Aritmética para imbéciles
por Alejandro Campoy
Los comienzos del presente otoño están teniendo el mágico efecto de hacerme sentir como un marciano. Me siento extraño en este planeta, al menos en este país, y siento todo y a todos los que me rodean como si de una especie extraña se tratara. Sin duda, el marciano y el extraño soy yo, no es posible que todos opinen lo mismo salvo yo: es evidente que la excepción y la rareza residen en mí.
Todo a mi alrededor es un contínuo clamor ante la suspensión de ciertos servicios, ante la falta de pago de algunas cantidades adeudadas, ante la limitación de los recursos destinados a educación, sanidad y otras prestaciones; todo a mi alrededor es un contínuo clamor ante los nuevos gobernantes de varias autonomías, por lo general pertenecientes al Partido Popular: con ellos llegó el fin de fiesta, llegó el fin del bienestar, llegó la injusticia y la insolidaridad.
Y desde mi perplejidad marciana, en una ocasión reciente mantuve una breve conversación con un sindicalista chillón que recorría las calles agitando sus banderas:
-¡No a los recortes, no al desmantelamiento de la escuela pública, no a la privatización de la enseñanza!
No tuve más remedio que interpelarle:
-Lo que parece ocurrir es que no hay dinero.
-¡Pues que ahorren en otra cosa!
-¡Ah!. Verás, imaginemos que a tí te dan el 1 de enero de 2011 10.000 euros justos para que hagas frente a tus gastos durante todo el año. Bien, tu decides gastártelo todo de tal forma que el 31 de marzo ya no te queda ni un sólo céntimo de todo eso.
Pero aún hay algo peor: has comenzado obras faraónicas para construir un aeropuerto en el que no aterrizan aviones, líneas de alta velocidad que no llevan viajeros, macrohospitales con pretensiones de ser los mejores de Europa, has regalado libros de texto y ordenadores a todos los chavales, y has dejado todo eso sin pagar. Resulta entonces que en abril ya no te queda nada de tus 10.000 euros y además tienes deudas por valor de otros 100.000 ¿Sabes lo que harían contigo tus acreedores?
-Me denunciarían y me meterían en la cárcel por insolvente.
-De acuerdo. por lo tanto, lo que debes reclamar desde ahora mismo es que los anteriores gestores, los socialistas de Barreda y compañía, sean juzgados y encarcelados de inmediato, al igual que los tripartitos del señor Montilla y el resto de delincuentes que han arruinado y aún siguen arruinando la educación, la sanidad y los servicios sociales de este país, y lo que debes hacer de inmediato también es intentar colaborar con los nuevos gestores para ver si aún es posible salir de este pozo negro en el que nos ha METIDO EL SOCIALISMO, ENTIÉNDELO BIEN, SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE EL SOCIALISMO.
Pero quizás tú no seas sino uno más de ellos, por lo que lo que procede de inmediato es que te dirijas a la cárcel más cercana y pidas tu reclusión como reo de estafa y robo generalizado a la comunidad.
El furioso sindicalista siguió su camino agitando sus banderas, pero ya no gritaba. Un soplo en el cogote le hizo pensar que quizás hay una mayoría de la población deseando ver en la cárcel a tan nefastos personajes, y que quizás ya no estén dispuestos a permitir por más tiempo la impunidad. ¿Será esto posible?
Todo a mi alrededor es un contínuo clamor ante la suspensión de ciertos servicios, ante la falta de pago de algunas cantidades adeudadas, ante la limitación de los recursos destinados a educación, sanidad y otras prestaciones; todo a mi alrededor es un contínuo clamor ante los nuevos gobernantes de varias autonomías, por lo general pertenecientes al Partido Popular: con ellos llegó el fin de fiesta, llegó el fin del bienestar, llegó la injusticia y la insolidaridad.
Y desde mi perplejidad marciana, en una ocasión reciente mantuve una breve conversación con un sindicalista chillón que recorría las calles agitando sus banderas:
-¡No a los recortes, no al desmantelamiento de la escuela pública, no a la privatización de la enseñanza!
No tuve más remedio que interpelarle:
-Lo que parece ocurrir es que no hay dinero.
-¡Pues que ahorren en otra cosa!
-¡Ah!. Verás, imaginemos que a tí te dan el 1 de enero de 2011 10.000 euros justos para que hagas frente a tus gastos durante todo el año. Bien, tu decides gastártelo todo de tal forma que el 31 de marzo ya no te queda ni un sólo céntimo de todo eso.
Pero aún hay algo peor: has comenzado obras faraónicas para construir un aeropuerto en el que no aterrizan aviones, líneas de alta velocidad que no llevan viajeros, macrohospitales con pretensiones de ser los mejores de Europa, has regalado libros de texto y ordenadores a todos los chavales, y has dejado todo eso sin pagar. Resulta entonces que en abril ya no te queda nada de tus 10.000 euros y además tienes deudas por valor de otros 100.000 ¿Sabes lo que harían contigo tus acreedores?
-Me denunciarían y me meterían en la cárcel por insolvente.
-De acuerdo. por lo tanto, lo que debes reclamar desde ahora mismo es que los anteriores gestores, los socialistas de Barreda y compañía, sean juzgados y encarcelados de inmediato, al igual que los tripartitos del señor Montilla y el resto de delincuentes que han arruinado y aún siguen arruinando la educación, la sanidad y los servicios sociales de este país, y lo que debes hacer de inmediato también es intentar colaborar con los nuevos gestores para ver si aún es posible salir de este pozo negro en el que nos ha METIDO EL SOCIALISMO, ENTIÉNDELO BIEN, SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE EL SOCIALISMO.
Pero quizás tú no seas sino uno más de ellos, por lo que lo que procede de inmediato es que te dirijas a la cárcel más cercana y pidas tu reclusión como reo de estafa y robo generalizado a la comunidad.
El furioso sindicalista siguió su camino agitando sus banderas, pero ya no gritaba. Un soplo en el cogote le hizo pensar que quizás hay una mayoría de la población deseando ver en la cárcel a tan nefastos personajes, y que quizás ya no estén dispuestos a permitir por más tiempo la impunidad. ¿Será esto posible?
Comentarios