablar está dando la cruz que luce en su escudo el Real Madrid. Así, mientras en el partido que ha jugado en Kuwait hace unos días, la cruz lucía en la camiseta, excepto en las falsificaciones locales, -curiosos los escrúpulos exhibidos por el falsificador al que no importaba reproducir fraudulentamente la camiseta pero sí reproducir la cruz-, en la escuela que ha montado en Dubai por el contrario, ha preferido borrarla y exhibir un escudo sin la famosa cruz. Lo que da pie a la pregunta que hoy nos hacemos: ¿cuál es la trayectoria de la famosa cruz en el escudo del Real Madrid?

 

            El Real Madrid es, como se sabe, uno de los clubs de fútbol más antiguos de España y desde luego, el más laureado. Cumplió su primer siglito hace diez años, aniversario que muchos recordarán por aquella final de Copa jugada en su estadio con la que esperaba celebrar la importante efemérides, y perdida ante el Deportivo de La Coruña, en una de las noches tristes de su larga historia.

 

            No siempre lució sin embargo en su escudo una cruz, como no siempre fue el Real Madrid sino simplemente el Madrid Foot-Ball Club, nombre que le dieron sus fundadores, los hermanos Padrós, Joan y Carles, catalanes por más señas, paradojas de la historia.

 

            El primer escudo del Madrid, que extraigo como todos los que aquí presento de la propia página del club, se formaba de un curioso entrecruzamiento de las letras “C” (Club), “F” (Fútbol) y “M” (Madrid), que sólo los más informados reconocerían hoy como unido a la historia del club.

 

            En 1908, las mismas letras se reagrupan de una manera nueva que, por lo menos, se presentan ya de una manera reconocible a los más fieles seguidores del equipo de los grandes éxitos merengues.

 

 
           Y es sobre ese escudo remodelado que en 1920 le es colocada la corona -y con ella la cruz- al otorgarle Alfonso XIII el título de “Real” que llevará en adelante. Tanto que mientras en España al Madrí se lo abrevia así para no decir su largo nombre, cuando en el extranjero quieren hacer lo mismo lo abrevian como “el Real” y no como “el Madrí”.

 

            No recibe pues el club de fútbol la cruz sino como parte inseparable de la corona que es incorporada a su escudo, y no como símbolo autónomo. No por casualidad, no pierde el Madrí la cruz sino con ocasión de la proclamación de la II República, y ante la prohibición emitida por ésta no tanto de los símbolos religiosos como de los de la monarquía.

 

            El Madrí entonces podría haber optado por sustituír la corona real por la corona mural republicana que coronaba desde ese momento el nuevo escudo de España (en dos lugares por cierto, sobre el entero escudo y en el segundo cuartel coronando al león del reino de León). Pero en su lugar, se limita a dejar el escudo sin corona de ningún tipo, datando eso sí, se aquella época, el añadido de una franja transversal y de izquierda a derecha de color violeta, un color similar al que adquiría la bandera española de la República y que en un caso y en otro, bien podrían representar según se dice, un homenaje a Castilla.

 

            En 1941, desaparecida la República, y gobernando ya Francisco Franco, el club madrileño recupera la corona, que se yergue sobre un escudo rediseñado aunque con los mismos elementos esenciales que luce desde 1908, las letras “M”, “C” y “F” entrelazados de una manera característica.

            Unos años después sufre su última adaptación para modernizar sus formas, aunque una vez más, dentro de una morfología plenamente identificable con la tradicional del Real Madrid.

 

            He ahí, pues, la historia de esa cruz que tan de cerca ha acompañado la historia del Real Madrid. Una cruz que no es autónoma de la corona en la que va engarzada, que en todo momento sufre su misma suerte, y que luce ese magnífico club de fútbol declarado el más grande de todo el s. XX, en dos períodos diferenciados de su trayectoria histórica: desde 1920 hasta 1931, y desde 1941 hasta la actualidad. Es decir, durante ochenta y dos de los ciento diez años de acrisolada historia que atesora ya el campeonísimo equipo de fútbol, vencedor de treinta y dos campeonatos de liga, de nueve copas de Europa y de tres copas intercontinentales, que le convierten en el equipo más laureado del mundo.

 

 

            ^©L.A.