Del cine español y los "espectadores de derechas"
por Luis Antequera
Se queja Vicente Aranda, -para los que de Vds. no lo sepan, director español de cine-, de que “los espectadores españoles de derechas”, según los llama él, no van al cine si se trata de películas españolas, lo que imagino le sirve para culparles también -¡de lo que no tenga la culpa en España la derechona!- de las misérrimas taquillas que alcanzan las producciones cinematográficas españolas.
No le falta al Sr. Aranda razón cuando se queja, pues no es mentira que los "espectadores españoles de derechas" no vayan al cine a ver películas españolas. Pero no por verdadera, deja de ser su afirmación desenfocada, yo aún diría más, poco apta para un análisis adecuado. Porque el hecho de que los “espectadores españoles de derechas” no vayan al cine cuando de ver películas españolas se trata, es sólo "parte" de la verdad, y no "toda" la verdad. La estricta y entera realidad es que tampoco van los de izquierdas. ¡Y eso sin hablar de los que ni siquiera son españoles!
Es decir, que para haber sido completamente acertado, y para que de él se pudieran sacar conclusiones de las que se puedan obtener soluciones, el aserto del Sr. Aranda debería haber sido formulado en los siguientes términos: “La culpa de la escasa taquilla de las películas españolas la tienen los espectadores, que se niegan a verlas, ora se trate de españoles o de extranjeros; ora sean de derechas o de izquierdas”. O en otras palabras, no por más escasas menos esclarecedoras: "Al cine español no va ni su padre".
Es decir, que para haber sido completamente acertado, y para que de él se pudieran sacar conclusiones de las que se puedan obtener soluciones, el aserto del Sr. Aranda debería haber sido formulado en los siguientes términos: “La culpa de la escasa taquilla de las películas españolas la tienen los espectadores, que se niegan a verlas, ora se trate de españoles o de extranjeros; ora sean de derechas o de izquierdas”. O en otras palabras, no por más escasas menos esclarecedoras: "Al cine español no va ni su padre".
Pero no cabe negar al Sr. Aranda una aproximación al problema medianamente aprovechable, y a lo mejor es por ahí que circula su desasosiego. Y es que en España, se da la curiosa circunstancia de que el espectador de cine, que se trate de cine español, que se trate de cine extranjero, es mayoritariamente de derechas, lo que no costaría mucho demostrar con sólo ponerse a la puerta de los cines y realizar un barato ejercicio de observación. No espere desde luego Vd. encontrar en el cine a muchos indignados y asimilados de esos que tanto se admiran desde la izquierda. Mientras que la gente del cine, de una manera no sólo mayoritaria, sino extraña, abrumadoramente, mayoritaria, es de izquierdas... uno no sabe ya si porque efectivamente pueda concentrarse tanta gente "de izquierdas" en un mismo lugar, o como me barrunto, porque una vez dentro, o lo pareces o no te jalas un colín.
Mal está que sea así: mal está que en España sólo la derecha vaya al cine (y no precisamente a ver películas españolas), y peor aún, que en España sólo la izquierda haga cine. Pero ante una situación tan absurda, lo lógico es que los más interesados en llenar las salas de cine, es decir los cineastas, pusieran un poquito de su parte para atraer a sus películas a los únicos espectadores del país, aunque ideológicamente les queden alejados. Lo que no tiene sentido es dedicar la entera vida a “cagarse en el padre” de esos espectadores, -que es un poco, por cierto, lo que vuelve a hacer Aranda con las declaraciones que comentamos-, recordándole machaconamente lo modernos, lo guay y lo estupendos que son ellos, y lo carcas, rancios y obsoletos que son los que no son como ellos (es decir sus espectadores), y esperar que, encima, te hagan cola y después la ola.
Una compleja ecuación que, por cierto, sólo conoce una solución para la equis, ¿la adivinan Vds.? Subvención, o sea, X=subvención. Subvenciones que, por cierto, y sin salir de las matemáticas, tienden en España a infinito, que hace mucho tiempo superaron a la recaudación en taquilla, y que hacen posible el extraño espectáculo en que consiste una multitud de cineastas en España que pueden vivir del cine sin llevar un solo espectador a sus películas. ¿De verdad creen Vds. que algo así es posible en muchos países del mundo?
Una compleja ecuación que, por cierto, sólo conoce una solución para la equis, ¿la adivinan Vds.? Subvención, o sea, X=subvención. Subvenciones que, por cierto, y sin salir de las matemáticas, tienden en España a infinito, que hace mucho tiempo superaron a la recaudación en taquilla, y que hacen posible el extraño espectáculo en que consiste una multitud de cineastas en España que pueden vivir del cine sin llevar un solo espectador a sus películas. ¿De verdad creen Vds. que algo así es posible en muchos países del mundo?
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