El Santo Padre ante más de mil sacerdotes
Papa Francisco: «Dejen el látigo; el amor de Dios es más fuerte que cualquier terrorismo asesino»
El papa Francisco se reunió este viernes en la basílica de San Juan de Letrán, con más de mil sacerdotes provenientes de 90 países de los 5 continentes, quienes iniciaron el miércoles 10 el tercer retiro mundial, el cual concluye el domingo 14.
Después de casi una hora de diálogo con los sacerdotes en la catedral de Roma, el Pontífice presidió la santa misa y entregó a los participanes el mandado misionero.
Hablando en español, y mirando a los presentes el Papa dijo: “Ver a los obispos junto a los sacerdotes es la cosa más linda de una Iglesia”. Y recordó que es necesario tener sacerdotes y obispos que estén cercanos al pueblo de Dios.
Y explicó que “el coraje de Pablo de decir las cosas, el coraje de los apóstoles a discutir entre ellos” salvó a la Iglesia primitiva. Y subrayó la importancia de confrontarse porque “donde no se discute la Iglesia está muerta. Solamente en los cementerios no se discute”.
El Santo Padre habló también del “genio femenino en la Iglesia” como “una gracia”, porque “la Iglesia es mujer, es 'la' Iglesia y no 'el' Iglesia, es la esposa de Cristo, y la madre del santo pueblo de Dios”.
“La llamada al sacerdocio ministerial --les dijo el Papa a los presentes-- es antes de todo una llamada de amor, vuestra respuesta es una respuesta de amor”. Por ello es necesario cantarle al Señor, incluso “cuando uno tiene tentaciones”, y cuando uno “se pelea con Él o cuando uno le fue infiel” es necesario “ir a Él” y decirle que uno está sufriendo, dejando correr las lágrimas. “Este será un momento de santidad”, dijo.
Indicó que “cuando un sacerdote está enamorado de Jesús, se ve”, porque la gente reconoce "en cambio cuando es un funcionario con horarios fijos”.
Y exhortó a los presentes a “ser misericordiosos con la gente” y abrirle el corazón a Jesús “dejarse amar por Jesús”. Entretanto reconoció que delante del tabernáculo uno se pude quedar dormido por el cansancio acumulado. Si sucede, el Padre mira al hijo que duerme, dijo, “no se preocupen, Jesús les mira”. El tabernáculo puede parecer aburrido, no es la televisión, "pero está el amor”.
El Santo Padre se interrogó: ¿Quiénes somos nosotros, puritanos? ¡Por favor, una Iglesia sin Jesús y sin misericordia, no! No echen a la gente del pueblo de Dios. Y recordando que un sacerdote en Buenos Aires no quería bautizar al hijo de una madre soltera, indicó: “Cuando esto sucede, el sacerdote tiene el corazón de burócrata”. Y pidió: “Misericordia en las confesiones, misericordia”.
En sus palabras ante los más de mil sacerdotes presentes, recordó a los mártires cristianos de hoy, “de hombres y mujeres que mueren por Jesús" y que a los asesinos "no les importa cual sea la diferencia entre los cristianos, porque sabe que son una sola cosa". El de la sangre “es un ecumenismo que ya existe”, recordó. Y les exhorto a proseguir en el camino del ecumenismo.
Concluida su reflexión, le realizaron algunas preguntas por continentes. Sobre América Latina recordó que la pobreza y la miseria son una realidad concreta. Por ello indicó el empeño de la Iglesia en evangelizar y promover socialmente a las personas, como santo Toribio de Mogrovejo en Perú, poniendo atención de caer en ideologías. Añadió que los pastores tienen que realizar un servicio gratuito, sin servir ni al poder ni al dinero, sin apegarse a estos elementos.
Respondiendo a las preguntas de África, anunció que en noviembre de este año espera realizar su primera visita a dicho continete, pasando por la República Centroafricana y Uganda, aunque aún no está confirmado.
Concluidas las respuestas inició la misa solemne en cuya homilía Francisco recordó que “las personas no siguen las homilías que duran más de ocho minutos” que quieren “que se hable al corazón”, que “no es una conferencia ni una lección de catecismo”. Y pidió a los allí presentes que las realicen en un lenguaje que sea “positivo y no prohibitivo”, en el que se hable de Reino de Dios, de las bienaventuranzas, del amor que transforma el corazón. “Dejen el látigo”, dijo, que “el amor de Dios es más fuerte que cualquier terrorismo asesino”.
