Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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24 de enero de 2005

por Jorge López Teulón

El 7 de noviembre de 1982, siendo un niño, vi en Barcelona por primera vez al Papa Juan Pablo II: en el Ángelus de la Sagrada Familia, luego en la Misa del Camp Nou y, finalmente, en la avenida de Carlos III cuando el papamóvil se dirigía al aeropuerto del Prat. Nos miró al grupito de personas que le despedíamos desde arriba y nos dió su bendición.

La primera vez que visité Roma, lo hice con mis amigos del grupo de la Juventud Eucarística Reparadora de Barcelona (Maripaz, Betsabé, Santiago, Aurelia...). Era el 17 de julio de 1985 y el Papa había concedido una audiencia a las Marías de los Sagrarios, por el 75 aniversario de su fundación.

Luego vinieron las JMJ de 1989 en Santiago y de 1991 en Polonia. En el 92, volví a Roma con el Seminario para la misa en rito hispano-mozárabe que don Marcelo consiguió que el Papa presidiera en San Pedro, el día de la Ascensión.

En junio de 1993 el Papa regresó a España. Estuve en el encuentro de seminaristas y en la canonización de San Enrique de Ossó...

Luego regresé a Roma en 1997 con mi madre y en 1999 con mi querido Eliseo. En el año jubilar fuimos con el Colegio, en mayo a la beatificación de los pastores Francisco y Jacinta en Fátima y en octubre a Roma, al Jubileo de las familias.



El 3 de mayo de 2003, en España, fue el encuentro con los jovenes en Cuatro Vientos; y al día siguiente la canonización de Col
ón.

Pero, sin duda, el encuentro más especial fue el de 2005.

El 24 de enero de 2005, festividad de Nuestra Señora de la Paz, algunos sacerdotes que formábamos parte de la Postulación de la Causa del Siervo de Dios Eustaquio Nieto y Martín y compañeros mártires, tuvimos el privilegio de ser recibidos en la Biblioteca privada de Su Santidad el Papa Juan Pablo II.

Fueron unos breves minutos, en los que pudimos explicarle al Papa que estábamos trabajando en las causas de nuestros mártires españoles; que Monseñor Eustaquio Nieto, obispo en 1936 de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, fue el primer obispo asesinado en aquellos difíciles momentos; que él presidía a este numeroso grupo de 900 mártires de la Provincia Eclesiástica de Toledo y de la diócesis de Ávila. También le hicimos saber que se habían unido varias familias religiosas, vinculadas por uno u otro motivo a nuestras diócesis.

http://www.persecucionreligiosa.es/Bienaven_5.pdf

Ese mismo día, Juan Pablo II recibía al primer grupo de obispos españoles que realizaban la visita ad limina apostolorum. El Papa afirmó en su discurso:

España es un país de profunda raigambre cristiana. La fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia han acompañado la vida de los españoles en su historia y han inspirado sus actuaciones a lo largo de los siglos. La Iglesia en vuestra Nación tiene una gloriosa trayectoria de generosidad y sacrificio, de fuerte espiritualidad y altruismo y ha ofrecido a la Iglesia universal numerosos hijos e hijas que han sobresalido a menudo por la práctica de las virtudes en grado heroico o por su testimonio martirial. Yo mismo he tenido el gozo de canonizar o beatificar a numerosos hijos e hijas de España… Las vivas raíces cristianas de España, como puse de relieve en mi última Visita pastoral en mayo de 2003, no pueden arrancarse, sino que han de seguir nutriendo el crecimiento armónico de la sociedad”.

Fue en 2002 cuando comenzaron los trabajos de este Proceso. En el marco de la visita ad limina, acudimos con nuestros Obispos a Roma para entregar las listas de estos 900 hombres y mujeres que fueron asesinados por odio a la fe. Fue emocionante el encuentro que mantuvimos con el Beato Juan Pablo II. Aquellos minutos junto al Pontífice serán siempre imborrables. Al domingo siguiente, 30 de enero, Juan Pablo II durante el rezo del Ángelus el Papa contrajo una gripe que obligó a anunciar la suspensión de todas sus audiencias hasta nuevo aviso.

Ahora en Roma, con el privilegio de gozar de esta ocasion extraordinaria, es imposible no echar la vista atras. Os encomiendo a todos.

30 DE ABRIL DE 2011: CON PROFUNDA EMOCION, ANTE LOS RESTOS DEL VENERABLE JUAN PABLO II



El féretro con los restos de Juan Pablo II fue sacado ayer de la tumba que ocupaba en las Grutas Vaticanas y colocado sobre un catafalco cubierto con una tela blanca bordada en oro delante de la tumba de San Pedro.

Esta mañana, antes de que cerrase la Basílica, he podido rezar unos minutos como tantos peregrinos ante sus benditos restos. Esta tarde será trasladado ante el Altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro, para que los fieles puedan venerarlo tras ser beatificado. 

Como os he dicho, he tenido muy presentes todas vuestras intenciones.

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