A menos de dos horas de Madrid

19 febrero 2011 00:00

LOS PASIONISTAS DE DAIMIEL

El Beato Nicéforo de Jesús y María (Vicente Díez Tejerina) y sus 25 compañeros mártires pertenecían a la Comunidad de Pasionistas de la población ciudadrealeña de Daimiel. El Padre Nicéforo, que encabeza el grupo, era el Superior provincial y cuando estuvo destinado en México ya saboreó las amarguras de la persecución y el destierro.

Este grupo fue beatificado por el Venerable Juan Pablo II, el día 1 de octubre de 1989. Sus reliquias se conservan y veneran en la cripta del convento pasionista de Daimiel, convertido en casa de ejercicios y centro de espiritualidad. La fiesta litúrgica se celebra el día 24 de julio. Os invito a que lo visitéis (29 km desde Ciudad Real capital y a 171 km de Madrid), merece la pena… con espíritu de peregrinos podéis acercaros hasta allí. Junto con Barbastro es uno de los pocos lugares dedicados a los mártires de la persecución religiosa (estaban allí destinados y allí se veneran sus cuerpos).

Entre los testimonios verdaderamente heroicos llama la atención el gran número de religiosos jóvenes. Hasta el Papa lo reseñó en la homilía de beatificación:

“La mayoría, jóvenes de 18 a 21 años, vivían soñando en el sacerdocio, pero en el Señor había dispuesto que su primera misa fuera la de su propio holocausto.”

Los mayores (de 43, 46, 62, 54 y 3 de 38) eran, lógicamente, el grupo de superiores y formadores. El resto tenían 30, 29 y 26. De 21 años había 8. De 20, 3. 4 pasionistas tenían 19. Y el más joven 18. La referencia a la edad es por el uso pastoral de estos artículos con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud del próximo agosto en Madrid. Pero, algo tan lógico para nosotros pero no en la mente de muchos, fue la tajante afirmación de Juan Pablo II aquel 1 de octubre de 1989:

“Ninguno de los religiosos de la comunidad de Daimiel se había mezclado en cuestiones políticas. No obstante, en el clima del momento histórico que les había tocado vivir, también ellos se vieron arrastrados por la tempestad de la persecución religiosa, dando generosamente su sangre…”

Conservo en mi biblioteca el libro que publico el padre pasionista Fernando Piélagos. Os lo recomiendo vivamente, con el sencillo título de “Vida y testimonio” (Zaragoza, 1989) nos presenta el martirio de todo el grupo.

El 22 de julio de 1936 eran asesinados los primeros, por el mero hecho de ser religiosos. Los demás fueron llegando por caminos diversos al calvario, donde murieron por Cristo en el espacio de dos meses.

El 23 de julio el Padre Nicéforo y cuatro pasionistas caerían fusilados en la cercana población de Manzanares (Ciudad Real). Con el Superior caerían los más jóvenes.

Abilio de la Cruz (Abilio Ramos y Ramos), nacido el 22 de febrero de 1917 en Resoba (Palencia).
José del Sagrado Corazón, (José Estalayo García), nacido el 17 de marzo de 1915 en San Martín de Perapertú (Palencia)
Epifanio de San Miguel (Epifanio Sierra Conde), nacido el 12 de mayo de 1916 en San Martín de los Herreros (Palencia).
Zacarías del Santísimo Sacramento (Zacarías Fernández Crespo), nacido el 24 de mayo de 1917 en Cintruénigo, (Navarra).

Fulgencio del Corazón de María (Fulgencio Calvo Sánchez), nacido el 12 de mayo de 1916 en Cubillo de Ojeda (Palencia) murió al llegar al Hospital. Otros seis podrían aun sobrevivir, pero, tres meses más tarde y después de mucho sufrimiento por las heridas de ese fusilamiento, morirían también fusilados. Así se despachaban los milicianos con ellos:

-Hay que curarlos pronto para fusilarlos otra vez…

-Cuánta más sangre recuperéis más perderéis después...

En este grupito estaban los hermanos Cuartero Gascón. José María de Jesús y María (nacido el 24 de abril de 1918 en Tabuenca, Zaragoza) tenía 18 años.

En el Valle de los Caídos reposan los cuerpos del Beato Juan Pedro de San Antonio (José María Bengoa Aranguren), que había sufrido también persecución por la fe en México; nacido el 19 de junio de 1890 en Santa Águeda de Guesalíbar (Guipúzcoa); y el Beato Pablo María de San José (Pedro Leoz Portillo), nacido el 17 de febrero de 1882 en Leoz (Navarra). Ambos fueron ejecutados el 25 de septiembre de 1936 junto al brocal de un pozo en el cementerio de Carrión de Calatrava (Ciudad Real).

El padre pasionista Francisco González, en la revista especial que publicaron tras la publicación, escribía en el editorial:

· Porque nos dejasteis, como reliquias insignes:

- El testimonio de una vida ejemplar,

- El testimonio de vuestro calvario, sufrido con amor, y

- El testimonio de una muerte aceptada por Dios.

· Porque elegisteis a Dios con una fidelidad hasta la muerte.

· Porque os despojaron de todo, menos de vuestros ideales.

· Porque el Señor sació vuestra hambre y vuestra sed de martirio y santidad.

· Porque habéis muerto mártires de la fe y de la vocación.

Beatos mártires pasionista, ayudadnos a preparar bien el encuentro con los jóvenes del mundo entero con el Papa Benedicto XVI y no dejéis de interceder por nosotros y la Iglesia de España.