Más mártires españoles
Recapitulamos, una vez más, el cómputo de los mártires de la persecución religiosa española que ya están en los altares y de los que en fecha próxima lo estarán. Sumando los beatificados por el Beato Juan Pablo II (468) y los de Benedicto XVI (530): en total suman 998 beatos. Durante el pontificado del Papa Wojtyla 11 mártires fueron canonizados.
PONTIFICADO DEL BEATO JUAN PABLO II
Juan Pablo II beatificó a 468 mártires de la persecución religiosa en España y 11 más fueron beatificados y canonizados (San Pedro Poveda y los mártires de Turón – ocho hermanos de La Salle y un padre pasionista – y un hermano de La Salle de Tarragona). En total 479 durante los 27 años de su pontificado.
PONTIFICADO DE BENEDICTO XVI
Los primeros mártires beatificados durante el pontificado de Benedicto XVI fueron el Beato Josep Tàpies Sirvant y seis sacerdotes diocesanos de la diócesis de Urgell junto a la religiosa mallorquina Beata María de los Ángeles Ginard Martí. La ceremonia tuvo lugar el 29 de octubre de 2005.
Dos años después, el 28 de octubre de 2007, llegó la beatificación de 498 mártires (2 Obispos -Cuenca y Ciudad Real-, 24 sacerdotes diocesanos, 462 religiosos, 1 diácono, 1 subdiácono, 1 seminarista y 7 laicos) que pertenecían a 23 Causas.
Dos años después, el 28 de octubre de 2007, llegó la beatificación de 498 mártires (2 Obispos -Cuenca y Ciudad Real-, 24 sacerdotes diocesanos, 462 religiosos, 1 diácono, 1 subdiácono, 1 seminarista y 7 laicos) que pertenecían a 23 Causas.
El 23 de enero de 2010 fue beatificado en la Basílica de Santa María de Mataró (Barcelona), el sacerdote diocesano Beato Josep Samsó i Elias, martirizado el 1 de septiembre de 1936.
El 17 de diciembre de 2011 en la Catedral de La Almudena de Madrid subieron a los altares el Beato Francisco Esteban Lacal, sacerdote profeso, y 21 compañeros de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Virgen Inmaculada.Los religiosos trabajaban en Pozuelo y casi todos fueron ejecutados en Paracuellos del Jarama (Madrid). Junto al grupo de Oblatos fue beatificado el seglar y padre de familia Cándido Castán San José, vecino del pueblo de Pozuelo, que fue detenido en su casa y llevado al convento para ser ejecutado “por su vivencia no disimulada de la fe católica”.
Así que el cómputo total de los mártires de la persecución religiosa española durante el pontificado de Benedicto XVI es de 530 mártires.
A LA ESPERA DE LUGAR Y FECHA
A la espera de la fecha de beatificación, puesto que han sido aprobados sus respectivos decretos de martirio por el Papa Benedicto XVI, sumamos otros 116 (530 ya beatificados + 116 a la espera de fecha suman en total 646). Las fechas de aprobación fueron:
3 de julio de 2009
· Teófilo Fernández de Legaria Goñi y cuatro compañeros, sacerdotes profesos de la Congregación de los Sagrados Corazones, asesinados por odio a la fe el 11 de agosto de 1936.
1 de julio de 2010:
· José María Ruiz Cano, Jesús Aníbal Gómez Gómez, Tomás Cordero Cordero y trece compañeros de la Congregación de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María; asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España en 1936.
· Carmelo María Moyano Linares y nueve compañeros de la Orden Carmelita; asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España en 1936.
10 de diciembre de 2010:
· José Nadal y Guiu y José Jordán y Blecua, sacerdotes diocesanos muertos en Monzón (Huesca) durante la persecución religiosa el 12 de agosto de 1936.
· Antonio (Miguel) Faúndez López y Buenaventura (Baltasar Mariano) Muñoz Martínez, sacerdote y clérigo, respectivamente, de la Orden de los Frailes Menores. Junto con Pedro Sánchez Barba y Fulgencio Martínez García, ambos párrocos, sacerdotes de la Tercera Orden Seglar de San Francisco de Asís, muertos todos ellos en Murcia durante la persecución religiosa en 1936.
