Jueves, 21 de noviembre de 2024

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¿Es moralmente correcto recurrir a tratamientos estéticos?

¿Es moralmente correcto recurrir a tratamientos estéticos?

¿Es moralmente correcto recurrir a tratamientos estéticos?

por Convertidos Católicos

Escribo sobre este tema porque considero es muy necesario hoy en día, ya que nos encontramos en un tiempo donde el valor de lo estético o la imagen física (con mayor fuerza en la mujer) se nos inserta por muchos medios socioculturales con el fin de que sigamos estas modas, propuestas en mayor parte por muchos famosos y gente inclinada al materialismo y lo superficial.

 

¿Es lo mismo cuidado personal que culto al cuerpo?

Como mujeres católicas debemos de saber que existen diferencias pero también una línea muy fina entre lo que llamamos el "cuidado personal" y el "culto al cuerpo". 

El cuidado personal, como su nombre lo indica, busca que no descuidemos nuestra apariencia con hábitos malos que puedan llevarnos hasta dañar  la salud de nuestro templo del Espíritu Santo. Esto en concordancia con la elegancia, que también es una virtud que nos enseña que debemos mostrarnos presentables y agradables al resto de personas. Dice el sacerdote Francisco Fernandez Carvajal en su libro sobre las virtudes: "la elegancia está reñida con la suciedad, el desaliño, la brusquedad, la intemperancia." (Pasó haciendo el bien. Las virtudes humanas y la imitación de Jesucristo)

Por ello, es importante cuidar nuestra salud y aspecto externo como la limpieza, el peinado, el maquillaje, la piel, la manera de vestir, etc. 

Por otro lado, el culto al cuerpo significa obsesionarse con la perfección estética, cayendo en pecados como la vanidad, el consumismo, etc. Aquí se pretende luchar incluso con la misma naturaleza, no aceptando así nuestros defectos físicos o el temido envejecimiento. En este caso, la publicidad se encarga de ofrecernos desde ejercicios extremos y productos adelgazantes hasta tratamientos invasivos y no invasivos para corregir esas imperfecciones y lograr la belleza ideal. Es así, que encontramos hasta médicos y dermatólogos especializados que promueven la idea de que el envejecimiento es una especie de enfermedad que debemos luchar contra viento y marea para evitar su aparición o notoriedad. 

¿Es moralmente correcto recurrir a los tratamientos estéticos?

Antes de responder esta pregunta, quisiera recordar los numerales del Catecismo y lo que establece sobre esta moda de culto al cuerpo: 

La moral exige el respeto de la vida corporal, pero no hace de ella un valor absoluto. Se opone a una concepción neopagana que tiende a promover el culto del cuerpo, a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo. Semejante concepción, por la selección que opera entre los fuertes y los débiles, puede conducir a la perversión de las relaciones humanas. (CIC 2288-2289)

En este punto, me referiré más que todo a los tratamientos no invasivos (no requieren intervención quirúrgica), ya que de los invasivos por su objeto, complejidad y alto costo lo hablaré en otro artículo. 

Entre los tratamientos no invasivos más comunes se encuentran el botox, el ácido hialurónico, la mesoterapia, el lipolaser, la radiofrecuencia, el microblading entre otros. Estos hace algún tiempo atrás, solo eran utilizados por estrellas famosas o gente de alta sociedad. Sin embargo, en los últimos años su uso se ha popularizado que no es raro escuchar que algún conocido nuestro haya ya recurrido a ellos en alguna ocasión. Esto no quiere decir que actualmente estos ya sean económicos pero si es cierto que sus precios se han rebajado y pueden ser algo más accesibles. 

La duda está en que si un católico debería recurrir a ellos sin ver ningún tipo de problema moral. La respuesta creo que queda más que claro, pues estos tratamientos solo buscan despertar la vanidad, con un considerable desembolso de dinero que solo tiene efecto temporal y no importa cuantas veces recurras a ellos pues el resultado será el mismo: el defecto estético o huella de envejecimiento volverá a aparecer si dejas de usarlos. Lo que busca es dependencia y adicción, problemas en la cual han caído muchas estrellas famosas y cuyas consecuencias han sido hasta desastrosas. 

Una vez una lectora de mi blog nos preguntó si estaba bien que se tatuara las cejas (microblading) para parecer más atractiva a su esposo. Yo le dije que si su esposo le había dicho que la amaría más con las cejas tatuadas? Es obvio que no, una persona que realmente nos ama, es que nos aceptó con nuestras limitaciones estéticas o belleza original pues se fijó más en nuestro interior o nuestra alma.  Valdría la pena gastar mucho dinero cada cierto tiempo por tener unas cejas falsas cuando podemos disimular este defecto con un poco de maquillaje económico como lo hicieron muchas mujeres del pasado?

Sobre nuestro peso, hay que tomar en cuenta que muchas veces la gordura no  responde a un problema de cuidado personal pues puede ser consecuencia de alguna enfermedad como la tiroides, la genética, el embarazo, el metabolismo, etc. Por ello, no siempre los ejercicios intensos, productos adelgazantes o técnicas reductivas son efectivas y debemos aceptar que no podemos luchar totalmente con ella. Tampoco es bueno tomar de ejemplo el peso ideal o medidas que los modelos de pasarela o entrenadores fitness nos aconsejan pues mayormente son promotores del culto al cuerpo. En estos casos, es mejor recurrir a un médico confiable o nutricionista que pueda asesorarnos. 

En el caso de nuestra piel, podemos disimular o atenuar los fallos con maquillaje, cremas medicadas o mascarillas para mantenerla más sana y de buen aspecto. Y por último, al envejecimiento no debemos verle como si se tratara de una enfermedad pues es proceso natural que todos los seres humanos pasaremos y nuestra belleza de la juventud desaparecerá en algún momento por más tratamientos que nos demos. Aquí sería mejor recurrir a cremas hidratantes o antiarrugas que no buscan reformar o detener ese natural proceso, tan solo disimularlo y mantener así una piel más agradable y vital por más tiempo.

Para finalizar os dejo esta pequeña escritura: Engañosa es la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme a Dios, esa será alabada. Prov. 31, 30

                                                                                                                                 Yasmin Oré

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