Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Francisco: «La Iglesia predica que toda persona tiene derecho a tres T, trabajo, techo y tierra»

Vatican Information Service

El Papa ha multiplicado en el Vaticano y en la diócesis de Roma las iniciativas a favor de los sin techo: peluquerías, conciertos, albergues...
El Papa ha multiplicado en el Vaticano y en la diócesis de Roma las iniciativas a favor de los sin techo: peluquerías, conciertos, albergues...
El periódico holandés Straatnieuws, el diario de las personas sin techo, publica este viernes la entrevista que sus redactores hicieron al Papa Francisco el pasado 27 de octubre. El artículo sale también en otros diarios del mismo tipo asociados en la INSP (Red Internacional de Periódicos de la Calle) que cuenta con 113 miembros. Como es sabido, los vendedores de este tipo de prensa son también personas sin hogar que encuentran así una fuente de ingresos.

Reproducimos algunos extractos de la entrevista relacionados sobre todo con el tema de la pobreza.

-¿Cómo nació su compromiso personal por los pobres?
-Me vienen muchos recuerdos a la mente. Me sorprendió mucho una señora que venía a casa tres veces a la semana para ayudar a mi madre. Por ejemplo, ayudaba a lavar la ropa. Ella tenía dos hijos. Eran italianos, sicilianos, y vivieron la guerra, eran muy pobres, pero muy buenos. Y de esa mujer he mantenido siempre el recuerdo. Su pobreza me sorprendía. Nosotros no éramos ricos, llegábamos a final de mes con normalidad, pero no nos sobraba. No teníamos un carro, no nos íbamos de vacaciones y esas cosas. Pero a ella le faltaban muchas cosas necesarias. Nosotros teníamos bastante y mi mamá le daba las cosas. Después ella regreso a Italia y después volvió a Argentina. Yo la encontré cuando era arzobispo de Buenos Aires, tenía 90 años. La acompañé hasta la muerte a los 93 años. Un día ella me dio una medalla del Sagrado Corazón de Jesús que llevo todavía cada día conmigo. Esta medalla -que es también un recuerdo- me hace mucho bien. ¿Quiere verla? (el Papa enseña la medalla). Así pienso en ella todos los días y cuánto ha sufrido por la pobreza. Y pienso en todos los otros que han sufrido. La llevo y la rezo…

-¿Cuál es el mensaje de la Iglesia para los sin techo? ¿Qué significa en la práctica la solidaridad cristiana con ellos?
-Pienso en dos cosas. Jesús no vino al mundo bajo un techo y se hizo pobre. La Iglesia quiere abrazar a todos y decir que tener un techo sobre uno mismo es un derecho. Los movimientos populares trabajan con tres T (en español) trabajo, techo y tierra. La iglesia predica que toda persona tiene derecho a estas tres T.

-Usted pide muy a menudo atención para los pobres y los refugiados. ¿No tiene miedo de generar así una forma de cansancio en los medios de comunicación y en la sociedad en general?

-Todos estamos tentados -cuando se vuelve siempre a hablar de un tema que no es agradable, porque no es bonito hablar de ello- de decir: "Acabemos de una vez; este tema nos ha cansado". Sí, siento que hay cansancio, pero no me da miedo. Tengo que seguir hablando de la verdad y decir las cosas como son.

-¿No tiene miedo de que su defensa de la solidaridad y de la ayuda a los que no tienen techo y a los pobres pueda ser explotada políticamente? ¿Cómo debe hablar la Iglesia para ser influyente y permanecer al mismo tiempo fuera del espectro político?
-Hay caminos que conducen a errores en ese punto. Me gustaría hacer hincapié en dos tentaciones. La Iglesia debe hablar con la verdad y también con el testimonio: el testimonio de la pobreza. Si un creyente habla de la pobreza o de los sin techo y vive como un faraón, no está nada bien. Esta es la primera tentación.

La segunda tentación es la de hacer acuerdos con los gobiernos. Se pueden hacer acuerdos, pero deben ser acuerdos claros, acuerdos transparentes. Por ejemplo, nosotros administramos este edificio, pero todas las cuentas están controladas, para evitar la corrupción. Porque siempre existe la tentación de la corrupción en la vida pública. Tanto política como religiosa... Una vez le pregunté a un ministro argentino, un hombre honesto, uno que dejó el cargo porque no estaba de acuerdo con algunas cosas un poco oscuras. Le dije: "Cuando enviaís ayuda, sea comida, ropa o dinero para los pobres y los necesitados... ¿cuánto les llega, tanto en efectivo como en otras cosas?" Y me respondió: "El 35%". Esto significa que el 65% se pierde. Es la corrupción: un pedazo para mí, otro pedazo para mí´.

-Su homónimo San Francisco eligió la pobreza radical y vendió hasta sus evangelios. Como Papa y obispo de Roma ¿se siente bajo presión para vender los tesoros de la Iglesia?
-Esta es una pregunta fácil. No son los tesoros de la Iglesia, son los tesoros de la humanidad. Por ejemplo, si mañana yo digo que hay que subastar La Piedad de Miguel Ángel es algo que no se puede hacer, ya que no es propiedad de la Iglesia. Está en una iglesia, pero es de la humanidad. Esto se aplica a todos los tesoros de la Iglesia. Pero hemos empezado a vender regalos y otras cosas que me dan. Y el producto de la venta va a monseñor Krajewski, que es mi limosnero. Y luego están las rifas. Hay coches que se han vendido o regalado en una rifa, y las ganancias se utilizan para los pobres. Hay cosas que se pueden vender y esas sí, se venden.

-¿Se da cuenta de que la riqueza de la Iglesia puede crear este tipo de expectativas?

-Sí; si hacemos un catálogo de bienes de la Iglesia, se piensa que la Iglesia es muy rica. Pero cuando se hizo el Concordato con Italia en 1929 sobre la Cuestión Romana, el gobierno italiano de la época ofreció a la Iglesia un gran parque en Roma. El Papa de entonces, Pío XI, dijo: "No; quiero sólo medio kilómetro cuadrado para garantizar la independencia de la Iglesia". Este principio sigue siendo válido.

Sí, los bienes inmuebles de la Iglesia son muchos, pero los usamos para mantener las estructuras de la Iglesia y muchas obras que se hacen en los países necesitados: hospitales, escuelas. Ayer, por ejemplo, pedí que se enviaran al Congo 50.000 euros para construir tres escuelas en las zonas pobres; la educación es una cosa importante para los niños. Fui a la administración competente, lo solicité y han mandado el dinero.

-Santo Padre, ¿puede imaginar un mundo sin pobres?
-Yo quisiera un mundo sin pobres. Debemos luchar por esto. Pero soy creyente y sé que el pecado está siempre dentro de nosotros. Y siempre existe la codicia humana, la insolidaridad, el egoísmo que crea pobres. Por eso me resulta algo difícil imaginar un mundo sin pobres. Si usted piensa en los niños explotados para mano de obra esclava, o en los niños explotados para abusos sexuales. Y otra forma de explotación: matar a los niños para el tráfico de órganos. Matar a los niños para extraer los órganos es codicia. Por eso, no sé si llegaremos a hacer de este mundo un mundo sin pobres, porque el pecado siempre está ahí y nos lleva al egoísmo. Pero tenemos que luchar, siempre, siempre...
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