Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Sus partituras encarnan aún el espíritu del Imperio Británico

Edward Elgar, el católico que compuso «Pompa y Circunstancia» y puso música al Purgatorio

Edward Elgar, el católico que compuso «Pompa y Circunstancia» y puso música al Purgatorio
Edward Elgar compuso una música que captó la esencia del imperio británico eduardiano.

ReL

Edward Elgar fue el compositor de la marcha más célebre de Pompa y Circunstancia (las notas por excelencia del orgullo inglés), con letra del hermano de Robert Hugh Benson, autor de Señor del mundo; también de Nimrod, que se interpreta cada año con toda solemnidad en el Remembrance Day en presencia de la Reina de Inglaterra; y puso música a un poema del cardenal John Henry Newman, El sueño de Geroncio, que algunas catedrales anglicanas se negaban a reproducir por su perfecta representación de la teología católica del Purgatorio. Porque Elgar era católico, como recuerda un artículo del padre George W. Rutler en Crisis Magazine (los ladillos son de ReL):

Edward Elgar, durante una grabación en enero de 1914.

Edward Elgar, durante una grabación en enero de 1914.

Música para almas santas

Las biografías de los compositores clásicos pueden dar la impresión de que un comportamiento extraño es casi obligado en los grandes talentos.

Los "raros"

Un caso que podría ejemplificar esta afirmación es el del compositor renacentista de música sacra y madrigales Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, que asesinó a su esposa y al amante de esta, mutiló sus cuerpos y los expuso desnudos en la plaza central de la ciudad. Era sobrino de San Carlos Borromeo. Beethoven era conocido por su suciedad doméstica y su temperamento explosivo, y Haendel por perder los estribos si un violonchelo desafinaba. Purcell y Sibelius pasaban la mayor parte de su tiempo en tabernas y no en salas de concierto. La ciudad de Verona expulsó al clérigo Vivaldi para proteger a sus niñas en edad escolar y Bruckner, años más tarde, sintió una atracción similar, unida a una fascinación por las calaveras humanas. [Nota de ReL: Estas afirmaciones sobre Vivaldi y Bruckner son discutidas por los historiadores. Pincha aquí para leer en ReL una refutación de José Fanjul Alemany.]

Wagner no podía soportar las habitaciones con esquinas de 45 grados e insistía en que se ocultaran con telas de seda amarilla perfumada. Su culto del racismo nórdico sentó un mal precedente. Muchas de sus partituras originales fueron destruidas, con Hitler, en el búnker de Berlín y la interpretación de sus obras sigue estando prohibida en Israel. Scriabin tenía una visión diferente, ya que era un teosofista devoto de Madame Blavatsky. La triscaidecafobia [fobia al número 13] de Schoenberg era tan grave que el día 13 de cada mes lo pasaba debajo de las sábanas; en cambio Wagner pensaba que este número podía dar buena como mala suerte. Satie poseía cien paraguas y dos pianos de cola que apilaba uno encima del otro. Mahler era tan despistado que solía remover el café con su cigarrillo.

Los "normales"

Por el contrario, Bach tenía una hogar muy feliz, abarrotado con veinte hijos más muchos de sus estudiantes. Era muy querido por todos. Nadie tenía nada malo que decir del amable "Papá" Haydn: un alma jovial que rezaba el rosario para inspirarse musicalmente. Si a uno no le importaba el carácter petulante de Mozart y lo que muchos estudiosos piensan ahora que era el resultado del síndrome de Tourette, era un compañero genial, igual que lo era Mendelssohn a pesar de esos raros arrebatos cuando reprendía a sus familiares alemanes con un inglés incoherente. George Gershwin tuvo una infancia normal, jugaba a béisbol en las calles de Brooklyn hasta que sus padres le compraron un piano.

Un hombre bueno

Y luego tenemos, junto a todos ellos, la casi anormal normalidad del compositor autodidacta Sir Edward Elgar (1857-1934).

Sir Edward Elgar.

Nacido en un plácido pueblo en las afueras de Worcester, tenía una bondad natural que le proporcionó innumerables amigos. William, su padre, era afinador de pianos y propietario de una tienda de partituras, y era lo suficientemente virtuoso del violín como para tocar en el Festival de Tres Coros de Worcester. Su madre Ann era la generosa y amable hija de un granjero. Edward era el cuarto de siete hermanos, a los que la conversa Ann crió en el catolicismo. William lo desaprobaba, aunque no con mucha firmeza, ya que era el organista titular de la iglesia jesuita de San Jorge, en Worcester. Su hijo le sucedió en el cargo.

