¿Por qué católico quiere decir casposo y anticuado?
Casposo:
Adjetivo. […] 5 Dicho de algo que no está de moda. (Wikidiccionario)
Anticuado:
1. adj. Que está en desuso desde hace tiempo; pasado de moda; propio de otra época. ( Diccionario de la R.A.E.)
Siguiendo estas definiciones, hoy me voy a fijar en lo que Monseñor Dominique Rey calificó en Manresa como el desfase cultural que existe entre los cristianos y el mundo actual:
“Un cierto número de cristianos (sacerdotes, laicos) están desanimados, cansados. Sobrecargados, no ven la llegada del relevo. Se consideran como “los últimos Mohicanos”. Se encuentran confrontados a nuevas generaciones que apenas adhieren al mensaje por el cual ellos han dado su vida. Están a menudo en desfase cultural con ellas, tanto en el plano del lenguaje como en el de costumbres y comportamientos. No tienen la llave de comprensión de esta evolución. Ellos estuvieron formados durante el periodo de la cristiandad, y heles aquí situados frente al desafío de una nueva evangelización, es decir, frente al relativismo moral, al pluralismo religioso, a la secularización y a la incultura religiosa.”
Este desfase cultural es muchas veces impedimento para llevar a cabo la Nueva Evangelización, por la sencilla razón de que el desfasado carece la capacidad de comprender y ser comprendido en la cultura postmoderna actual.
Esta dinámica es la que ocurre entre generaciones, pues muchas veces y especialmente en la cambiante cultura en la que vivimos donde diez años son un mundo, los mayores, léase padres o abuelos, no son comprendidos por sus hijos que viven en otro paradigma.
Hasta aquí lo normal; lo preocupante es cuando los propios jóvenes católicos no son comprendidos por los jóvenes que les son contemporáneos, debido a su inadaptación cultural al medio.
A las palabras de Mons. Rey yo añadiría que el problema no es sólo que las generaciones anteriores fueran formadas en otro modelo (régimen de cristiandad) sino que hoy en día, a pesar de reconocer que ese modelo ha muerto, seguimos educando a nuestros grupos, asociaciones, movimientos y seminarios en los principios y formas de ese paradigma de cristiandad caduco.
De esta manera un joven en la iglesia actual nace viejo (síndrome de Benjamin Button), y así es percibido por sus contemporáneos los cuales no lo entienden y le ridiculizan.
Es lo que el joven teólogo Joseph Ratzinger explicaba en “Introducción al Cristianismo” allá por los años sesenta, citando una fábula de Kierkegaard, para concluir que el teólogo actual no es comprendido porque aparece como un payaso a los ojos de sus contemporáneos.
Lo queramos o no la cultura que se genera en nuestras parroquias y movimientos tiene un más que cierto tufillo a naftalina, que hace que un “joven” católico se pueda identificar a la milla por sus maneras, forma de vestir y manera de hablar.
Sin caer en estereotipos ni clichés en plan Amo a Laura, el video que ridiculizó la postura cristiana sobre esperar para el matrimonio, lo cierto es que debiéramos preguntarnos hasta qué punto pecamos de falta de inculturización a la hora de acercarnos al mundo actual.
En España vivimos en una Iglesia que musicalmente está atrancada en algún punto entre los años 70 y los años 80, que sigue actuando como si viviéramos en una situación de cristiandad, cuyos líderes y figuras señeras, laicos o no, son gente que tiene de sesenta años para arriba.
Si nos vamos a realidades más jóvenes y teóricamente recientes, lo que encontramos es que la mayoría de los supuestos jóvenes son como poco treintañeros cuyas estética y modus operandi parecen de hace veinte años. Y los pocos jóvenes veinteañeros que hay actúan y se comportan como gente de cincuenta en cuanto te descuidas.
Los escasos grupos y movimientos con jóvenes no se dan cuenta de hasta que punto su estética, su música y sus maneras de hacer son de otra época (aviso a navegantes esto pasa aunque incorporen a su acerbo doscientas canciones contemporáneas).
Si nos ponemos a mirar la estética que se utiliza y sigue la Iglesia en sus publicaciones la cosa no está mucho mejor.
Un ejemplo perfecto es el YouCat que se presenta como si fuera el último grito en comunicación para los jóvenes.
Que me perdonen los que lo han diseñado y quien haya tomado las decisiones sobre cómo tiene que ser ese diseño al encargarles el trabajo a los sufridos diseñadores.
Al abrirlo mi primera sensación es que estoy leyendo el libro de religión con el que estudié en la E.G.B hace más de veinte años. Las fotos parecen viejas, la tipografía es demasiado clásica…y todo está recto e inmóvil.
En un momento en el que en publicidad todo lo que se hace para jóvenes tiene una maquetación visualmente móvil, altamente gráfica, y tipográficamente muy creativa, la Iglesia sigue presentando las cosas en el formato de los años 80… o por lo menos esa es la sensación que da.
Si vamos a Internet, con honrosas excepciones como Aleteia, proyecto sostenido por la Fundación de la Evangelización a través de los Medios, las paginas católicas están viejas antes de nacer. Su diseño es antiguo, su forma de comunicación sigue anclada en la modernidad, y visualmente dejan mucho que desear.
De la música no quiero ni hablar, porque musicalmente estamos a años luz de los Hillsong, Mat Redman y Tim Hughes del momento (cantantes cristianos con enorme éxito y difusión en el mundo anglosajón, cristiano y secular).
Doy fe de ello porque acabo de estar con ellos en Londres en el Royal Albert Hall en una conferencia de 4.200 personas (HTB Leadership Conference 2012). Si los Beatles tocaron en aquel lugar, estos músicos contemporáneos cristianos también han sabido estar a la altura poniendo la banda sonora a un encuentro de Liderazgo Cristiano en el que intervinieron gente de la talla de Rick Warren, Ken Costa, el arriba citado Monseñor Dominique Rey, o Tony Blair haciéndolo trending topic número 2 de Internet en todo el globo la semana pasada.
De verdad, en la Iglesia Católica vivimos en otra galaxia, y presentar el mensaje del Evangelio a la gente de hoy en día colgando un video mal hecho en Youtube no es suficiente.
No somos guay por tener una cuenta de Twitter, ni por ponerle musiquilla rock cristiana con estética de los ochenta a un encuentro, por hacer un Lipdub o un Flashmob, o por crear un grupo de Facebook.
El problema es que somos casposos, nuestra estética es casposa, nuestro lenguaje está anticuado…y todo lo que hacemos lleva ese sello.
Y qué decir de los métodos…
La Iglesia pide nuevos métodos…e insistimos en los viejos, con su estética incluida…como si la verdad estuviera en hacer las cosas como siempre se han hecho, y no en el Mensaje de Salvación que predicamos.
Al final Monseñor Dominique Rey tiene más razón que un santo, porque vivimos desfasados, y no hacemos nada por remediarlo.
El habla de una conversión pastoral de la Iglesia…y yo añado que además de eso debiéramos pedir una conversión a la contemporaneidad…en otras palabras, lo que unos cuantos obispos reunidos llamaron en el Concilio Vaticano II “aggiornamento”…el cual reclamo desde aquí para los tiempos contemporáneos, sabiendo que el aggiornamento de hoy es diferente del aggiornamento de mañana.