Texto completo de la homilía del Papa:
En la primera lectura nos adentramos en la ternura de Dios, como que Dios le cuenta a su pueblo como lo quiere, como lo ama, como lo cuida. Y lo que Dios dice a su pueblo en esta lectura del profeta Oseas, capítulo 11, en adelante, versículo primero en adelante, lo dice a cada uno de nosotros, y nos hará bien tomar este texto en un momento de soledad, ponernos en la presencia de Dios y escuchar cuando nos dice esto: cuando vos eras chico yo te amé, te amé desde niño, te salvé, te traje de Egipto, te salvé de la esclavitud, de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la autodestrucción, y de todas las esclavitudes que cada uno conoce, que tuvo o tiene dentro. Yo te salvé, yo te enseñé a caminar.
Qué lindo escuchar Dios me enseña a caminar, el Omnipotente se abaja y me enseña a caminar. Recuerdo esa frase del Deuteronomio, cuando Moisés le dice a su pueblo, “escuchen ustedes que son tan duros de cabeza”, cuando vieron un Dios tan cercano a su pueblo como Dios está cercano a nosotros. Y la cercanía de Dios es ésta ternura: me enseñó a caminar, sin Él yo no sabría caminar en el Espíritu. Y lo tomaba por los brazos pero vos no reconociste que yo te cuidaba. Vos te creíste que te las arreglabas solo. Esta es la historia de cada uno de nosotros. Y yo te atraía con lazos humanos, no con leyes punitivas, con lazos de amor, con ataduras de amor. El amor ata, pero ata en la libertad, ata en dejarte lugar para que respondas con amor. Yo era para ti como los que alzan a una criatura a las mejillas y lo besaba, y me inclinaba y le daba de comer. Decíme, ¿ésta no es tu historia? Al menos es mi historia. Cada uno de nosotros puede leer aquí su propia historia. Decíme, ¿cómo te voy a abandonar ahora, cómo te voy a entregar al enemigo? En los momentos donde tenemos miedo, en los momentos donde tenemos inseguridad, Él nos dice: pero si hice todo esto por vos, ¿cómo pensás que te voy a dejar solo, que te voy a abandonar?
En las costas de Libia, los 23 mártires coptos estaban seguros de que Dios no los abandonaba y se dejaron degollar diciendo el nombre de Jesús, porque sabían que Dios, pese a que les cortaban la cabeza, no los abandonaba. ¿Cómo te voy a tratar como un enemigo? Mi corazón se subleva dentro de mí y se enciende toda mi ternura. Cuando la ternura de Dios se enciende, esa ternura cálida – es el único capaz de calidez y de ternura- no le voy a dar un día libre a la ira por los pecados que hiciste, por tus equivocaciones, por adorar ídolos, porque yo soy Dios, soy el Santo en medio de ti. Es una declaración de amor de Padre a sus hijos y a cada uno de nosotros.
Cuántas veces pienso que le tenemos miedo a la ternura de Dios, y porque le tenemos miedo a la ternura de Dios, no dejamos que se experimente en nosotros y por eso tantas veces somos duros, severos, castigadores, somos pastores sin ternura. ¿Qué nos dice Jesús en el capítulo 15 de Lucas, de aquel pastor que notó que tenía solamente noventa y nueve ovejas y le faltaba una, que las dejó bien cuidaditas cerradas con llave y se fue a buscar a la otra, que estaba enredada ahí entre los espinos y no le pegó, no la retó, la tomó en sus brazos, en sus hombros y la trajo y la curó, si estaba herida? ¿Hacés lo mismo vos con tus feligreses, cuando notás que no hay uno en el rebaño o nos hemos acostumbrado a ser una Iglesia que tiene una sola oveja en el rebaño y dejamos que noventa y nueve se pierdan en el monte? ¿Tus entrañas de ternura se conmueven? ¿Sos pastor de ovejas o te has convertido en un peinador, en un peluquero de una sola oveja exquisita, porque te buscás a vos mismo y te olvidaste de la ternura que te dio tu Padre, que te los cuenta aquí, en el capítulo 11 de Oseas y te olvidaste de cómo se da ternura? El corazón de Cristo es la ternura de Dios, ¿cómo voy a entregarte, cómo te voy a abandonar? Cuando estás solo, desorientado, perdido, vení a mí que yo te voy a salvar, yo te voy a consolar.
Hoy les pido a ustedes en este retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina. Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo. Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí.
