El misterioso hombre de la Sábana Santa
Termino de ver una exposición que muestra una reproducción al natural del hombre de la Sindone, en la Basílica de San Juan de Dios en Granada. Una estatua realizada con látex y silicona pigmentada y cabello natural microinjertado, en posición decúbito supino y de 1,78 metros de longitud.
Lo más impresionante es la cantidad de heridas que podemos apreciar, la lanzada en el costado derecho, las correspondientes a los clavos en manos y pies, las múltiples heridas distribuidas por todo el cuero cabelludo, más acentuadas en la nuca por la presión ejercida por el patibulum (madero horizontal de la cruz), hematoma en el ojo derecho y pómulo izquierdo, nariz rota y laceraciones en las rodillas, con presencia de arcilla en las mismas, por efecto de las supuestas caídas.
Además de lo mencionado, la figura presenta más de 600 heridas producidas por entre 120-150 latigazos con el flagrum (compuesto de un mango de madera y tres cintas de cuero, con dos bolitas de plomo o fragmentos de hueso en sus extremos). Viendo esa estatua, no podemos ni imaginar los terribles dolores que debió padecer esta persona.
La estatua se ha confeccionado con la información proporcionada por la Sindone o Sábana Santa, un lienzo tejido a mano, que apareció en Lirey (Francia) a mediados del siglo XIV.
Lo lógico es preguntarnos: ¿quién aparece reflejado en este lienzo? ¿Se trata de Jesús de Nazaret? ¿Es un crucificado cualquiera? ¿Es una falsificación medieval? Posiblemente estamos ante una de las piezas arqueológicas más estudiadas del mundo.
Ya en el siglo XIX se hizo muy famosa cuando el abogado y fotógrafo Secondo Pia descubrió que la imagen en la Sábana Santa es como un negativo fotográfico. Hecho confirmado en 1931, cuando con motivo de la boda del príncipe Humberto II se volvió a fotografiar el lienzo con cámaras fotográficas más modernas.
En 1973, el botánico Max Frei encontró en ella una serie de pólenes propios de Palestina y Turquía, hallazgos confirmados por un estudio posterior en 1978.
Ese mismo año, un grupo de ochenta científicos norteamericanos realizaron un estudio a fondo, al que se denominó STURP [Shroud of Turin Research Project] con la tecnología más puntera disponible en el momento y todos los hallazgos: ausencia de pintura, sin signos de capilaridad ni de putrefacción, la imagen sólo se ve a una distancia mínima de 1,5 metros, detectan aloe y mirra, sangre del tipo AB, herida en el costado con características postmortem, 60 heridas punzantes en cuero cabelludo y heridas de clavos en las muñecas y pies. No identifican nada en contra y sí a favor de que esa Sábana pudiera haber cubierto a Jesús el Nazareno.
En 1988, se intentó datar el lienzo con Carbono14, fue una decepción para los defensores de la Sindone, situaron su antigüedad entre el 1260-1390. Pero no había unanimidad. Ya en ese momento, Michael Tite, director del estudio, emitió una nota explicativa y discrepante, por no considerarlo el método apropiado y no haberse cumplido los protocolos de forma adecuada. Diez años después, en un congreso en Turín, se confirmó y respaldó la opinión del Dr. Michael Tite. En 2008, el director de la unidad del acelerador de radiocarbono de Oxford, el Dr. Christopher Bronk Ramsey criticó la forma y la utilización de sólo el C14 como método de datación y defendió que la Sábana de Turín se puede ubicar en el siglo I de nuestra era.
Estudios con microscopía electrónica realizados en el Hospital San Andrés de Vercelli, por el jefe del departamento, el Dr. Héctor Morano, comparando con tejidos egipcios de antigüedad conocida, le han adjudicado una antigüedad de unos dos mil años a la Sábana Santa.
En 2019, el Dr. Liberato de Caro del Consejo Nacional de Investigación de Italia junto al profesor Giulio Fanti de la Universidad de Padua han utilizado un método de dispersión de Rayos X de gran angular, para detectar el envejecimiento natural de la celulosa. El método se considera superior al C14, no destruye el tejido, por lo que se puede repetir la prueba y le da una antigüedad de dos mil años al lienzo. Los resultados se publicaron en la revista Heritage en 2022.
El VP8, aparato diseñado por la Nasa para lograr imágenes tridimensionales en el espacio exterior, se ha usado en la Sábana Santa y fue una sorpresa encontrar que la Sindone tiene información tridimensional, las pinturas y las fotos normales no tienen esa información, apreciándose que la nariz está rota y se detectaron unas monedas en los ojos, que estudios posteriores han demostrado que fueron emitidas por Pilatos.
En 2022, el cineasta David Rolfe, un agnóstico que se hizo creyente estudiando la Sindone, estrenó su película: Who can He be? [¿Quién puede ser Él?], mostrando unas realidades sobre la sábana que los científicos no pueden explicar.
En noviembre de 2023, se estrenó una nueva película sobre la Sábana Santa, dirigida por Robert Orlando, con el título Shroud: Face to Face y se publicó un libro con el mismo título. Se trata de un estudio con las técnicas propias de una investigación policial, una especie de CSI sobre la Sindone.
La exposición 'The Mystery Man' se encuentra actualmente en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz, que se halla en pleno Año Santo Jubilar.
