Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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20h del 28 de noviembre, en el Arroyo de San José de Paracuellos

por Jorge López Teulón

           Siguen pasando las horas. En el frío suelo de lo que va a convertirse en la “mayor catedral edificada sobre la sangre de los mártires”, también la sangre de los hijos de San Juan Bosco es recibida como verdadera semilla de entrega, de santidad y de vida. La fotografía que nos muestra a los seis salesianos, nos recuerda que tres de ellos han sido asesinados esta mañana. Sin embargo, el Beato Francisco José Martín López de Arroyave (que nació en Vitoria el 24 de septiembre de 1910) sufrió el martirio a las diez y media de la mañana del 8 de noviembre. El Beato Manuel Martín Pérez (que nació en Encinasola de los Comendadores (Salamanca) el 7 de noviembre de 1904) murió en la saca de la madrugada del 7 al 8 de noviembre y el Beato Ramón Eirín Mayo (que nació el 26 de agosto de 1911 en La Coruña) que se cree que, con toda seguridad, fue fusilado aquí el 15 de diciembre de 1936.


En el actual cementerio de Paracuellos puede verse la cruz sobre la posible localización en la fosa donde yacen los salesianos. En un lateral se han colocado sus fotos y su dies natalis.
 
Beato Valentín Gil Arribas
Nació el 14 de febrero de 1897 en Rábano (Valladolid). Hizo el aspirantado en el colegio de Carabanchel Alto y, allí mismo, el noviciado, profesando como salesiano en 1916. Estuvo destinado en Alicante, Sarriá-Barcelona y La Coruña. En 1927 fue destinado a Astudillo (Palencia), en 1930 a Mohernando (Guadalajara), un año después, a Carabanchel Alto de nuevo y en 1935 al madrileño colegio San Miguel Arcángel, donde, al cabo de un año, sufrió la persecución que le llevó al martirio.
Eran características de don Valentín, el espíritu de trabajo y una caridad que dejaba siempre contentos a los hermanos. En verano, con gusto iba a alguna de las casas en que había colonias escolares. Sencillo y bueno, no se retraía de pedir perdón, cuando su genio vivo, le hacía excederse.
El Beato compartió vicisitudes con don Manuel Martín, después de dejar ambos el colegio del Paseo de Extremadura. Juntos se acogieron en el domicilio de un conocido y más tarde se trasladaron ambos a una pensión de la calle Atocha. En el registro que sufrieron allí el día 17 de septiembre, don Valentín fue apresado y conducido a la comisaría del distrito. Al día siguiente ingresó en la cárcel Modelo donde permaneció hasta que, el 16 de noviembre, fue trasladado a la prisión de San Antón. Los tribunales populares le condenaron por ser religioso y once días más tarde, el 27 de noviembre, el delegado de Orden Público firmaba una irónica y trágica “orden de libertad” para 46 presos de dicha cárcel, entre ellos don Valentín Gil. El día 28, “cumplimentada” esta orden, los cuarenta y seis presos incrementaban el número de fusilados en una de las tétricas expediciones a Paracuellos del Jarama.



 
Beato Justo Juanes Santos
Nació en San Cristóbal de la Cuesta, Salamanca, el 31 de mayo de 1912. Era de carácter fuerte, decidido, noble corazón, sin respetos humanos para cortar a tiempo toda murmuración, particularmente contra sacerdotes o su maestro. A los 13 años, ingresó en el aspirantado de Astudillo y, de allí pasó al colegio San Miguel Arcángel de Madrid. Hizo el noviciado en Mohernando (Guadalajara), donde profesó en 1932. Tras realizar los estudios de filosofía, lo destinaron a la casa de Madrid-Atocha para sus prácticas pedagógicas. En julio de 1936 le faltaba todavía un año para terminarlas. Era clérigo trienal.
Cuando, entre el 19 y 20 de julio, los salesianos de la comunidad de Atocha se vieron obligados a marcharse del colegio, Justo se refugió en una pensión de la calle Fuencarral, 154. Unos días más tarde se le unió el coadjutor salesiano don Andrés García, también del colegio de Atocha, que había estado detenido en la Dirección General de Seguridad con otros salesianos de la misma comunidad.
Don Justo, don Andrés, y la dueña de la pensión, fueron detenidos el 9 de octubre. Al primero, los milicianos que realizaron la inspección, le habían encontrado algunos objetos religiosos. Después de pasar la noche en la Dirección General de Seguridad, tanto don Justo Juanes como don Andrés García, ingresaron en la cárcel Modelo. De allí, el clérigo trienal pasó a la cárcel de San Antón, donde permaneció hasta que, junto con otros dos salesianos de la comunidad de Atocha también, don Anastasio Garzón y don Valentín Gil, salió para ser fusilado en Paracuellos del Jarama el día 28 de noviembre de 1936. Los tres partieron hacia la muerte con gran firmeza de ánimo, según un testigo presencial.
 
Beato Anastasio Garzón González
Nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), el 7 de septiembre de 1908. En 1923 entró como alumno de mecánica en las escuelas salesianas de Atocha, de donde pasó al noviciado de Carabanchel Alto. Allí profesó como salesiano en 1929. Desde este año, hasta que renovó los votos en 1932, perteneció a la comunidad de A Coruña. Seguidamente estuvo en San Benigno Canavese (Turín), perfeccionándose en la mecánica, y los dos últimos años, de 1934 a 1936, en la casa de Atocha. Buen maestro y celoso asistente, don Anastasio se desvivía por sus alumnos, que le correspondían con verdadero afecto.
            Luego del asalto al colegio, la tarde del día 19 de julio, este coadjutor salesiano de la casa de Atocha se refugió durante unas horas en casa de un antiguo alumno. Seguidamente pasó al domicilio de otro conocido del colegio, que también se vio obligado a abandonar dos días después, debido a varios registros del mismo practicados por milicianos. El día 27 de julio llegó a la pensión Asturiana, en la calle Abada, 10, pidiendo albergue. En ella se unió al sacerdote salesiano don Fortunato Saiz. Allí le detuvieron dos hombres armados, el 7 de septiembre, por ser salesiano. Fue llevado a la Dirección General de Seguridad y recluido en los calabozos hasta que, a las cinco de la madrugada, salió de allí camino de la cárcel Modelo. Todavía sufrió don Anastasio otro traslado a la cárcel de San Antón el día 16 de noviembre. Le instalaron en una de las grandes galerías, donde estuvo hasta el día 28 del mismo mes. Salió para la muerte en una de las sacas de presos asesinados en Paracuellos del Jarama, el 28 de noviembre.



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