El encuentro que se desarrolla hasta el domingo en San Juan de Letrán está dirigido a obispos, sacerdotes y diáconos de todos los continentes y se articula en cinco secciones, desarrolladas en base a cinco conceptos evangélicos: 'reunidos','reconciliados','transformados', fortalecidos', 'enviados', inspirados en la exhortacion apostólica 'Evangelii Gaudium'.
Después de casi una hora de diálogo con los sacerdotes en la catedral de Roma, el Pontífice presidió la santa misa y entregó a los participanes el mandado misionero.
Hablando en español, y mirando a los presentes el Papa dijo: “Ver a los obispos junto a los sacerdotes es la cosa más linda de una Iglesia”. Y recordó que es necesario tener sacerdotes y obispos que estén cercanos al pueblo de Dios.
Y explicó que “el coraje de Pablo de decir las cosas, el coraje de los apóstoles a discutir entre ellos” salvó a la Iglesia primitiva. Y subrayó la importancia de confrontarse porque “donde no se discute la Iglesia está muerta. Solamente en los cementerios no se discute”.
El Santo Padre habló también del “genio femenino en la Iglesia” como “una gracia”, porque “la Iglesia es mujer, es 'la' Iglesia y no 'el' Iglesia, es la esposa de Cristo, y la madre del santo pueblo de Dios”.
“La llamada al sacerdocio ministerial --les dijo el Papa a los presentes-- es antes de todo una llamada de amor, vuestra respuesta es una respuesta de amor”. Por ello es necesario cantarle al Señor, incluso “cuando uno tiene tentaciones”, y cuando uno “se pelea con Él o cuando uno le fue infiel” es necesario “ir a Él” y decirle que uno está sufriendo, dejando correr las lágrimas. “Este será un momento de santidad”, dijo.
Indicó que “cuando un sacerdote está enamorado de Jesús, se ve”, porque la gente reconoce "en cambio cuando es un funcionario con horarios fijos”.
Y exhortó a los presentes a “ser misericordiosos con la gente” y abrirle el corazón a Jesús “dejarse amar por Jesús”. Entretanto reconoció que delante del tabernáculo uno se pude quedar dormido por el cansancio acumulado. Si sucede, el Padre mira al hijo que duerme, dijo, “no se preocupen, Jesús les mira”. El tabernáculo puede parecer aburrido, no es la televisión, "pero está el amor”.
El Santo Padre se interrogó: ¿Quiénes somos nosotros, puritanos? ¡Por favor, una Iglesia sin Jesús y sin misericordia, no! No echen a la gente del pueblo de Dios. Y recordando que un sacerdote en Buenos Aires no quería bautizar al hijo de una madre soltera, indicó: “Cuando esto sucede, el sacerdote tiene el corazón de burócrata”. Y pidió: “Misericordia en las confesiones, misericordia”.
En sus palabras ante los más de mil sacerdotes presentes, recordó a los mártires cristianos de hoy, “de hombres y mujeres que mueren por Jesús" y que a los asesinos "no les importa cual sea la diferencia entre los cristianos, porque sabe que son una sola cosa". El de la sangre “es un ecumenismo que ya existe”, recordó. Y les exhorto a proseguir en el camino del ecumenismo.
Concluida su reflexión, le realizaron algunas preguntas por continentes. Sobre América Latina recordó que la pobreza y la miseria son una realidad concreta. Por ello indicó el empeño de la Iglesia en evangelizar y promover socialmente a las personas, como santo Toribio de Mogrovejo en Perú, poniendo atención de caer en ideologías. Añadió que los pastores tienen que realizar un servicio gratuito, sin servir ni al poder ni al dinero, sin apegarse a estos elementos.
Respondiendo a las preguntas de África, anunció que en noviembre de este año espera realizar su primera visita a dicho continete, pasando por la República Centroafricana y Uganda, aunque aún no está confirmado.
Concluidas las respuestas inició la misa solemne en cuya homilía Francisco recordó que “las personas no siguen las homilías que duran más de ocho minutos” que quieren “que se hable al corazón”, que “no es una conferencia ni una lección de catecismo”. Y pidió a los allí presentes que las realicen en un lenguaje que sea “positivo y no prohibitivo”, en el que se hable de Reino de Dios, de las bienaventuranzas, del amor que transforma el corazón. “Dejen el látigo”, dijo, que “el amor de Dios es más fuerte que cualquier terrorismo asesino”.
