Trabajando en el circo
Trabajar en un circo es un estilo de vida, una vida distinta, original. En estos últimos años se extiende desde los circenses clásicos, como Ángel Cristo, a un significado peyorativo en este gran circo mundial.
por José F. Vaquero
Entre los personajes conocidos que nos han dejado esta semana, uno de ellos ha llamado mi atención. No es un banquero, en esta semana de terremotos bursátiles, que hablan griego y otras lenguas europeas. No me refiero tampoco a un trabajador «convencional», que ya tenemos bastante problemas con ese veinte por ciento de «buscadores», y otro tanto de autónomos temerosos. Se trata de alguien peculiar, un trabajador de circo, Angel Cristo. Realizó en su vida una profesión que no está de moda, o al menos eso dicen, aunque a él su dedicación laboral y vital le vino de familia; sólo le faltaba decidir la pista concreta y un gran espectáculo, y se decantó por los animales peligrosos: leones, tigres, elefantes…
Trabajar en un circo es un estilo de vida, una vida distinta, original. En estos últimos años, sin embargo, esa vida circense cobra un significado especial, y se extiende de los circenses clásicos, como Ángel Cristo, Bárbara Rey, y las familias de ambos, a un significado peyorativo del término, en el que todos somos espectadores de este gran circo mundial.
Ángel se ganó su vida, pagando incluso con varias visitas al quirófano, domesticando animales salvajes y ensayando con ellos un sinfín de espectáculos. En nuestro circo mundial nos encontramos también con domadores, o personas que hacen esa labor. Ante un peligro inminente, el animal salvaje reacciona instintivamente, se defiende, lucha. En términos socio – políticos diríamos que protesta, se resiste, revuelve Roma con Santiago para no verse atrapado por el peligro. ¿Qué ha sucedido en nuestro país con las fieras de los sindicatos? Llevamos un año tocando techo en número de parados, y parece que el buen domador ha hecho bien su trabajo, nos ofrece un buen espectáculo.
Cambiemos de espectáculo bajo la carpa: otros honestos trabajadores del circo se ganan su vida paseando por la cuerda floja, o saltando de trapecio en trapecio, dando saltos mortales y entreteniéndonos con sus cabriolas. ¿Sucede lo mismo en el gran circo mundial? Escuchando algunas declaraciones lo podríamos afirmar. Siguen anunciando como inminente, después de varios meses, el punto de inflexión en la caída económica. Las palabras lo aguantan todo, todo se puede prometer, ¿pero qué sucederá cuando el trapecio, desgastado de tantas promesas sin fundamento, se desprenda y no nos aguante más? Nos precipitaremos al vacío, pues con tantas promesas, hasta la red hemos recogido.
Hagámonos un poco como niños, y disfrutemos de una de las piezas colosales del circo: los payasos. Y aquí no quiero aludir a políticos y empresarios (¿con razón?). Me refiero a esa maravillosa profesión, muy olvidada hoy, que consiste en regalar sonrisas a los que nos rodean. El buen payaso no es frívolo, superficial; es aquel que disfruta con su vida, y desea hacer disfrutar a sus semejantes. Y sólo si consigue lo primero será capaz de hacer lo segundo. Existen los problemas; no podemos negarlo. Pero si son problemas, es porque tienen solución, porque hay algo que hacer para mejorar esta situación. Los psicólogos, con frecuencia, aborrecen este término, y creo que aquí les tengo que dar la razón. En lugar de problemas, deberíamos hablar de dificultades. Si caminando por el monte nos encontramos con un río caudaloso que cruza el camino, estamos ante un problema, quizás bastante serio. Si nos encontramos una subida pronunciada, estamos ante una dificultad, una situación que requiere un esfuerzo especial, pero superable.
¿Hay algún payaso de éstos (no de los frívolos) en nuestra vida? ¿Alguien que en cualquier momento, fácil o difícil, está dispuesto a regalarnos su sonrisa, a arrancar de nosotros una expresión feliz, una leve sonrisa o una abierta carcajada? ¿Y soy capaz de ser este tipo de payasos para las personas que se cruzan conmigo? Cuánto cambiarían las cosas sólo con una sonrisa al día.
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