Los dos «guiños» teológicos de Francisco: el Patriarca Bartolomé y las conferencias episcopales
La privilegiada relación de Francisco con Bartolomé I, en clave ecuménica, ha tenido una traducción directa en Laudato Si´, donde el Papa concede un espacio importante al patriarca ortodoxo de Constantinopla como fuente de autoridad sobre la filosofía moral implicada en las cuestiones medioambientales.
"También fuera de la Iglesia Católica, otras Iglesias y Comunidades cristianas -como también otras religiones- han desarrollado una amplia preocupación y una valiosa reflexión sobre estos temas que nos preocupan a todos. Para poner sólo un ejemplo destacable, quiero recoger brevemente parte del aporte del querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, con el que compartimos la esperanza de la comunión eclesial plena", dice el Papa (n. 7).
Y destaca que el Patriarca Bartolomé "se ha referido particularmente a la necesidad de que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta" y "se ha expresado repetidamente de una manera firme y estimulante, invitándonos a reconocer los pecados contra la creación" (n. 8). Al mismo tiempo, Francisco destaca que Bartolomé "llamó la atención sobre las raíces éticas y espirituales de los problemas ambientales, que nos invitan a encontrar soluciones no sólo en la técnica sino en un cambio del ser humano, porque de otro modo afrontaríamos sólo los síntomas. Nos propuso pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir" (n. 9).
Una veintena de conferencias episcopales citadas
También es especialmente significativo el peso que Francisco ha querido otorgar en la encíclica al magisterio de las conferencias episcopales. Hasta 18 documentos procedentes de episcopados de todo el mundo se citan en Laudato Si´, tres de ellas regionales (Asia, Latinoamérica y Caribe y Patagonia-Comahue) y catorce nacionales (Sudáfrica, Filipinas, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Japón, Brasil, República Dominicana, Paraguay, Nueva Zelanda, Argentina, Portugal, Bolivia, México y Australia).
Se trata de documentos emanados de las diversas conferencias episcopales sobre cuestiones medioambientales o de protección de la tierra desde los años ochenta (el primer texto citado es el de los obispos alemanes en 1980) y noventa (como el que hicieron los obispos brasileños en 1992 cuando la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro), hasta los numerosos que se han ocupado de ello en el siglo XXI, siendo el último citado el de la conferencia episcopal boliviana en 2012.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha manifestado su voluntad de respaldar el papel magisterial de los obispos y de las conferencias episcopales. De hecho, en 2013 declaró que la finalidad de la reforma de la curia romana que entonces emprendía es promover "la auténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad".
El recurso continuo en la Laudato Si´ a lo que han dicho obispos de todo el mundo en torno a los temas de la encíclica es una demostración práctica de esa voluntad del Papa.
"También fuera de la Iglesia Católica, otras Iglesias y Comunidades cristianas -como también otras religiones- han desarrollado una amplia preocupación y una valiosa reflexión sobre estos temas que nos preocupan a todos. Para poner sólo un ejemplo destacable, quiero recoger brevemente parte del aporte del querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, con el que compartimos la esperanza de la comunión eclesial plena", dice el Papa (n. 7).
Y destaca que el Patriarca Bartolomé "se ha referido particularmente a la necesidad de que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta" y "se ha expresado repetidamente de una manera firme y estimulante, invitándonos a reconocer los pecados contra la creación" (n. 8). Al mismo tiempo, Francisco destaca que Bartolomé "llamó la atención sobre las raíces éticas y espirituales de los problemas ambientales, que nos invitan a encontrar soluciones no sólo en la técnica sino en un cambio del ser humano, porque de otro modo afrontaríamos sólo los síntomas. Nos propuso pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir" (n. 9).
Una veintena de conferencias episcopales citadas
También es especialmente significativo el peso que Francisco ha querido otorgar en la encíclica al magisterio de las conferencias episcopales. Hasta 18 documentos procedentes de episcopados de todo el mundo se citan en Laudato Si´, tres de ellas regionales (Asia, Latinoamérica y Caribe y Patagonia-Comahue) y catorce nacionales (Sudáfrica, Filipinas, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Japón, Brasil, República Dominicana, Paraguay, Nueva Zelanda, Argentina, Portugal, Bolivia, México y Australia).
Se trata de documentos emanados de las diversas conferencias episcopales sobre cuestiones medioambientales o de protección de la tierra desde los años ochenta (el primer texto citado es el de los obispos alemanes en 1980) y noventa (como el que hicieron los obispos brasileños en 1992 cuando la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro), hasta los numerosos que se han ocupado de ello en el siglo XXI, siendo el último citado el de la conferencia episcopal boliviana en 2012.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha manifestado su voluntad de respaldar el papel magisterial de los obispos y de las conferencias episcopales. De hecho, en 2013 declaró que la finalidad de la reforma de la curia romana que entonces emprendía es promover "la auténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad".
El recurso continuo en la Laudato Si´ a lo que han dicho obispos de todo el mundo en torno a los temas de la encíclica es una demostración práctica de esa voluntad del Papa.
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