Superando la cultura de lo efímero
Superando la cultura de lo efímero
"La atención a los otros, desde hace siglos, ha llevado a la Iglesia a ser solidaria con los necesitados compartiendo los recursos y promoviendo estilos de vida más esenciales y luchando contra la cultura de lo efímero, que ha engañado a muchas personas, provocando una profunda crisis espiritual"
En esta breve fase encontramos muchos elementos para reflexionar. Aparte del lazo caritativo que la Iglesia despliega cuando es necesario, Su Santidad nos habla de la necesidad de vivir de manera más esencial. También nos habla del engaño de las apariencias caducas que se esconde detrás de la cultura de lo efímero. El consumismo que busca saciar nuestros deseos a través de llenarnos de bienes materiales innecesarios. Pero detrás de esta afirmación encontramos un problema considerable. ¿Cómo sostener un nivel de riqueza considerable si vivimos una vida centrada en lo esencial? Evidentemente es imposible. La economía moderna se fundamente en las escalas de producción, es decir, en el abaratamiento de los artículos cuando se fabrican en gran cantidad.
La riqueza, tal como se entiende hoy en día, se basa en la circulación de dinero a través de largas cadenas de consumidores y productores. Si no la cadena de cliente-servidor se detiene, todos los componentes de la cadena caen en la pobreza. Pero para mantenerla, cada elemento tiene que aportar un valor añadido a la cadena. Esta espiral de consumo conlleva muchos elementos dañinos. El primero sería contra el medio ambiente, ya que conlleva el agotamiento de materias primas, contaminación y degradación del medio ambiente. El segundo elemento es la cosificación del ser humano, que se educa como un esclavo capaz de producir y consumir sin preguntarse el sentido de su vida y sus actos.
La pregunta es dura, pero ¿Estamos dispuestos a ser más pobres económicamente para ser más ricos espiritualmente? ¿Estamos dispuestos a ser menos esclavos del consumo-producción para ser más libres en nuestra vida? Este es el tremendo dilema que tenemos delante nuestra y que ningún político se atreve a poner sobre la mesa.
La cultura de lo efímero ha engañado a muchas personas y todavía sirve de reclamo para que los políticos recaben votos en quienes añoran los años del dinero y los despilfarros.
¿Qué no dice Benedicto XVI? Tenemos que “educar para la superación de lógicas puramente materialistas, que a menudo caracterizan nuestro tiempo y terminan por nublar el propio sentido de la solidaridad y la caridad”.
Quizás pensáramos en que las alternativas a las lógicas materialistas son las lógicas comunistas, pero esto no es así. El comunismo conlleva el mismo materialismo que el capitalismo radical. Por ahí no van los tiros. ¿Qué opciones tenemos?
Básicamente "tenemos que preguntarnos, sobre todo en la región que es patria del Renacimiento, qué visión del hombre estamos en disposición de proponer a las nuevas generaciones " A partir de un modelo cristiano del ser humano, tenemos el desafío de desarrollar un modelo económico que no conlleve esclavitudes de uno u otro signo. ¿Fácil? Nada de eso. Es muy complicado desarrollar ese sistema económico y político que nos permita vivir dignamente siendo todos menos ricos y más libres.
Quizás el problema más grave al que nos enfrentamos es el desánimo, la frustración, el sentimiento de haber sido engañados y una tremenda desconfianza que nos corroe por dentro y fuera. Un ser humano roto y desesperado no busca soluciones. Nos toca rearmarnos con Esperanza para que creativamente podamos proponer soluciones que sean, al mismo tiempo, viables, éticas y espirituales. Es decir, sostenibles en todas las dimensiones humanas.
La solución no es sencilla. Nadie conoce cuál es. Si yo la conociera la daría con todo gusto. Sólo puedo señalar lo que nos indica el Santo Padre:
"Pidamos de Dios el consuelo moral para que la comunidad de Arezzo e Italia entera [y el mundo] reaccionen contra la tentación del desánimo y, fuertes también en la gran tradición humanista, retomen con decisión el camino de la renovación espiritual y ético, que solo puede conducir a una auténtica mejora de la vida social y civil"
La oración no deja de ser una herramienta fundamental para recomponer nuestra Esperanza y solicitar al Señor que recibamos la ciencia necesaria para superar la cultura de lo efímero.