Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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80 años después de estos dramáticos sucesos

Martirio en la Cartuja de Montalegre (y 8)

por Victor in vínculis

Fueron seis los cartujos asesinados en 1936: los PP. Dom Célestin Fumet y Dom Isidoro Pérez el 20 de julio en el traslado a Badalona, y los PP. Dom Manuel Balart, Dom Agustín Navarro y Dom Luís Sellarés al ser capturados y ejecutados en Barcelona el 15 de octubre, sin que se hayan podido localizar sus restos. El hermano Guillermo Soldevila fue detenido el 5 de agosto y asesinado, sin que se encontrase su cadáver. El capellán de la Conrería Mn. Pedro Riba Palá, sacerdote secular, asesinado camino de Badalona, es considerado también como mártir cartujano.

LOS MONJES HERIDOS, DEL HOSPITAL A LA CÁRCEL MODELO 

De los monjes tiroteados en la carretera de Montalegre a Badalona, sobrevivieron los PP. Dom Juan Bautista Ciérco (Prior), Dom Miguel Dalmau (Vicario) y Dom Benigno Martínez (Antiquor), que estuvieron en el hospital de Badalona bajo el cuidado del Dr. Gubern hasta el 17 de marzo de 1937 en que se les dio el alta, pero no la libertad, sino que fueron conducidos a la 6ª galería de la cárcel Modelo de Barcelona, llamada “el convento”, porque la mayoría de internos eran religiosos, estando presos 8 meses hasta su liberación en octubre de 1937. 

Una vez liberados, los padres Juan Ciérco y Benigno Martínez fueron acogidos por la familia Pascual, que semanas después acogió a Dom Miguel Dalmau, hasta que partió a casa de su familia en Báscara. El 29 de junio de 1938 pudieron cruzar la frontera el Antiquor Dom Benigno Martínez, que por Irún llegó a la cartuja de Miraflores en Burgos, y el Prior Dom Juan B. Ciérco, que llegó a la Cartuja francesa de Montrieux. 

Al terminar la guerra, el Doctor Luís Gubern fue depurado por haber trabajado en el hospital de Badalona durante la guerra. Dom Antonio Abella, Rector entonces de la Cartuja, intervino para lograr su absolución. Lo refiere así en su libro: 

“La víspera del juicio ante el tribunal militar, el abogado Sagarra subió a Montalegre y me rogó me presentara ante el juez. Fui al Palacio de Justicia, y al ser recibido, le manifesté que la acusación se debía a envidia de médicos enemigos suyos, pues el Dr. Gubern asistió con especial pericia y cariño a nuestros heridos en el Hospital de Badalona, y fue quien instaló el Sanatorio en la Cartuja, que era obra benéfica, no política, una de las acusaciones. Pedí su absolución. 

El juez se me quejaba de que los sacerdotes, antes perseguidos, ahora salían en defensa de los procesados. Respondí: 

-Nada me mueve, sino la defensa de la verdad. Las acusaciones son hijas de la envidia. Sería penoso condenar a un inocente

El Juez me dijo: 

- ¿Me da Ud. su palabra de cartujo?

-¡Si, si!, insistí. 

El mismo día el Dr. Gubern fue puesto en libertad condicional y no hubo proceso”.

PASAPORTE COLECTIVO DEL CONSELLER DE LA GENERALITAT 

El Sr. Vilá preparó la salida de ocho monjes hacia Italia. Se valió de una amistad en el consulado, y de la Srta. Marquina, secretaria del Conseller de Governació, Sr. Josep María Espanya. El Sr. Vilá solicitó el favor al Conseller, quien firmó el pasaporte sin fotografías, que serían añadidas después. Era un documento singular: una simple hoja de papel con las fotografías hechas luego por Andrés Clarós, en que se hacía constar: 

Facultamos a: Dom Salvador Pazos, Dom Antonio Abella, Dom Jaime Más y los hermanos Isidoro Campos, León Barbería, Félix Rueda, Julián Sierra y Rafael Cantero de...tal y tal edad… para que puedan trasladarse a Italia. Firmado Sr. Josep María Espanya i Sirat, Conseller de Governació. Generalitat de Catalunya. 

El barco italiano salía al día siguiente, y se tenían que ultimar las gestiones en el consulado. Andrés Clarós con su pequeña máquina fotográfica hizo aquella noche fotos a cada uno de los monjes y las pegó en el documento. El Sr. Vilá, que como embalsamador tenía contacto con la funeraria, había apalabrado un furgón fúnebre para el traslado de los monjes a Barcelona, pero no se presentó, y se perdió la conexión con el barco. Dos días después, se intentó otro medio de transporte con un nuevo pasaporte en blanco, lo que, al ser descubierta la trama, costó el puesto a la Srta. Marquina en Governació.

Finalmente, el 3 de agosto pudo partir el grupo de cartujos de casa Clarós a Barcelona. El Sr. Vila los acompañó al consulado que autorizó pudieran viajar gratuitamente hasta Italia. Se demoraron los trámites y se tuvieron que alojar todos juntos en el altillo de una pensión de confianza. El primer viernes 7 de agosto embarcaban en el barco italiano Principesca Giovanna [sobre estas líneas], a bordo del cual encontraron a otros muchos religiosos y sacerdotes. Por sus actuaciones, el Sr. Vilá sería investigado por el S.I. M. por desafección a la República.

CARTUSIA SANCTOS FACIT, SED NON PATEFACIT

El Doctor Clarós introduce su tesis con unas consideraciones que, hacemos nuestras como conclusión de este resumen: 

Durante la Guerra Civil la Cartuja de Montalegre sufrió el ataque de turbas revolucionarias que la asaltaron y provocaron la muerte de seis monjes y la detención del resto. Su vida se hallaba en peligro, pero gracias a la arriesgada y afortunada intervención de familias catalanas, pudieron salvarla, refugiándose en sus casas, y posteriormente, unos ser repatriados a sus países de origen, y otros obtener un salvoconducto para huir a Italia en barco. Las familias bienhechoras actuaron coordinadamente en forma silenciosa y organizada, pero sin poder evitar que seis monjes cartujos fueran asesinados”.

Dice el Dr. Clarós: “80 años después de estos dramáticos sucesos, nos proponemos hacer una cita objetiva de los testimonios recogidos de los que lo sufrieron, lo contaron y lo dejaron escrito, así como el de los pocos que aún viven y lo recuerdan. Consultar en el Arxiu Privat de la Cartuja de Montalegre, todos los documentos que existen han sido de gran valor por tratarse de una fuente, en su mayoría, nunca consultada y menos publicada".

La Orden de la Cartuja no insta procesos de canonización: “Cartusia sanctos facit, sed non patefacit” (la Cartuja, hace santos, pero no los proclama), pero invoca la protección de sus mártires, que se hallan en el Cielo en primera fila ante el trono del Cordero, Rey de los Mártires, intercediendo por nosotros. Sigamos su ejemplo, mientras contemplamos como la Cruz está firme, mientras el mundo da vueltas.

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