Por la liberación de la Hispania Transfretana ocupada por el Islam
por Manuel Morillo
Hay que recuperar la integridad hispana: finalizar la Reconquista de lo invadido
"El emperador Otón, en prueba de estimación a la provincia de la Hispania Ulterior que él había mandado, y con el fin de que aumentara su comercio y la extensión de su gobierno, en el año 69 d.C. agregó la provincia imperial de la Mauritania Tingitana (que ocupaba dicha orilla sur hasta el río Malva o Muluya, y tenía su capital en Tingis-Tánger) a la provincia Bética y al convento jurídico de Cádiz (aunque posteriormente tuvo convento jurídico propio) llamándola Hispania Transfretana (o que está más allá del Estrecho o fretum).
Más tarde, el emperador Vespasiano dividió la Hispania Ulterior en dos provincias: la Lusitania y la Betica, quedando la España transfretana unida a esta última.
Bajo Adriano (117138), Hispania se dividió en las siguientes provincias: Tarraconensis, Carthaginensis, Gallaecia, Lusitania, Baetica y Mauritania Tingitana.
La Tingitania entonces tuvo su gobernador propio, que residía en Tánger y también recibió jurisdicción al crearse el Convento de Tánger.
El emperador Caracalla rebautizó esa provincia como Nova Hispania Ulterior Tingitana.
Posteriormente, con la reforma administrativa del Imperio que lleva a cabo Diocleciano (284-305) se reorganizó el Imperio creando las llamadas diócesis.
Una de ellas fue precisamente Hispania cuya capital, parece que estaba en Córdoba.
En el 297 la diócesis de Hispania comprendía las seis provincias antes referidas".
García Figueras. «Marruecos (la acción de España en el norte de África)»
Tras la desaparición del poder romano (430), la Mauritania Tingitana siguió formando parte de Hispania, con la Monarquía hispano-goda, hasta la invasión agarena.
Página del Testamento de Isabel la Católica en que pide la continuidad de la Reconquista para liberar norte de Afríca de la invasión agarena
Mapa de las provincias romanas de Mauritania Tingitana, Mauritania Cesariense y Numidia.
No hay que renunciar a liberar estos territorios cristianos invadidos y ocupados por la fuerza por extraños que destruyeron la civilización.
Y, como primer paso, defender los reductos de Ceuta y Melilla, rescatados, como Granada, en el siglo XV, focos de libertad del Africa invadida por el Islam