Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Luchando eficazmente por la vida


ADEVIDA, un ejemplo mucho más eficaz de luchar contra el aborto, y sobre todo, de defender y promover la dignidad y la grandeza de la vida: la asociación.

por José F. Vaquero

Opinión

En algunos medios con un mínimo sentido de la dignidad humana se critica y demoniza demasiado rápidamente el aborto. Crimen horrendo y despiadado contra seres inocentes, una de las principales causas de mortalidad infantil en nuestro país, empresa económica bajo capa de clínica de salud. Sin quitar la dureza de este crimen, he encontrado en estos días un ejemplo mucho más eficaz de luchar contra el aborto, y sobre todo, de defender y promover la dignidad y la grandeza de la vida: la asociación ADEVIDA.
 
«Por sus frutos los conoceréis», y así es. Esta asociación, que tiene por fin informar, orientar, ayudar, defender y proteger a las personas individuales o a otras Asociaciones que definden la dignidad de la vida, ayudó a nacer a casi un millar de niños (léase, evitó este número de abortos) el año pasado. 965 madres que llevaron adelante sus embarazos, principalmente porque alguien les asesoró, les acogió, les ayudó. Todos, incluidos los políticos favorables a la eufemística «interrupción voluntaria del embarazo» aceptan y afirman que el aborto es un fracaso, un «algo» que no se debería dar. Defender lo contrario, a nivel opinión pública, sería peligroso (aunque ciertamente hay intereses económicos muy fuertes impermeables a esta visión). El aborto es un fracaso, pero pocos se mojan, como ADEVIDA u otras fundaciones similares para evitarlo seriamente.
 
En su página web concentra su cimiento básico: «La vida del ser humano se inicia con la fecundación del óvulo por el espermatozoide y se mantiene su identidad en todas las fases de su desarrollo hasta su extinción natural». Con gran visión de la historia, hace ya tres décadas vieron las orejas al lobo. En aquel 1979 el lobo llevaba la etiqueta de Ley aprobatoria del divorcio. Pero ya constataban la orquestación de la campaña a favor del aborto, primero como excepción (excepción que resultó un cajón de sastre) y ahora como pretendido derecho.
 
ADEVIDA, rubrican, se inspira en el reconocimiento de que todo ser humano, desde el momento de la concepción tiene la dignidad y los derechos inherentes a las personas, amparados por una Ley moral objetiva superior e independiente del arbitrio o pacto de los hombres.
 
965 niños pueden llorar, gritar, jugar y trastear este año gracias a las personas que forman esta asociación. Y un 20% de las familias que han acudido buscando trabajo, trabajo para mantener a su familia, a sus hijos. Y estoy hablando sólo de los frutos más evidentes, tangibles, contables. Cuánta felicidad han encontrado ese millar de familias, las cincuenta o sesenta familias de los colaboradores directos de la asociación, las 3.000 mujeres gestantes atendidas durante el mismo año, y los cientos, miles de personas que ven en ella una esperanza para el mundo de hoy.
 
Aunque pueda sonar a tópico, me ha llamado la atención el elevado número de mujeres solteras entre las atendidas por el Centro en Defensa de la Mujer Gestante: casi el 70%. Algunos defensores del aborto y el “matrimonio temporal” insisten hasta la saciedad en la difícil situación de algunos matrimonios para continuar la convivencia. ¿Las dificultades para aprobar un examen legitiman la supresión del mismo? ¿El esfuerzo para conseguir una obra de arte legitima que prescindamos del todo y para siempre de la belleza artística? Rápidas generalizaciones, y cómodas.
 
La naturaleza es sabia. Argumento de moda para los ecologistas, pero muy olvidado cuando hablamos de la naturaleza humana. El niño, en su primer inicio, es el resultado de la fusión entre una célula masculina y otra femenina. No se trata de un puro y abstracto hecho científico, que nada significa; se trata de un reflejo de qué es el hijo: el resultado de la unión, física, psicologica y espiritual, del hombre y de la mujer. El matrimonio, y la familia, constituyen ese ejemplo gráfico de la mutua complementariedad entre el varón y la mujer. ¿Por qué nos empeñaremos en tratar de dominar, como señores despiadados, el mundo y la naturaleza que nos rodea?
 
Para más información sobre ADEVIDA, http://www.adevida.org
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