Mártires españoles (I)

31 octubre 2010 00:00

EL PRÓXIMO 6 DE NOVIEMBRE SE CELEBRA LA MEMORIA LITÚRGICA DE LOS 498 BEATOS MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA, BEATIFICADOS EN ROMA EL 28 DE OCTUBRE DE 2007.

Tengo un maestro al que reconozco en su forma de escribir, en su manera de trasmitirme una infinidad de datos que solo en sus amarillentos papeles puedo encontrar. Escritos relatando hechos casi al punto de cuando sucedían. Papeles firmados en octubre, noviembre o diciembre de 1936, en 1938, en los primeros meses de 1940... Historias, nombres, hechos martiriales. La historia de la persecución religiosa en nuestra bendita Archidiócesis de Toledo.

Tengo un maestro que cuando yo era seminarista falleció en la toledana plaza de San Nicolás, donde su hermana le cuidaba. Según las crónicas fue el más prestigioso canónigo-archivero e historiador de la Catedral toledana del siglo XX. Su nombre: Juan Francisco Rivera Recio. Entre una multitud considerable de títulos, destaca su obra martirial titulada: “La persecución religiosa en la Diócesis de Toledo (19361939)”, cuya tercera edición se publicó en 1995.

Tengo un maestro con el que hablo de tantos hechos crueles, de una historia de locura, de triunfo y de cruz, de martirio, de mártires. Luego le sustituyó el bueno de don Miguel López Santana (+) que, atendiendo una súplica del querido don Marcelo, nuestro Señor Cardenal, recondujo el proceso iniciado en los años 60 por el cardenal Plá de un grupo de sacerdote toledanos, conocidos hoy como los Beatos Liberio González y compañeros mártires. A él, le ayudó nuestro actual Provicario, don Ángel Fernández Collado. Junto a ellos mi querido don Jaime Colomina Torner, propagador incansable de una historia de sangre y entrega, de la vida de los mártires. De este último recibí el testigo de este trabajo ingente. Sus nombres son los de otros muchos sacerdotes que, durante años, escribieron en España la historia de la persecución religiosa y de nuestros mártires.

Dentro de unos días será la celebración litúrgica de 498 de ellos. Empezamos así con la oración oficial (Prot. N. 364/08/L)

Collecta

Deus, Pater noster,

qui beatos _______ [presbyterum, virginum,...] ac socios, martyres,

Matre Dei adiuvante, imitatores Christi

usque ad effusionem sanguinis effecisti,

concede, quaesumus, ut eorum exemplo et intercessione,

fidem verbo operibusque firmiter profiteri valeamus.

Per Dominum.

Oración colecta

Dios, Padre nuestro, que al beato ______ y compañeros, mártires,

con la ayuda de la Madre de Dios,

los llevaste a la imitación de Cristo

hasta el derramamiento de la sangre,

concédenos, por su ejemplo e intercesión,

confesar la fe con fortaleza, de palabra y de obra.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Empiezo esta serie como las mismas palabras con las que don Juan Francisco Rivera lo hizo nada más terminar la guerra. En su memoria y para su reconocimiento.

“Desde el 22 de julio hasta el 27 de septiembre vivimos en Toledo la conmemoración de los sesenta y ocho días de ruinas y sangre, con que el odio comunista desgarró la ciudad y su provincia en 1936.

Día tras día, la prensa hace vibrar el recuerdo de las víctimas con esquelas mortuorias y anuncios de sufragios; en unas y en otros se suele leer con frecuencia la palabra “mártir”. ¡Fue tan copiosa la efusión de sangre en este periodo de prueba! San Juan Crisóstomo, hablando de los muertos por la fe en la Tebaida, decía que con sus reliquias se podría sembrar el mundo. Tal vez se completara la frase, si dijéramos que con la sangre de los toledanos martirizados se podría regar toda aquella siembra egipcia.

De los mártires de España ha hablado el Santo Padre. El 14 de septiembre de 1936, en una audiencia concedida a los refugiados españoles, les confesaba su admiración por el “esplendor de virtudes cristianas y sacerdotales, de heroísmos y de martirios, verdaderos martirios en todo el sagrado y glorioso significado de la palabra”.

Para definir el significado “glorioso y sagrado” de la palabra, hemos de recurrir a las persecuciones de la Iglesia naciente. Las víctimas cristianas de entonces están hoy canonizadas. Ellas son el molde sagrado donde la palabra adquiere una forma concreta, difícil de suplir con anónimos”.