De la carta que 25.000 mujeres han dirigido a Obama
por En cuerpo y alma
Helen M. Alvaré |
“No hablan Vds. en nombre de todas las mujeres”.
Y que reza así:
“Somos mujeres que apoyamos la voz autorizada ofrecida por las instituciones católicas en materia de sexualidad, matrimonio y vida familiar. La mayoría de nosotras somos católicas, pero algunas no. Somos demócratas, republicanas e independientes. Muchas, en algún momento de nuestras carreras, hemos trabajado para una institución católica. Estamos orgullosas de haber formado parte de una escuela, hospital o servicio social de esa institución. Estamos orgullosas de haber sido asociadas no sólo con el trabajo que las instituciones católicas realizan para la comunidad –particularmente para los más vulnerables- sino también del sentido compartido con los colegas que eligieron tal trabajo, porque en una institución religiosa un trabajo es siempre una vocación.
Aquéllos que actualmente invocan a “la salud de la mujer” en un intento de acallar a todo aquél que esté en desacuerdo con forzar a las personas o instituciones religiosas a violar sus más profundas creencias, están algo más que un poco equivocados, y son algo más que poco honrados. Incluso sin entrar en su simplicista ecuación por virtud de la cual control natal “sin costes” significa igualdad, nunca han respondido al importante número de investigadores que advierten de que muchas formas de contracepción producen graves efectos colaterales, o que algunas de ellas actúan destruyendo embriones, o que los programas contraceptivos del Gobierno inevitablemente transforman la manera en que contemplamos la sexualidad y el matrimonio, conduciendo a una sexualidad vacío, a más nacimientos extramatrimoniales y a más abortos. Y son las mujeres las que sufren desproporcionadamente cuando estas cosas suceden.
En lo relativo a estos temas, nadie puede hablar en nombre de todas las mujeres. Los que presumen de hacerlo así, simplemente tratan de desviar la atención sobre el hecho de que lo que realmente está en juego es la libertad religiosa. Cada una de nosotras, católica o no, está orgullosa de dar un paso al frente con la Iglesia Católica y sus enseñanzas ricas y vitalizantes en lo relativo a sexualidad, matrimonio y vida familiar. Invitamos al Presidente Obama y a nuestros representantes en el Congreso a permitir a las personas e instituciones religiosas continuar testimoniando su fe con todo su vigor”.
Y lo firman dos abogadas: Helen M. Alvaré doctora en derecho, profesora de derecho en la George Mason University, y Kim Daniels, doctora en derecho, ex consejera del Thomas More Law Center.
©L.A.
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