Carta a Maru Menéndez, sobre el bachillerato de la excelencia
por Alejandro Campoy
Estimada Sra. Menéndez:
Usted, en su papel de oposición a la actual mayoría popular en la Comunidad de Madrid no tiene más opción que criticar la propuesta de D.ª Esperanza Aguirre de implantar un bachillerato de la excelencia. Está en su papel y se ve obligada a representarlo. Y de igual modo, todos los que se encuntran a bordo del barco ¿socialista?, incluídos sus sindicatos satélites.
Pero cuando salen de representar su obra de teatro, ustedes vuelven a convertirse en personas otra vez, con su casa, su familia y sus hijos. Y en esas horas en las que vuelven a ser personas, entre representación y representación teatral, ustedes, al igual que yo, buscan lo mejor para sus hijos. Y vaya si lo hacen.
Buscan (y encuentran, no como los demás) los mejores colegios para sus hijos, los mejores profesores, los mejores cursos de idiomas, en definitiva, las mejores oportunidades.
¿Sabe usted que mientras trabajan incensantemente contra la enseñanza concertada, todos sus compañeros de partido en Castilla-La Mancha escolarizan a sus hijos en un colegio diocesano concertado de la localidad de Toledo, que se ha convertido de este modo en el "colegio de los altos cargos socialistas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha"? Si quiere le doy el nombre, se trata del Colegio de Nuestra Señora de los Infantes.
¿Sabe que mis hijos tienen derecho a la educación? Lo dice la Constitución, mire usted. ¿Sabe que en el colegio en el que estudian mis hijos existen una gran cantidad de recursos para atender a alumnos con problemas de integración? ¿Sabe que existen programas institucionales con dotación de especialistas para atender las situaciones de exclusión social? ¿Sabe que existen programas de diversificación para atender a los alumnos con bajo rendimiento escolar? ¿Sabe que se realizan Planes de Trabajo Individual para todos los alumnos que por el motivo que sea no alcanzan los objetivos y competencias básicas? ¿Sabe la cantidad de horas de apoyos y refuerzos que se imparten?
Lo sabe, pero se calla. Y existen no sólo en el colegio de mis hijos, sino en todos los centros de España, incluídos los de la Comunidad de Madrid. Pues bien, ¿sabe también que NO EXISTE ABSOLUTAMENTE NADA para atender a los alumnos con altas capacidades intelectuales? ¿Sabe que si mi hijo presenta una sobredotación intelectual se le condena al aburrimiento y se le somete a una situación de riesgo de exclusión social?
¿Sabe usted, entonces, que a mi hijo no le están dando las mismas oportunidades de adecuación de los aprendizajes a sus necesidades educativas? ¿Sabe que eso es una situación objetiva de desigualdad de oportunidades? ¿Sabe que eso atenta contra el derecho a la educación de mi hijo?. Aquí nadie está pidiendo ni segregaciones, ni guettos, ni élites, ni el cúmulo de imbecilidades que llegan ustedes a decir, ustedes y sus sindicatos lacayos. Aquí lo que estamos pidiendo es igualdad de oportunidades y que sea efectivo el derecho a la educación de nuestros hijos.
Por demás, ¿sabe usted lo que es la igualdad? Se lo explicaré de forma muy elemental, quizás así lo entienda usted y todo su entrono ideológico. En la naturaleza las cosas surgen y aparecen con unas diferencias de formas y colores enorme. Cuando se recoge la cosecha en una plantación de tomates, se encuentran tomates gordos, tomates pequeños, tomates redondos, tomates arrugados, tomates más rojos y tomates más verdes.
En la naturaleza, señora Menendez, hay desigualdades, hay diferencias y entre los seres humanos, también. Y hasta que consigan ustedes su propósito de igualarnos a todos desde una fecundación in vitro clonándonos y creando castas de alfas, betas y gammas, todos hermafroditas y polisexuales, las diferencias de capacidades que vienen dadas por naturaleza seguirán existiendo.
Y la igualdad consiste en dar a cada cual las oportunidades que necesita según sus capacidades naturales y adquiridas, y por eso a un Síndrome de Down (suponiendo que consiga sobrevivir a su intento de obtener una raza pura libre de taras mediante el aborto eugenésico) se le proporcionan los refuerzos que necesita, y por eso también a un chaval con sobredotación se le deben proporcionar los refuerzos que también necesita. Pero ustedes se niegan a hacerlo, y están en contra de ellos.
Por tanto, no se sorprenda de que yo me tenga que poner en contra de ustedes, pues se trata de mis hijos, a los que ustedes están negando un derecho elemental, el de su educación en igualdad de oportunidades. Derecho que jamás se les ocurriría negar a sus propios hijos, como de hecho demuestran día tras día. Permítame decir, para terminar, que esa postura de reclamar basura para los demás mientras ustedes les dan a los suyos los mejores manjares es tan indecente y tan insoportable para el resto de los ciudadanos que nos interesa, y mucho, que ustedes desaparezcan cuanto antes de la escena pública española.
