De dos chalaos que quieren encerrar al Papa
por Luis Antequera
Hace ya casi un año, dábamos cuenta en esta columna del abogado australiano que quería hacerse famoso demandando al Papa para meterle en el cárcel. Pues bien, el ejemplo ha calado, y ahora son dos abogados alemanes los que aspiran a saltar al candelabro, si no metiendo al Santo Padre en chirona, algo que incluso en estos tiempos de locos que vivimos parece inalcanzable, sí al menos intentándolo. Otros más honestos lo intentan en Gran Hermano.
A través del informe que con cierta periodicidad emite la Secretaría RIES (Red iberoamericana de estudio de las sectas), me entero de que dos abogados alemanes vinculados a la secta Vida Universal han presentado una denuncia contra Benedicto XVI ante el Tribunal Penal Internacional de la Haya acusándole de tres crímenes contra la Humanidad, los cuales, según ellos, “no habían sido denunciados hasta ahora exclusivamente a causa de […] la tradicional reverencia hacia la autoridad eclesiástica, que ha oscurecido el sentido de lo justo y lo equivocado”.
El primer presunto crimen consiste en “el mantenimiento y el liderazgo de un régimen mundial totalitario de coerción, que somete sus propios miembros a través de amenazas aterradoras y peligrosas para la salud” [¡¿el celibato quizás?!]. El segundo es “la adhesión a una prohibición moral del uso de preservativos, aún cuando existe el peligro de infección de sida”. Y el tercero tiene que ver con “la constitución y el mantenimiento de un sistema mundial de cobertura de los crímenes sexuales cometidos por sacerdotes católicos y su tratamiento preferencial, que puede alentar a nuevos crímenes”.
Entre las pintorescas iniciativas de los abogados en cuestión no se halla sólo la presente. En el año 2000 ya realizaron una solicitud ante Christine Bergmann, ministra alemana para la Familia, para que clasificara la Biblia como "libro inadecuado para los niños", petición que, entonces, fue desatendida, aunque seguramente hoy, sólo once años después, a más de alguno o alguna (y no miro a nadie), prohibir la Biblia se le puede aparecer como “ese oscuro objeto de deseo” que colmaría todas sus aspiraciones políticas y sus ansias de pasar a la Historia. Ahí queda la idea, por si alguno (o alguna, no miro a nadie), quiere pensárselo.
Según el “Diccionario de las sectas” de Manuel Guerra, Vida Universal (Universelles Leben), la secta a la que pertenecen los abogados en cuestión, habría sido fundada por la alemana Gabrielle Wittek en 1974, y es el nombre que le habría dado el propio Jesucristo cuando se apareciera a su fundadora el 8 de abril de 1984. Registra un crecimiento de cierta envergadura, cifrándose sus adeptos en algunos millones, y profesa una extraña teología que “amalgama elementos cristianos, espiritistas-canalistas de Nueva Era y orientales”, en la que, entre otras cosas, se niega la Trinidad y se presenta a Jesús como “el primer hijo visualizado por Dios [que lo tuvo] de su esposa espiritual: Satanás”.
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