La
La "Transfiguración" de Rafael, en el altar mayor de la iglesia de San Jorge, en Worcester. Foto: TripAdvisor.

Hoy, el órgano restaurado sigue teniendo las paradas utilizadas por Edward, marcadas con una "E". La bonita iglesia, que pertenece a la archidiócesis de Birmingham, tiene sobre el altar una gran reproducción de la Transfiguración de Rafael, un regalo que el XVI conde de Shrewsbury, John Talbot, hizo a la iglesia en 1837. El católico "buen conde John" era adorado por su munificencia con la Iglesia. La obra original de Rafael había sido un encargo, en 1517, del cardenal Giulio de Medici quien, antes de convertirse en el Papa Clemente VII, había sido obispo titular de Worcester.

Matrimonio por amor

Siendo un joven profesor de piano, Elgar le propuso matrimonio a su estudiante Alice Roberts, que dominaba cinco idiomas y que, con el paso del tiempo, se convertiría en una hábil poetisa y escritora de novelas.

Para su compromiso matrimonial, Alice escribio el poema "The Wind at Dawn [La brisa al amanecer]" y Edward le puso música. Aquí lo interpretan la soprano Helaine Liebman y el pianista Aaron Lott.

Había nacido en Gujarat, en la India, donde su padre era un alto cargo del ejército. Su familia desaprobaba su matrimonio con alguien de clase social inferior y, por añadidura, católico, ya que el bisabuelo de Alice, Robert Raikes, había fundado el sistema de escuelas dominicales en la Iglesia de Inglaterra. La pareja se casó en el Oratorio de Brompton, en Londres.

Elgar con su esposa Alice.

Elgar con su esposa Alice.

Alice demostró ser un gran apoyo en periodos en los que su marido casi no tenía trabajo, o en los que se sentía desanimado.

Nimrod

En una ocasión en la que él estaba tocando distraídamente unas notas en el piano, ella le dijo: "Es una bonita melodía, Eddy, recuérdala". Y así surgió Nimrod, la novena de las Variaciones Enigma.

La Orquesta Sinfónica de Chicago interpreta "Nimrod" bajo la dirección de Daniel Barenboim en 1997, en el Carnegie Hall de Nueva York.

Cada una de las Variaciones es un esbozo musical correspondiente a uno de los amigos de Elgar. En el Antiguo Testamento, el bisnieto de Noé era Nimrod, el "gran cazador". Por lo que la sección nueve está dedicada al defensor del compositor en la editorial Novello, Augustus Jaeger, cuyo nombre en alemán significa "cazador". La evocadora solemnidad de esta variación ha hecho que se utilice para innumerables funerales y conmemoraciones. Se toca en cada Día del Recuerdo [Remembrance Day] en el Cenotafio situado en Whitehall, en presencia del soberano del país.

Elgar utilizó esta pieza musical e hizo con ella una coral utilizando un texto de la Misa de Requiem:

Lux aeterna luceat eis, Domine, cum sanctis tuis in aeternum, quia pius es.

Requiem aeternam dona eis, Domine, 

et lux perpetua leceat eis.

[Que la luz eterna brille sobre ellos, Oh Señor, con Tus santos para siempre,
porque Tú eres el Rey.
Dales descanso eterno,
Oh Señor,
y deja que la luz perpetúa les ilumine.]

Música para un poema de Newman

En 1900, dos años después de componer las Variaciones Enigma, Elgar puso música al largo poema del cardenal Newman El sueño de Geroncio.

Elgar lo ideó como algo único y se resistió a llamarlo "oratorio", aunque tiene firmes connotaciones eclesiásticas desde los días del Oratorio de San Felipe Neri. Aborda el tema de la lucha, en su lecho de muerte, de un hombre que está preparado su alma para la morada eterna. Alice le había dado una copia del poema de Newman como regalo de bodas ("hasta que la muerte nos separe"), y Dvorak había hablado personalmente con Newman sobre la posibilidad de ponerle música.

"El sueño de Geroncio", música de Edward Elgar para un texto del cardenal John Henry Newman: una síntesis del esplendor de la cultura católica inglesa a partir del último tercio del siglo XIX y primera mitad del siglo XX.