Con Dios, señora.
Usted, en su papel de oposición a la actual mayoría popular en la Comunidad de Madrid no tiene más opción que criticar la propuesta de D.ª Esperanza Aguirre de implantar un bachillerato de la excelencia. Está en su papel y se ve obligada a representarlo. Y de igual modo, todos los que se encuntran a bordo del barco ¿socialista?, incluídos sus sindicatos satélites.
Pero cuando salen de representar su obra de teatro, ustedes vuelven a convertirse en personas otra vez, con su casa, su familia y sus hijos. Y en esas horas en las que vuelven a ser personas, entre representación y representación teatral, ustedes, al igual que yo, buscan lo mejor para sus hijos. Y vaya si lo hacen.
Buscan (y encuentran, no como los demás) los mejores colegios para sus hijos, los mejores profesores, los mejores cursos de idiomas, en definitiva, las mejores oportunidades.
¿Sabe usted que mientras trabajan incensantemente contra la enseñanza concertada, todos sus compañeros de partido en Castilla-La Mancha escolarizan a sus hijos en un colegio diocesano concertado de la localidad de Toledo, que se ha convertido de este modo en el "colegio de los altos cargos socialistas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha"? Si quiere le doy el nombre, se trata del Colegio de Nuestra Señora de los Infantes.
¿Sabe que mis hijos tienen derecho a la educación? Lo dice la Constitución, mire usted. ¿Sabe que en el colegio en el que estudian mis hijos existen una gran cantidad de recursos para atender a alumnos con problemas de integración? ¿Sabe que existen programas institucionales con dotación de especialistas para atender las situaciones de exclusión social? ¿Sabe que existen programas de diversificación para atender a los alumnos con bajo rendimiento escolar? ¿Sabe que se realizan Planes de Trabajo Individual para todos los alumnos que por el motivo que sea no alcanzan los objetivos y competencias básicas? ¿Sabe la cantidad de horas de apoyos y refuerzos que se imparten?
Lo sabe, pero se calla. Y existen no sólo en el colegio de mis hijos, sino en todos los centros de España, incluídos los de la Comunidad de Madrid. Pues bien, ¿sabe también que NO EXISTE ABSOLUTAMENTE NADA para atender a los alumnos con altas capacidades intelectuales? ¿Sabe que si mi hijo presenta una sobredotación intelectual se le condena al aburrimiento y se le somete a una situación de riesgo de exclusión social?
¿Sabe usted, entonces, que a mi hijo no le están dando las mismas oportunidades de adecuación de los aprendizajes a sus necesidades educativas? ¿Sabe que eso es una situación objetiva de desigualdad de oportunidades? ¿Sabe que eso atenta contra el derecho a la educación de mi hijo?. Aquí nadie está pidiendo ni segregaciones, ni guettos, ni élites, ni el cúmulo de imbecilidades que llegan ustedes a decir, ustedes y sus sindicatos lacayos. Aquí lo que estamos pidiendo es igualdad de oportunidades y que sea efectivo el derecho a la educación de nuestros hijos.
Por demás, ¿sabe usted lo que es la igualdad? Se lo explicaré de forma muy elemental, quizás así lo entienda usted y todo su entrono ideológico. En la naturaleza las cosas surgen y aparecen con unas diferencias de formas y colores enorme. Cuando se recoge la cosecha en una plantación de tomates, se encuentran tomates gordos, tomates pequeños, tomates redondos, tomates arrugados, tomates más rojos y tomates más verdes.
En la naturaleza, señora Menendez, hay desigualdades, hay diferencias y entre los seres humanos, también. Y hasta que consigan ustedes su propósito de igualarnos a todos desde una fecundación in vitro clonándonos y creando castas de alfas, betas y gammas, todos hermafroditas y polisexuales, las diferencias de capacidades que vienen dadas por naturaleza seguirán existiendo.
Y la igualdad consiste en dar a cada cual las oportunidades que necesita según sus capacidades naturales y adquiridas, y por eso a un Síndrome de Down (suponiendo que consiga sobrevivir a su intento de obtener una raza pura libre de taras mediante el aborto eugenésico) se le proporcionan los refuerzos que necesita, y por eso también a un chaval con sobredotación se le deben proporcionar los refuerzos que también necesita. Pero ustedes se niegan a hacerlo, y están en contra de ellos.
Por tanto, no se sorprenda de que yo me tenga que poner en contra de ustedes, pues se trata de mis hijos, a los que ustedes están negando un derecho elemental, el de su educación en igualdad de oportunidades. Derecho que jamás se les ocurriría negar a sus propios hijos, como de hecho demuestran día tras día. Permítame decir, para terminar, que esa postura de reclamar basura para los demás mientras ustedes les dan a los suyos los mejores manjares es tan indecente y tan insoportable para el resto de los ciudadanos que nos interesa, y mucho, que ustedes desaparezcan cuanto antes de la escena pública española.
Con Dios, señora.
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