Los estudios sobre esta fascinante pieza arqueológica no cesan y todos apuntan en la misma dirección.
Si fuera una falsificación medieval, habría que mostrar un grandísimo respeto por el falsificador, ya que pensó en todas las posibilidades:
-primero, utilizó una tela de lino, del mismo tipo de las encontradas en Masada, con la particularidad, de ser una variante de lino que existía en la Palestina del siglo I d.C., que no se cultivaba en Francia en el siglo XIV. Un detalle curioso es que está blanqueada después de ser tejida, con un método que se abandonó en el siglo VIII, lo que sigue haciendo muy improbable que se confeccionara en el siglo XIV. Otro dato muy significativo es que en 1973, se descubrieron algunas fibras de algodón mezcladas con las de lino, determinándose que el algodón es del tipo Gossuptum Herbaceum, que se cultivaba en Oriente Medio, pero no en la Francia medieval. Finalmente, otro hallazgo definitivo es que el lino no está mezclado con fibras de lana. Las leyes judías prohibían mezclar en los telares las fibras vegetales con las animales, algo que sí se hacía en el resto del mundo, de forma habitual. Es muy poco probable que un falsificador medieval francés tuviera en cuenta estos detalles. Pero, además,
-segundo, tuvo la precaución de contaminar la tela con pólenes de la zona de Jerusalén;
-tercero, no usó ninguna pintura, no se han detectado pigmentos, además la imagen sólo se percibe a 1,5 metros, no se puede pintar con un pincel de metro y medio de longitud y sin producir signos de capilaridad, la realidad es que en la actualidad no se sabe cómo se generó esa imagen, que contiene información tridimensional y es como un negativo fotográfico. Nunca ha sido posible hacer una falsificación de la misma ni con las técnicas actuales más sofisticadas. De hecho la película Who can He be? termina con un desafío al equipo de investigación y restauración del Museo Británico, para que realizara una copia exacta y se le recompensaría con un millón de dólares y no han sido capaces;
-cuarto, la pena de crucifixión fue abolida por Constantino en el siglo IV, el posible autor medieval no tenía información directa de presenciar crucifixiones, tampoco había muchas bibliotecas disponibles, ni internet para informarse y la iconografía predominante en Europa era de crucificados con los clavos en las palmas de las manos, pero el hombre de la Sábana Santa tiene las heridas en las muñecas, en el espacio de Destot, por donde pasa el nervio mediano, lo que da lugar a que el pulgar esté plegado y así lo muestra la imagen de la Sindone;
-quinto, también pensó en manchar la tela, con sangre del grupo AB, que no es precisamente la más frecuente en Francia, para que exista concordancia con la sangre de ese tipo, también encontrada en el Pañolón de Oviedo.
Yo no me puedo creer que nadie en la Francia del siglo XIV pensara en todos los detalles mencionados, ni que dispusiera de una técnica pictórica desconocida en el momento actual. Tampoco creo en la casualidad y el azar, eso se lo dejo a los críticos y escépticos.
Finalmente, sólo desde la estadística, la probabilidad matemática de que el hombre de la Sindone no fuera Jesús es prácticamente cero. Hay una serie de coincidencias entre Jesús y el hombre de la Sábana: ambos llevaron un casco de espinas, no se sabe de ningún otro crucificado, al que se le pusiera un casco-corona de espinas, los dos fueron flagelados, la mayoría de los crucificados no eran previamente flagelados, transportaron el patibulum (madero horizontal) que dejaba lesiones específicas en la espalda, clavados por las muñecas, lanceados en el costado derecho, el ser lanceados es una rareza, envueltos en un buen sudario y embalsamados con aloe y mirra, otro hecho excepcional, la muerte por crucifixión era muy degradante y ni los familiares los recogían, en general se avergonzaban de ellos, la norma era dejarlos en la cruz o arrojarlos a tumbas comunes, lo habitual era romper las piernas del crucificado para acelerarles la muerte, lo que no ocurrió con Jesús ni con el hombre de la Sábana Santa.
Considerando esos hechos, la posibilidad de que se hubieran dado esos mismos sucesos en otro crucificado son de 1 en 20 mil millones según Bruno Barberi, profesor de matemáticas de la Universidad de Turín. La población del Imperio Romano de la época se puede calcular entre 50 y 60 millones de personas y sabemos que los ciudadanos romanos, salvo en caso muy excepcional no eran sometidos al suplicio de la crucifixión. El cálculo del ingeniero francés Paul de Gail, va más lejos, reduce la posibilidad de que no sea Cristo el hombre de la Sábana de Turín a 1 en 10 elevado a veintiséis, una cantidad ininteligible para una persona normal.
Estos son los hechos y las evidencias. Ningún estudio científico ha encontrado nada definitivo que pueda desmontar la tradición católica respecto a este lienzo y todos los hallazgos se ajustan a ella, haciendo que la mejor explicación juntando todos los datos disponibles sea que el hombre de la Sindone y Jesús de Nazaret sean la misma persona y no sea El Hombre misterioso-The Mystery Man que es el nombre dado a la exposición, por cierto, no entiendo la razón de ponerle ese nombre en inglés, estando aquí en España.
Mariano Urdiales Viedma es médico patólogo jubilado.