La Iglesia comunica mal ¿Es verdad?

La actualidad eclesial española nos lleva a la polémica del IBI (Impuesto de bienes inmuebles). ¿Debe pagar la Iglesia IBI o no? Hay opiniones para todos los gustos, pero las que más resonancia social parecen tener, son las más antieclesiales. ¿Por qué? 

Se dice en los medios católicos y aledaños, que la Iglesia no sabe comunicar y que esto se debe a los comunicadores. ¿Necesitamos nuevos comunicadores? ¿Nuestro problema es quienes difunden las noticias? 

Mi humilde opinión es que el problema no son los comunicadores. Existen estupendos comunicadores en los medios eclesiales, pero la sociedad parece ignorar todo aquello que dicen. Los altavoces antieclesiales no parecen verse afectados por la información contrastada y fundamentada que se transmite desde la Iglesia. No nos sorprendamos. Si unos medios deciden ir contra la Iglesia, es lógico que las personas que los oyen no se enteren de lo que se dice desde otras fuentes. Pero ¿Qué sucede con nosotros mismos, los católicos? Resulta no escuchamos los medios eclesiales o si los escuchamos, no damos relevancia a lo que se transmite por ellos. ¿Qué nos pasa? 

Les pongo un ejemplo en torno al concepto de Iglesia. Muchos de nosotros hemos adquirido el modelo de Iglesia que se difunde constantemente desde los medios antieclesiales. La Iglesia se entiende como una fuerza ajena a los católicos. Tendemos a hablar de la Iglesia en tercera persona y de forma desafectada. ¿Cómo es posible de personas educadas en colegios religiosos, catequizados de sobra, asistentes a las misas de forma regular, no se sientan Iglesia? Alguna experiencia tengo en contrastar el concepto de Iglesia con personas practicantes e incluso con cierto compromiso. Los resultados son escalofriantes. 

Si alguien consigue que otra persona asocie una palabra a un concepto erróneo y negativo, la batalla se pierde dos veces. La primera porque impide la comunicación fiable y la segunda porque aleja a la persona de aquello que se entiende como negativo. Es decir se crea un prejuicio comunicativo y vivencial en un solo movimiento. Jugada maestra que padecemos casi sin darnos cuenta. 

El problema de comunicación de la Iglesia tiene varios niveles. El que acabo de mostrar es de tipo formativo. Si no formamos a los católicos para que entiendan con propiedad qué es la misma Iglesia ¿Qué futuro tenemos? Tenemos un problema formativo considerable que tenemos que abordar con cierta urgencia. Las catequesis socio-emotivas son geniales, pero no preparan a nadie para defenderse de conceptos erróneos sabiamente envueltos en papel de celofán. El conocimiento reflexivo y profundo es muy importante para saber ser crítico. La emotividad es fácilmente doblegada en base a razonamientos aparentemente ciertos cuando no se tiene base crítica para contrastarlos. Cada vez es más necesario que los catequistas sepan utilizar el lenguaje y formas que se van a encontrar las personas en los medios de comunicación.

Pero este problema nos lleva a otro: la focalización de la información eclesial. La Iglesia basa su comunicación en focos de comunicación que son fácilmente desacreditados. Los medios católicos no son relevantes cuando hablan de la Iglesia. El entendimiento antieclesial está muy arraigado en nuestra sociedad, lo que es posible bloquear fácilmente la comunicación por medio de prejuicios que son socialmente bien vistos. 

Pero hay más. Los católicos no seguimos la actualidad eclesial, por lo que no podemos crear una caja de resonancia que dé veracidad a la comunicación institucional. Los católicos nos interesamos poco por conocer la actualidad de la Iglesia en todos sus niveles. ¿Cómo vamos a apoyar la información eclesial si no sabemos lo que sucede dentro de la Iglesia? Estar informados es un compromiso que debe ser tomado en cuenta por todos nosotros. 

¿La iglesia comunica mal? Me temo que si, pero solventar este problema es tarea y compromiso de todos, no sólo de los portavoces institucionales. En la sociedad en que vivimos, la palabra de un fiel, bien formado e informado, suele ser más relevante que los discursos de los portavoces institucionales. La Nueva Evangelización tiene una importante faceta comunicativa asociada a cada uno de nosotros. Estimado lector, tenemos una misión complicada que realizar, ya que comunicar la Fe es misión de todos. ¡Ánimo!