Oración y ruido mediático
Oración y ruido mediático
Dice el Santo Padre:
“Vivimos en una época en la que son evidentes los signos del secularismo. Parece que Dios haya desaparecido del horizonte de muchas personas o que se haya convertido en una realidad ante la cual se permanece indiferente. Vemos, sin embargo, al mismo tiempo, muchos signos que nos indican un despertar del sentido religioso, un redescubrimiento de la importancia de Dios para la vida del hombre, una exigencia de espiritualidad, de superar una visión puramente horizontal, material, de la vida humana. ”
Ciertamente vivimos una época de contrastes. Las tendencias y compromisos tienden a ser más radicales. ¿Por qué ocurre esto?
Desde mi humilde punto de vista, vivimos una época donde la información y la formación son más libres que nunca. Cada persona tiene cientos de posibilidades para informarse de lo que ocurre en su entorno. Por esta misma razón, tenemos capacidad de buscar razones y entendimientos más allá de las modas y tendencias más generales. Esto es maravilloso desde muchos puntos de vista, pero esto tiene parte negativa.
Vivimos en un entorno con demasiado ruido mediático, lo que hace que muchas personas sean incapaces de asimilar y procesar toda la información que le llega. Esto produce que se desentiendan con más facilidad y se cierren a lo que les viene de fuera. Más de una vez he oído a una persona decir que “cuando los que saben se pongan de acuerdo, entonces les escucharé”.
Es decir, vivimos una sociedad con un fuerte contraste entre las posturas más radicales y el conformismo más desafectado. ¿Somos conscientes los cristianos de ello? A veces nosotros mismos somos victimas del ruido mediático intra-eclesial y también tendemos a desconectar e ir a lo que nos interesa personalmente. Nos incomunicamos y perdemos la comunión. Triste pero cierto. ¿Qué podemos hacer?
Primeramente intentar no crear más ruido. Ya existe suficiente ruido para que nosotros también entremos a crear más. Pero también tenemos la oportunidad de buscar la unidad en el silencio y la oración. ¿Qué más nos dice el Santo Padre?
“… la oración no está vinculada a un contexto particular, sino que se encuentra inscrita en el corazón de toda persona y de toda civilización.”
“La oración tiene su centro y fundamenta sus raíces en lo más profundo de la persona; por esto no es fácilmente descifrable y, por el mismo motivo, puede estar sujeta a malentendidos y mistificaciones.”
“…la oración es el lugar por excelencia de la gratuidad, de la tensión hacia lo Invisible, lo Inesperado y lo Inefable.”
“…la experiencia de la oración es un desafío para todos, una “gracia” que invocar, un don de Aquel al que nos dirigimos.”
“La oración que es la apertura y elevación del corazón a Dios, se convierte en una relación personal con Él. Y aunque el hombre se olvide de su Creador, el Dios vivo y verdadero no deja de llamar al hombre al misterioso encuentro de la oración.”
“…aprendamos a estar más tiempo delante de Dios, al Dios que se ha revelado en Jesucristo, aprendamos a reconocer en el silencio, en la intimidad de nosotros mismos, su voz que nos llama y nos reconduce a la profundidad de nuestra existencia, a la fuente de la vida, al manantial de la salvación, para hacernos ir más allá de los límites de nuestra vida y abrirnos a la medida de Dios, a la relación con Él que es Infinito Amor.”
La oración y el silencio filtran el ruido mediático que nos rodea y nos ayudan a centrarnos en el plan de Dios. Además, la oración la oración tiene una dimensión comunitaria que nos une y permite que Cristo se haga presente. ¿Podemos pedir más?
Dios nos ayude. No duden en comentar lo que les parezca interesante. Gracias :)