«Escuchad», exclamó Francisco invitando a pensar: «¿Qué pasaría si no existiesen las religiosas?»
El domingo 2 de febrero amaneció frío y lluvioso, y de hecho el Papa, tras el Angelus, tuvo un recuerdo especial a las zonas de Italia -entre ellas Roma- que están padeciendo estos días severas inundaciones. Eso no disuadió sin embargo a los miles de fieles que de nuevo abarrotaron la Plaza de San Pedro en el último día en el que se podían contemplar el belén navideño. Será ya retirado, y la madera del árbol se dedicará a fabricar pequeños juguetes para los niños pobres.
Pertenecen a Dios "de forma plena y exclusiva"
En la Jornada de la Vida Consagrada, Francisco resaltó "la importancia para la Iglesia de cuantos han acogido la vocación de seguir a Jesús según los consejos evangélicos", y que "pertenecen a Dios de forma plena y exclusiva por la profesión de los votos", aunque "todos los cristianos nos consagramos a Dios y nos ofrecemos al Padre con Jesús y como Jesús" por medio del bautismo.
Quienes están totalmente consagrados a Dios "están totalmente entregados a sus hermanos para llevar la luz de Cristo allí donde están más oscuras las tinieblas. Las personas consagradas son signo de Dios en los distintos ambientes de la vida".
"Son un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo", exclamó el Papa: "¡Hay tanta necesidad de estas presencias que refuerzan y renuevan el compromiso de la difusión del Evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa, el empeño en la formación espiritual de los jóvenes, por la justicia y la paz de la familia humana!".
Si no hubiese religiosas...
Francisco abandonó entonces por unos instantes los papeles para, según su costumbre, improvisar sobre los puntos que quiere enfatizar: "Escuchad, ¿qué pasaría si no existiesen las religiosas? En los hospitales, en las misiones, en las escuelas. ¡Pensad en una Iglesia sin escuelas! ¡No puede ser! Este don, esta levadura, es la que lleva al pueblo de Dios hacia adelante: consagran su vida a Dios y son ellas las que llevan el mensaje de Dios".
"La Iglesia y el mundo tienen necesidad de este testimonio de amor y de la misericordia de Dios", continuó leyendo: "Los consagrados, los religiosos, las religiosas, son el testimonio del Dios bueno, del Dios misericordioso".
El Papa invitó a valorar con gratitud la vida consagrada y a profundizar en sus diversos carismas y, sobre todo, "a rezar para que muchos jóvenes den el sí al Señor que les llama para que se consagren totalmente a Él para un servicio desinteresado a Dios y a los hermanos".
Proteger la vida cuando es más frágil
Tras el Angelus, y con ocasión de la Jornada por la Vida que se vivía en Italia, Francisco mostró su "saludo y ánimo a las asociaciones, grupos y movimientos comprometidos en la defensa y promoción de la vida humana", en particular "cuando es más frágil y necesita más atenciones y cuidados, desde el seno materno hasta su muerte en esta tierra".
Pertenecen a Dios "de forma plena y exclusiva"
En la Jornada de la Vida Consagrada, Francisco resaltó "la importancia para la Iglesia de cuantos han acogido la vocación de seguir a Jesús según los consejos evangélicos", y que "pertenecen a Dios de forma plena y exclusiva por la profesión de los votos", aunque "todos los cristianos nos consagramos a Dios y nos ofrecemos al Padre con Jesús y como Jesús" por medio del bautismo.
Quienes están totalmente consagrados a Dios "están totalmente entregados a sus hermanos para llevar la luz de Cristo allí donde están más oscuras las tinieblas. Las personas consagradas son signo de Dios en los distintos ambientes de la vida".
"Son un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo", exclamó el Papa: "¡Hay tanta necesidad de estas presencias que refuerzan y renuevan el compromiso de la difusión del Evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa, el empeño en la formación espiritual de los jóvenes, por la justicia y la paz de la familia humana!".
Si no hubiese religiosas...
Francisco abandonó entonces por unos instantes los papeles para, según su costumbre, improvisar sobre los puntos que quiere enfatizar: "Escuchad, ¿qué pasaría si no existiesen las religiosas? En los hospitales, en las misiones, en las escuelas. ¡Pensad en una Iglesia sin escuelas! ¡No puede ser! Este don, esta levadura, es la que lleva al pueblo de Dios hacia adelante: consagran su vida a Dios y son ellas las que llevan el mensaje de Dios".
"La Iglesia y el mundo tienen necesidad de este testimonio de amor y de la misericordia de Dios", continuó leyendo: "Los consagrados, los religiosos, las religiosas, son el testimonio del Dios bueno, del Dios misericordioso".
El Papa invitó a valorar con gratitud la vida consagrada y a profundizar en sus diversos carismas y, sobre todo, "a rezar para que muchos jóvenes den el sí al Señor que les llama para que se consagren totalmente a Él para un servicio desinteresado a Dios y a los hermanos".
Proteger la vida cuando es más frágil
Tras el Angelus, y con ocasión de la Jornada por la Vida que se vivía en Italia, Francisco mostró su "saludo y ánimo a las asociaciones, grupos y movimientos comprometidos en la defensa y promoción de la vida humana", en particular "cuando es más frágil y necesita más atenciones y cuidados, desde el seno materno hasta su muerte en esta tierra".
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