Un silencio sereno lo envolvía todo y, al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos (Sab 18,14s).
La antífona de entrada, con unas palabras del libro de la Sabiduría, recuerda a los fieles, al comenzar la celebración del segundo domingo de Navidad, que, pese a haber terminado ya la octava de Navidad, se sigue celebrando este misterio. Y lo hace con una referencia a la noche de la liberación de la esclavitud de Egipto. Tanto el misterio del nacimiento del Señor como el misterio Pascual, centro de toda Eucaristía, se muestran de este modo unidos.
Así como en aquella noche, que es el origen de la celebración de la Pascua para los judíos, fue la Palabra de Dios la que hirió a los primogénitos de Egipto, quedando a salvo los israelitas, y siendo ésta la última intervención divina que haría posible la liberación de la tierra de esclavitud, en la noche de Navidad la Palabra descenderá de los cielos para intervenir en la Historia. Pero esta vez lo hará de una manera incomparable y para una liberación mayor.
En la noche de Navidad, el Hijo de Dios, que se ha encarnado en el seno virginal de María, nace. Con la Encarnación empieza la liberación del Egipto de nuestros pecados, son heridos los primogénitos de la soberbia. En Belén, nace el primogénito que morirá, en lugar de todos, para su liberación.
Aquella noche en Egipto, los israelitas comieron cordero y panes sin fermentar. En el memorial de la Pascua, el nuevo Israel se alimenta con el Cordero inmolado en la Cruz y victorioso por la Resurrección. Ya no serán panes ácimos, sino que el cuerpo formado en las entrañas de María bajo la apariencia de pan es el alimento del Éxodo que acaba en la tierra prometida, el cielo. Ya no es la sangre de un cordero sobre los dinteles de las puertas la que nos libra del exterminio, sino que es la sangre de Cristo, la de quien nació la noche de Navidad de María Virgen.
Eso era sombra de lo que tenía que venir; la realidad es Cristo (Col 2,17).
[Un comentario a la antífona de comunión lo tenéis
aquí]