Artículo abortado
¿Para qué voy a escribir este artículo? Si queda alguien en el PP que no ha entendido aún que está en un partido abortista, ya no lo va a entender.
Algunos lectores fieles estarán esperando mi artículo contra la votación del PP en el Senado a favor del aborto libre y gratuito, apoyando una propuesta de Podemos. Cierto que la noticia toca dos temas que me estremecen de siempre: la aceptación social (por unanimidad en las Cortes) del aborto y el abandono de la derecha de sus principios. Pero he perdido toda esperanza, como a la puerta de un infierno dantesco.
¿Es posible que quede alguien en el PP, sea cargo, afiliado, simpatizante o votante, que se escandalice por esto? Salen algunos en las redes sociales poniendo caras de sorprendidos. ¿De qué? Con mayoría absoluta, el PP no cambió la Ley Aído, aunque lo había prometido. Y al ministro Gallardón, que hizo el intento de hacer algo, lo fulminaron sin piedad. Antes, Aznar había hecho lo mismo: oídos sordos. En el último programa electoral, el PP tuvo al menos la vergüenza de ya no prometer nada a favor del derecho a la vida.
¿Para qué voy a escribir este artículo? Si queda alguien en el PP que no ha entendido aún que está en un partido abortista, ya no lo va a entender. Y los lectores del PP que yo tengo, lo pasan mal, me dicen, cuando digo estas cosas tan desagradables y de tan mal gusto y con tan poca estrategia electoral e indiferencia por la prima de riesgo. Prefieren que me meta con Podemos, que no me meto lo suficiente con Kichi. O sea, con ese Podemos con el que el PP, que tanto miedo mete, vota luego encantado de la vida a favor del aborto. Por la margen izquierda, me exigen que hable de la corrupción del PP, como si esto no fuese su peor corrupción y no se me haya caído la boca a pedazos de gritarlo.
También se me cae la cara de vergüenza, porque mi amigo Rafa Argüelles me invitó, lo menos tres veces, a ir a rezar frente al abortorio de la calle Santa Lucía y nunca pude porque tenía que escribir artículos o leer. Y no es que haya dejado de creer en la importancia de la batalla de las ideas, pero, en lo que respecta a las ideas de la derecha española, hay poco que rascar. Sólo nos queda, como sabe mi amigo, el testimonio personal y mover el corazón de quienes van a abortar, que están, en el fondo, deseando agarrarse a una esperanza que no les da casi nadie.
Mañana escribiré, no sé, de quién gana la liga de fútbol. O de las primarias del PSOE, tema de enorme interés, donde aún hay división de opiniones y gente que me lee con curiosidad y bastante morbo.
Publicado en Diario de Cádiz.
¿Es posible que quede alguien en el PP, sea cargo, afiliado, simpatizante o votante, que se escandalice por esto? Salen algunos en las redes sociales poniendo caras de sorprendidos. ¿De qué? Con mayoría absoluta, el PP no cambió la Ley Aído, aunque lo había prometido. Y al ministro Gallardón, que hizo el intento de hacer algo, lo fulminaron sin piedad. Antes, Aznar había hecho lo mismo: oídos sordos. En el último programa electoral, el PP tuvo al menos la vergüenza de ya no prometer nada a favor del derecho a la vida.
¿Para qué voy a escribir este artículo? Si queda alguien en el PP que no ha entendido aún que está en un partido abortista, ya no lo va a entender. Y los lectores del PP que yo tengo, lo pasan mal, me dicen, cuando digo estas cosas tan desagradables y de tan mal gusto y con tan poca estrategia electoral e indiferencia por la prima de riesgo. Prefieren que me meta con Podemos, que no me meto lo suficiente con Kichi. O sea, con ese Podemos con el que el PP, que tanto miedo mete, vota luego encantado de la vida a favor del aborto. Por la margen izquierda, me exigen que hable de la corrupción del PP, como si esto no fuese su peor corrupción y no se me haya caído la boca a pedazos de gritarlo.
También se me cae la cara de vergüenza, porque mi amigo Rafa Argüelles me invitó, lo menos tres veces, a ir a rezar frente al abortorio de la calle Santa Lucía y nunca pude porque tenía que escribir artículos o leer. Y no es que haya dejado de creer en la importancia de la batalla de las ideas, pero, en lo que respecta a las ideas de la derecha española, hay poco que rascar. Sólo nos queda, como sabe mi amigo, el testimonio personal y mover el corazón de quienes van a abortar, que están, en el fondo, deseando agarrarse a una esperanza que no les da casi nadie.
Mañana escribiré, no sé, de quién gana la liga de fútbol. O de las primarias del PSOE, tema de enorme interés, donde aún hay división de opiniones y gente que me lee con curiosidad y bastante morbo.
Publicado en Diario de Cádiz.
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