¿Escarmentarán los obispos españoles en cabeza ajena?
por Manuel Morillo
El cardenal Cipriani, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, ha sido insultado gravemente por el escritor liberal Vargas Llosa, que ha dicho de él "representar la peor tradición de la Iglesia".
No puedo evitar reirme a carcajadas ante esta situación cuando recuerdo una noticia de la agencia Zenit de hace muy poco tiempo:
Alegría de la Iglesia en Perú ante el Nobel a Vargas Llosa.
Declaraciones del cardenal Cipriani y del diario vaticano.
“El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, declaró que el autor peruano era
Declaraciones del cardenal Cipriani y del diario vaticano.
“El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, declaró que el autor peruano era
"un hombre que predica la libertad, la democracia, y la predica con un espíritu valiente y abierto",
y añadió,
“lo veo como un premio muy merecido, como un rescate de los valores, especialmente ese valor de la libertad y la democracia que tanto ha predicado".
A la vez que L’Osservatore Romano destacaba
“una gran capacidad creativa y colocando siempre al ser humano en el centro de sus obras”.
Agencia Zenit (081110)”
La posición de Vargas Llosa no es nueva, fruto de un "siroco".
Es bien conocido por su posición liberal y anticristiana desde hace décadas, con una especial inquina contra la Iglesia, tanto en su faceta literaria como cuando se posiciona políticamente, por ejemplo cuando se presento candidato a la presidencia de Perú. (Podemos ver algunas de sus opiniones recogidas por Sahahuja en su imprecindible página Noticias Globales, apoyando la reingeniería social anticristiana).
Es decir, que Ciprinani conocía sus posiciones cuando hizo sus ridículas e improcedentes manifestaciones de apología de Vargas Llosa.
Las palabras de Cipriani recogidas por Zenit, no son una anécdota chusca.
Representan una categoría: la típica actitud cobarde, buenista, de conciliación con el "mundo", y que son paradigmáticas de muchas jerarquías de la Iglesia.
Además de inútiles, como se puede comprobar, son una muy grave falta para con su deber de Magisterio y pastoreo con los fieles, enseñándoles la Verdad.
Ojalá los obispos españoles escarmienten en cabeza ajena y no falten en su deber magisterial de denunciar los "intelectuales" y políticos anticristianos
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