Lo mejor de la visita de los Lakers

Sin duda, para todos los amantes del deporte-espectáculo, esta semana fue muy especial en Barcelona, gracias a la visita de los Lakers, flamantes bicampeones de la NBA. Curiosamente, este potentísimo equipo que cuenta en sus filas con el mejor jugador del mundo, Kobe Bryant, y con el mejor jugador de nuestro país, Pau Gasol, fue derrotado por el Barça, campeón europeo, ante un Palau Sant Jordi lleno a rebosar, en un partido amistoso que sirvió de preparación para unos americanos que están muy cerca de iniciar su larga temporada regular.

Tuve la gran fortuna de que los ejecutivos de la NBA –empresa para la que trabajé hace ya más de diez años y que tiene una rotación de personal tal que prácticamente os podría asegurar que no conozco ya a nadie de los que ahora forman su plantilla- me llamarán para traducir un clinic (curso) que realizaron los Lakers a una serie de niños barceloneses y que después, como premio, me invitaran al partido, al que fui con mi hijo, Santi.

Toda la actividad fue especial, pues pude ver, tanto en el clinic como en el partido, a mucha gente que aprecio y con la que había trabajado en otro tiempo: Marcos Guirles, quien fuera entrenador en los Barcelona Dragons y que me ayudó con las traducciones; Eva Martínez, nuestra flamante directora de cheerleaders de los Dragons y que fundó la empresa Dreamcheers, cuyas chicas bailan en los partidos del Barça de baloncesto y cumplieron un papel sensacional en el partido de los Lakers; Jordi Robirosa, periodista de TV3, a quien sin lugar a dudas tengo que dedicar un post especial…

Fue también muy especial trabajar con los jugadores de los Lakers y ver cómo asumen como parte de su profesión la atención a los niños, las entrevistas con los medios de comunicación, el firmar autógrafos… Los Lakers terminaron su entrenamiento y dedicaron casi una hora al clinic con los niños. Ni una mala cara y siempre sonriendo hicieron las delicias de unos 80 críos de entre 10 y 12 años, que venían de dos grupos distintos: una escuela católica de clase media de Barcelona y una asociación que realiza programas deportivos para niños de escasos recursos.

A cada uno de los traductores nos colocaron en una de las cuatro “estaciones” por las que pasaban los niños: pase, lanzamiento, ejercicio físico y dribbling. A mí me tocó el último y tuve la gran suerte de que, entre los tres jugadores asignados, estaban el mismísimo Kobe Bryant y Derek Fisher, un verdadero crack que lleva más de 15 años en la NBA y sabe perfectamente su rol en este tipo de situaciones.

Pero lo que más me impresionó de la visita de los Lakers, por encima del partido, el genial espectáculo y hasta Kobe Bryant fue la participación en el clinic de dos niños y el papel de sus compañeros.

Uno de los niños del grupo de escasos recursos -llamémosle Rasheed- tenía una parálisis motriz, que le agarrotaba todo un lado de su cuerpo, haciéndole prácticamente imposible mover una mano y un pie. Sin embargo, Rasheed no dudó en realizar todos los ejercicios que los jugadores les exigían, incluyendo driblar a Kobe delante de mis narices. Uno de los niños de la escuela católica - digámosle Pol- padecía autismo. Los monitores nos lo habían avisado, pero, curiosamente, Pol fue uno de los mejores en los ejercicios, encarando a Fisher sin complejos. El jugador se dio cuenta de la situación, le amagaba como si fuera a quitarle el balón para después dejarlo pasar, siendo premiado por la sonrisa del niño.

Sin lugar a dudas, el coraje de Rasheed y Pol fue lo más sobresaliente para mí de esta fugaz visita de los Lakers, aunque también destacaría enormemente a sus compañeros, que siempre los apoyaron, tratándolos como a uno más. ¡Y es que cuánto tenemos que aprender nosotros –ya adultos- del comportamiento noble y sencillo de los niños!