«Un hijo nuestro será presidente»: No es un farol. Es terrible pero una posibilidad real
por Manuel Morillo
Me envían la entrevista al presidente del Partido por el Renacimiento y la Unión de España (PRUNE), el primer grupo político de inspiración islámica que acudirá a unas elecciones en Europa, en el diario granadino El Ideal .
Con las próximas elecciones a la vuelta de la esquina las declaraciones cobran máxima actualidad
No es casualidad que sea Granada
Mustafá Bakkach, marroquí de nacimiento, 1964, e islámico de religión, tiene la nacionalidad española. Por ello tiene todos los derechos políticos, amén de los sociales.
Pero, si es un buen musulmán como parece por el partido al que pertenece, su lealtad estará con Mohammed VI, Comendador de los Creyentes y 36º descendiente directo del Profeta Mahoma, que resulta que es el jefe de un estado extranjero, el cual, según los planes de las FAS, es la principal amenaza para España.
Obtuvo la nacionalidad, como otra multitud de musulmanes, en 2001, en el segundo mandato presidencial de Aznar, con mayoría absoluta en el Parlamento y el total control de la Administración (En el 2001 terminaba de ser ministro del Interior Oreja y asumía el cargo Mariano Rajoy)
Al leerlas me han recordado estas manifestaciones de musulmanes augurando que el "Islam dominará el mundo", aunque el PRUNE guarde las formas [*] y sus declaraciones sean moderadas (haciéndole más peligroso pues no asusta y no pone en guardia).
Este partido en el poder, aunque pueda parecer casi imposible, sería todavía peor para España que la actual clase polítca [**].
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[*] El principio llamado Taqiyya ( التقية ) es la dispensa que tiene el musulmán para mentir y engañar al Infiel acerca de las creencias, métodos y objetivos del Islam . El principio elimina toda posibilidad de diálogo entre el islam y otros sistemas de creencia. ¿Por qué¿ Porque el infiel (tú y yo) nunca sabremos si lo que nos dicen es la verdad o un paquete de mentiras. En el islam es perfectamente aceptable mentir y engañar al kafir (infiel) porque esta religión vive en un estado permanente de guerra contra los no musulmanes y el engaño es una táctica legítima para ellos. La palabra o la promesa de un musulmán a un kafir no vale nada ante los ojos de Alá, es decir, no acarrea consecuencias si es quebrantada.
[**] "Cuando el enemigo está en los palacios de la Carretera de La Coruña y en la Carrera de San Jerónimo"