Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Vigilia Pascual del Papa: «Camina hacia tu Galilea, el "lugar" donde conociste a Jesús en persona»

Francisco, durante la homilía de la Vigilia Pascual.
Francisco, durante la homilía de la Vigilia Pascual, guiada por una idea: el regreso a la Galilea personal de cada uno. Foto: Vatican Media.

Jesús M.C.

La Vigilia Pascual, una de las más bellas celebraciones del año, fue presidida este Sábado Santo por el Papa en la Basílica de San Pedro ante cerca de ocho mil fieles, entre ellos decenas de cardenales y obispos.

Francisco accedió al templo, tenuemente iluminado, por la entrada principal, y en primer lugar bendijo el fuego y encendió el cirio pascual, llama que fue pasando de unos a otros hasta llenar de nuevo de luz el templo.

Las velas encendidas tras recibir el fuego del cirio pascual.

Las velas encendidas tras recibir el fuego del cirio pascual. Foto: Vatican Media.

Posteriormente, en la homilía, el Papa comentó el Evangelio de la Resurrección de Cristo, de la que son primeras testigos las mujeres que, tras encontrar la tumba vacía, a la que acuden "con el corazón desgarrado de dolor", corren a anunciar a los discípulos que "Jesús ha resucitado y los espera en Galilea".

Toda la predicación de Francisco giró en torno a esta idea del regreso a Galilea en "alegre carrera" tras la Pascua, por oposición al "triste camino" previo a ella: "Entremos también nosotros en este camino de los discípulos que va del sepulcro a Galilea".

Porque "a veces también nosotros pensamos que la alegría del encuentro con Jesús pertenece al pasado". Ahora solo vemos "tumbas selladas", es decir, "nuestras desilusiones, nuestras amarguras y nuestra desconfianza". Estamos "atenazados por el dolor, oprimidos por la tristeza, humillados por el pecado", acosados por el "fracaso", alguna preocupación o "el sabor amargo del cansancio".

Vemos "un mundo donde parece que siempre prevalecen las leyes del más astuto y del más fuerte", nos sentimos "impotentes y desalentados ante el poder del mal, ante los conflictos que dañan las relaciones, ante las lógicas del cálculo y de la indiferencia que parecen gobernar la sociedad, ante el cáncer de la corrupción, ante la propagación de la injusticia, ante los vientos gélidos de la guerra". O le hemos visto el rostro a la muerte, la enfermedad o las desgracias, quedando "atrapados en la desilusión".

Retorno a Galilea

Frente a todo ello, Francisco invitó a tomar como ejemplo a las mujeres de Pascua, que no se quedaron inmóviles ni llorando, sino que corrieron a dar la Buena Nueva y a empujar a los apóstoles a ir a Galilea. 

"¿Qué significa ir a Galilea?", se preguntó el Papa. Por un lado, "salir de lo escondido para abrirse a la misión, escapar del miedo para caminar hacia el futuro", y por otro, "volver a los orígenes, porque precisamente en Galilea había comenzado todo", pues "allí el Señor encontró y llamó por primera vez a los discípulos".

Francisco bautiza a un catecúmeno durante la Vigilia Pascual.

Ocho catecúmenos tuvieron su "Galilea" en esta Vigilia Pascual, al recibir el bautismo de manos del Papa: tres miembros de una familia albanesa, dos personas de Estados Unidos, y tres de Nigeria, Italia y Venezuela.

En nuestro caso, significa "volver a la gracia originaria, allí donde comenzó nuestra historia de amor con Jesús". Se trata de que "revivamos ese momento, esa situación, esa experiencia en la que encontramos al Señor, sentimos su amor y recibimos una mirada nueva y luminosa sobre nosotros mismos, sobre la realidad, sobre el misterio de la vida".

"Esta es la invitación: ¡recuerda y camina!", insistió el pontífice: "Si recuperas el primer amor, el asombro y la alegría del encuentro con Dios, irás hacia adelante. Recuerda y camina. Recuerda y camina. Recuerda tu Galilea y camina hacia tu Galilea. Es el 'lugar' en el que conociste a Jesús en persona; donde Él para ti dejó de ser un personaje histórico como otros y se convirtió en la persona de la vida".

Es donde Él se manifestó a cada cual como un "Dios cercano, que te conoce mejor que nadie y te ama más que nadie", es el "preciso momento [en el que] te habló justamente a ti". Pudo ser la alegría de una confesión en la que recibimos el perdón sacramental o un momento intenso e inolvidable de oración: algo, sea lo que fuere, que "transformó tu vida".

No podemos dejar ese momento en el pasado, concluyó Francisco: "El Resucitado nos invita a volver allí para celebrar la Pascua", cuya fuerza "nos invita a quitar las lápidas de la desilusión y la desconfianza... Recuerda y camina; regresa a Él, recupera la gracia de la resurrección de Dios en ti. Vuelve a Galilea, vuelve a tu Galilea".

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