Partes del texto son, o deberían ser, himnos conocidos que, justamente, eclipsan algunas de las banalidades que hay hoy en la música fúnebre, con ataúdes saliendo de la iglesia mientras suena la pieza musical On Eagle's Wings. Entre ellos podemos escuchar, por ejemplo, los cantos Firmly I believe and truly... y el poderoso Praise to the holiest in the height, que se han convertido en himnos muy populares con diferentes melodías.

Elgar y el violinista vienés Fritz Kreisler se admiraban mutuamente, y en 1910 Kreisler le encargó a Elgar un concierto para violín. Tras un encuentro casual en Nueva York en 1947, monseñor Fulton Sheen, entonces profesor de filosofía en la Universidad Católica de América, empezó a dirigir espiritualmente a Kreisler y a su mujer, y regularizó su matrimonio. Sheen declaró que se habían convertido, aunque esto no es muy exacto, ya que Kreisler, aunque de ascendencia judía, hacía tiempo que había recibido el bautismo. Sheen los visitaba con regularidad y predicó en sus funerales.

Fritz Kreisler, en un concierto en 1932 en el Royal Albert Hall de Londres.

Fritz Kreisler, en un concierto en 1932 en el Royal Albert Hall de Londres. Foto: Colección Tully Potter.

Elgar dejó de componer tras la muerte de su esposa, en 1920; en su funeral, un cuarteto de sus amigos supervivientes tocó el Andante de su Cuarteto para Cuerda en mi menor, opus 83, que él había compuesto para los amigos que no habían sobrevivido a la Gran Guerra.

Tumba de Elgar y su esposa.

Edward y Alice están enterrados junto a su hija en el camposanto de la iglesia de St. Wulstan en Little Malvern, que ahora forma parte de la abadía benedictina de Downside.

Pompa y circunstancia

Aunque Elgar consideraba que el El sueño de Geroncio era su obra maestra, la primera de las marchas de Pompa y Circunstancia es seguramente su obra más conocida, y es raro que no se toque en cualquier ceremonia de graduación universitaria.

Land of Hope and Glory [Tierra de Esperanza y Gloria]: a partir del minuto 1:50, los acordes más célebres.

Al haber compuesto marchas en honor de Eduardo VII, Elgar se convirtió en un símbolo de los más altos logros de la época eduardiana. Físicamente se parecía al otro símbolo de la época, Rudyard Kipling; sus vidas fueron prácticamente coincidentes. El texto de la marcha Tierra de esperanza y gloria fue escrito por Arthur Benson, hermano del predicador y autor converso monseñor Robert Hugh Benson. Elgar no deseaba honores, pero no le desagradó que Jorge V le hiciera baronet y le nombrara Master of the King's Music.

Portada de

"Señor del Mundo" es la obra más célebre de Robert Hugh Benson, cuyo hermano Arthur escribió la letra de la marcha más célebre de "Pompa y Circunstancia".

En las catedrales anglicanas de Gloucester y Peterborough se prohibió la interpretación del El sueño de Geroncio de Elgar debido a su teología católica sobre el Purgatorio. Hubert Parry apreció su sonido cuando la oyó por primera vez en la aún inacabada catedral de Westminster, pero añadió despreciativamente: "A pesar de su indudable intensidad... apesta demasiado a esos terrores mortales e innaturales, y a histeria y superchería clerical, para ser agradable".

La intercesión de los santos

Geroncio significa "anciano" y representa a todos los hombres, y las doctrinas concretas del Juicio particular, el Purgatorio y la intercesión de los santos son las bendiciones de la gracia de Dios para las almas de los mortales. En estos melancólicos días otoñales, cuando las conmemoraciones litúrgicas de Todos los Santos y del Día de Difuntos han enmarcado estos temas, la melodía de Nimrod y los versos de El sueño de Geroncio proporcionan a este mundo confuso una dosis de realidad. Son una sólida ayuda para los esfuerzos deprimentes de una cultura secularizada que "celebra la vida" artificialmente en los funerales cuando, de hecho, lo que dicha confusión esconde es, en realidad, un miedo pagano a la muerte. Pero como escribió Newman e interpretó Elgar:

En este instante en que mi hora ha llegado, mi miedo se desvanece;
y en este balance de mi destino
que se cierne sobre mí, puedo mirar hacia adelante
con sereno gozo.

Traducción de Elena Faccia Serrano.

Artículo publicado en ReL el 13 de noviembre de 2018.

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