Texto completo de la homilía del Papa:
En la primera lectura nos adentramos en la ternura de Dios, como que Dios le cuenta a su pueblo como lo quiere, como lo ama, como lo cuida. Y lo que Dios dice a su pueblo en esta lectura del profeta Oseas, capítulo 11, en adelante, versículo primero en adelante, lo dice a cada uno de nosotros, y nos hará bien tomar este texto en un momento de soledad, ponernos en la presencia de Dios y escuchar cuando nos dice esto: cuando vos eras chico yo te amé, te amé desde niño, te salvé, te traje de Egipto, te salvé de la esclavitud, de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la autodestrucción, y de todas las esclavitudes que cada uno conoce, que tuvo o tiene dentro. Yo te salvé, yo te enseñé a caminar.
Qué lindo escuchar Dios me enseña a caminar, el Omnipotente se abaja y me enseña a caminar. Recuerdo esa frase del Deuteronomio, cuando Moisés le dice a su pueblo, “escuchen ustedes que son tan duros de cabeza”, cuando vieron un Dios tan cercano a su pueblo como Dios está cercano a nosotros. Y la cercanía de Dios es ésta ternura: me enseñó a caminar, sin Él yo no sabría caminar en el Espíritu. Y lo tomaba por los brazos pero vos no reconociste que yo te cuidaba. Vos te creíste que te las arreglabas solo. Esta es la historia de cada uno de nosotros. Y yo te atraía con lazos humanos, no con leyes punitivas, con lazos de amor, con ataduras de amor. El amor ata, pero ata en la libertad, ata en dejarte lugar para que respondas con amor. Yo era para ti como los que alzan a una criatura a las mejillas y lo besaba, y me inclinaba y le daba de comer. Decíme, ¿ésta no es tu historia? Al menos es mi historia. Cada uno de nosotros puede leer aquí su propia historia. Decíme, ¿cómo te voy a abandonar ahora, cómo te voy a entregar al enemigo? En los momentos donde tenemos miedo, en los momentos donde tenemos inseguridad, Él nos dice: pero si hice todo esto por vos, ¿cómo pensás que te voy a dejar solo, que te voy a abandonar?
En las costas de Libia, los 23 mártires coptos estaban seguros de que Dios no los abandonaba y se dejaron degollar diciendo el nombre de Jesús, porque sabían que Dios, pese a que les cortaban la cabeza, no los abandonaba. ¿Cómo te voy a tratar como un enemigo? Mi corazón se subleva dentro de mí y se enciende toda mi ternura. Cuando la ternura de Dios se enciende, esa ternura cálida – es el único capaz de calidez y de ternura- no le voy a dar un día libre a la ira por los pecados que hiciste, por tus equivocaciones, por adorar ídolos, porque yo soy Dios, soy el Santo en medio de ti. Es una declaración de amor de Padre a sus hijos y a cada uno de nosotros.
Cuántas veces pienso que le tenemos miedo a la ternura de Dios, y porque le tenemos miedo a la ternura de Dios, no dejamos que se experimente en nosotros y por eso tantas veces somos duros, severos, castigadores, somos pastores sin ternura. ¿Qué nos dice Jesús en el capítulo 15 de Lucas, de aquel pastor que notó que tenía solamente noventa y nueve ovejas y le faltaba una, que las dejó bien cuidaditas cerradas con llave y se fue a buscar a la otra, que estaba enredada ahí entre los espinos y no le pegó, no la retó, la tomó en sus brazos, en sus hombros y la trajo y la curó, si estaba herida? ¿Hacés lo mismo vos con tus feligreses, cuando notás que no hay uno en el rebaño o nos hemos acostumbrado a ser una Iglesia que tiene una sola oveja en el rebaño y dejamos que noventa y nueve se pierdan en el monte? ¿Tus entrañas de ternura se conmueven? ¿Sos pastor de ovejas o te has convertido en un peinador, en un peluquero de una sola oveja exquisita, porque te buscás a vos mismo y te olvidaste de la ternura que te dio tu Padre, que te los cuenta aquí, en el capítulo 11 de Oseas y te olvidaste de cómo se da ternura? El corazón de Cristo es la ternura de Dios, ¿cómo voy a entregarte, cómo te voy a abandonar? Cuando estás solo, desorientado, perdido, vení a mí que yo te voy a salvar, yo te voy a consolar.
Hoy les pido a ustedes en este retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina. Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo. Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí.
El encuentro que se desarrolla hasta el domingo en San Juan de Letrán está dirigido a obispos, sacerdotes y diáconos de todos los continentes y se articula en cinco secciones, desarrolladas en base a cinco conceptos evangélicos: 'reunidos','reconciliados','transformados', fortalecidos', 'enviados', inspirados en la exhortacion apostólica 'Evangelii Gaudium'.
Comentarios