¿Funciona bien nuestra Parroquia?
¿Funciona bien nuestra Parroquia?
Puede consultar más sobre el tema en el artículo Los 7 criterios del obispo Dominique Rey para saber si una parroquia o comunidad «funciona bien» publicado en este portal hace unos días.
Lo que me ha resultado más interesante del artículo han sido los comentarios de los lectores. Por algo el Ángel de la Iglesia e Laodicea (Ap 3, 1516) dice que los tibios serán vomitados de la boca del Testigo Fiel. Cuando se suscita una polémica que incide en algo que sentimos como propio, no podemos quedarnos en medianías políticamente correctas. Se abren las manos hacia aquellas afirmaciones que sentimos propias o se critica con dureza lo que contradice de lleno nuestros anhelos. Yo veo bien que se discuta y los diferentes puntos de vista se pongan sobre el tapete.
Las palabras del Obispo de Toulon fueron realizados en un Congreso sobre Nueva Evangelización y creo que los siete indicadores que se reseñan, nos pueden permitir saber si una parroquia está preparada para abordar este reto o no. Es evidente que en siete breves puntos no se pueden condensar todas las dimensiones eclesiales que posee la parroquia en su interior.
Pero ¿Qué dimensiones eclesiales tiene la parroquia? Esto me pregunté cuando leí estos puntos. Empecé a investigar y reflexionar sobre el tema. ¿Cómo es que nunca nadie me ha hablado sobre qué es una parroquia? Toda una vida incluido dentro de una comunidad y nunca me he preguntado sobre qué es esa comunidad. Bueno, creo que me contentaba con aceptar la comunidad tal como es. ¿Para que conceptualizar y crear modelos sobre algo tan evidente? Pues, no crea, nunca viene mal tener las ideas claras antes de opinar sobre cualquier tema. Este fin de semana estuve revisando muchas citas bibliográficas, esquemas, opiniones, artículos y creo haber encontrado un modelo que me permite entender un poco mejor qué es una parroquia.
De forma breve, la Parroquia es Iglesia en todas sus dimensiones. Como Iglesia, es el cuerpo místico de Cristo más cercano a nosotros y en donde podemos participar de forma más directa. Cristo, Sacerdote, Rey y Profeta se hace presente en la Parroquia a través de la Liturgia, Comunidad y Anuncio. Además, existen dos dimensiones mixtas que son la catequesis y el servicio, que se corresponden a Cristo Maestro y Siervo. Todas estas dimensiones quedan enlazadas por la centralidad de Cristo Mesías, como víctima que se ofrece por todos nosotros. La dimensión martirial de toda comunidad eclesial la tenemos algo (mucho) olvidada.
En los comentarios sobre las palabras de Mons. Dominique Rey, se evidencia como cada de persona defiende el carisma que le une a su parroquia y evidentemente, el más importante para él. Lo curioso es que todos tienen razón. Todos los aspectos que se indican en los comentarios son esenciales. Si faltara uno de ellos el andamiaje de la comunidad se cae y la comunidad se vuelve residual y mortecina.
La dimensión que más me ha llamado la atención es la de Cristo-Rey que se ofrece a nosotros como comunidad (Koinonia). Fraternidad no es ir a misa los domingos sin molestar a quienes tengo cerca y volver a casa corriendo. La fraternidad es un elemento activo que hemos ido olvidando y sustituyendo por una actitud pasiva y desafectada.
Es evidente que el Párroco no puede ser capaz de llevar todo esto sobre sus espaldas. Necesita de todos. De ahí que sea necesario que sepa delegar en aquello que no es función exclusiva suya. Este matiz es importante, ya que delegar por delegar puede llevarnos a un sinsentido. ¿Cómo delegar sin que se pierda cohesión en la comunidad? Indudablemente, tendrá que saber discenir los dones y carismas de las personas y formar a estas en las labores que tendrán bajo su responsabilidad. La comunidad debe ser un ámbito de vida que nos llene de gozo, que nos oxigene, que nos permita vivir la sacralidad, la caridad, la formación, etc de forma más profunda. No es lo mismo vivir una Eucaristía rodeado de personas desconocidas, que vivirla sabiendo que quienes nos rodean la sienten y viven en sintonía con nosotros.
Quizás el punto menos comprendido de los que expuso del Obispo de Toulón, haya sido el cambio de sus estructuras. Igual que en la delegación de funciones, si nos ponemos a cambiar por cambiar, esto nos llevaría a que la comunidad languidezca por falta de sentido. Yo pienso que las estructuras son más muros que andamios. Muros que nos impiden acercarnos unos a otros, vivir la Fe, formarnos, vivir la profundidad y belleza de la Liturgia, realizar caridad de verdad en nuestro entorno, etc. Es decir, convertirnos por la gracia de Dios, para dejar de ser murallas que impiden que Cristo se haga presente en todas las dimensiones eclesiales.
El Obispo de Toulón tiene toda la razón en cuanto a que los jóvenes buscan cada vez más la profundidad y la belleza de la Liturgia. Si desvalorizamos los sacramentos, estamos poniendo muros a los caminos por los que Dios se comunica.
El tema de los grupos pequeños ha sido también controvertido. ¿Qué grupos y qué células? Si pretendemos vivir como cristianos en todo momento de nuestra vida, siempre es bueno contar con amigos que se reúnan en una u otra casa. Qué mejor que los temas de los que se hable sean aquellos que nos hacen cristianos. No se trata de vaciar de contenido la Parroquia y su asamblea, sino de hacerla llegar a todos los rincones de nuestra vida.
Algún comentario fue certero al preguntar por qué un nuevo creyente no se le puede llevar directamente a la parroquia. ¿Son estos grupos más que la comunidad parroquial?
Creo que el término, “nuevo creyente” ha sido el causante de la diferencia de opiniones. No es lo mismo una persona curiosa que se acerca a ver “de qué va” la Iglesia, que una persona que desea integrarse en la Iglesia. Hay personas que asocian la Iglesia a las estructuras e instituciones y no la relacionan con quienes la formamos. Siempre será más fácil el acercamiento si se ha pasado por un periodo en que se cuestionen amigablemente sus prejuicios negativos. Esto será siempre más fácil en un ambiente distendido de amistad y en un terreno aparentemente neutral.
Por lo tanto, créame, no veo nada mal los 7 puntos que indicaba del Obispo de Toulón. Los flecos que conlleva enunciarlos de forma tan breve, han permitido que reflexionemos sobre el tema y hayamos sacado jugo de los aspectos que nos parecieron menos acertados
Gracias por tener la paciencia leer este comentario. Que Dios le bendiga.