27 de junio de 2011:
- El obispo Salvio Huix Miralpeix nació en la localidad de Santa Margarita de Vellors el 22 de diciembre de 1877 y fue asesinado por odio a la fe en Lérida, sede que ocupaba como titular cuando fue martirizado el 5 de agosto de 1936.
- Sor Josefa Martínez Pérez y doce compañeras que murieron también por odio a la fe en diversos lugares de la archidiócesis de Valencia entre el 19 de agosto y el 9 de diciembre de 1936. Las trece religiosas eran Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
19 de diciembre de 2011:
- Hno. Luis Orencio (Antonio Solá Garriga) y dieciocho compañeros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, de Antonio Mateo Salamero, sacerdote diocesano, José Gorostazu Labayen, laico, padre de familia; asesinados en odio a la fe, en diversos lugares de la Archidiócesis de Madrid.
- Alberto María Marco y Alemán y ocho compañeros de la orden de los Carmelitas de la Antigua Observancia, así como Agustín María García Tribaldos y quince compañeros, del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, asesinados en odio a la fe, en diversos lugares de la Archidiócesis de Madrid, entre 1936 y 1937.
- Mariano Alcalá Pérez y dieciocho compañeros, de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, asesinados por odio a la fe en diversos lugares de la diócesis de Lérida, entre 1936 y 1937.
EL CARDENAL ÁNGELO AMATO
En la homilía del pasado sábado en la Catedral de La Almudena durante la beatificación de los mártires Oblatos de María Inmaculada, el cardenal Amato recordó la historia del sacrificio de estos religiosos para “avivar la llama del testimonio”. Al final de la homilía nos invitaba a imitar “la fortaleza de los mártires, la solidez de su fe, la inmensidad de su amor y la grandeza de su esperanza. Que demos testimonio de fe y verdad ante el mundo y ellos sean maestros de vida para sus hermanos oblatos y puedan fortalecer su amor a Cristo, su Iglesia y los misioneros de la nueva evangelización en todo el mundo. Que la Inmaculada nos ayude a celebrar la Navidad con corazón puro y santo”. Concluimos con las ideas que desgranó el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Durante la II República, especialmente en los primeros meses de la guerra de 19361939, prosiguió el Cardenal, “descendió sobre España un furor antirreligioso que contaminó gravemente a la sociedad, hasta secar en el corazón los sentimientos de bondad y fraternidad, y ellos fueron víctimas inocentes de este fanatismo anticatólico que hirió a sangre fría a obispos, sacerdotes, consagrados y laicos… Más de siete mil son verdaderos y auténticos mártires, muertos como los primeros mártires de la Iglesia por odio a la fe”.
Los veintitrés mártires “no eran delincuentes ni habían hecho nada malo, al contrario, su único deseo era hacer el bien y anunciar el Evangelio de Jesús. Queremos recordar los nombres de los religiosos oblatos porque la Iglesia les ama y les honra… ya que fueron testigos valiosos de la bondad de la existencia humana pese a la crueldad de sus perseguidores. Y lo hicieron “sin armas, con la fuerza irresistible de la fe en Dios. Ellos han vencido el mal, es su preciosa herencia de fe”.
Los verdugos fueron olvidados, sin embargo, “las víctimas inocentes son recordadas… Cuando el hombre arranca de su conciencia los mandamientos de Dios, rompe también de su corazón el bien. Perdiendo a Dios, el hombre pierde también su unidad”.
“Todos los religiosos fueron detenidos sin proceso, ni pruebas, ni posibilidad de defenderse... Por tanto, es bueno no olvidar esta tragedia y no olvidar tampoco la reacción de nuestros mártires a los gestos malvados de sus asesinos. Respondieron rezando, perdonándoles, y aceptando con fortaleza la muerte por amor a Jesús. Y es que los mártires nos enseñan que nuestro testimonio del Evangelio pasa no sólo por una vida virtuosa sino también, a veces, por el martirio”.
“Este es el mensaje que nos ofrecen los beatos. La sociedad no tiene necesidad de odio, de violencia y de división sino de amor, de perdón y de fraternidad”.
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