Los olvidados del Extremo Oriente

En nuestra España actual, cuando oímos hablar de China, pensamos como acto reflejo en la tienda de la esquina, que abre de sol a sol y vende de todo. O si el tema es más serio, en la economía china que mueve una proporción increíble, y cada vez mayor, de la economía mundial. Hace pocas semanas hubo un pánico generalizado en las bolsas europeas ante la bajada de la bolsa de este mega- país, casi continente.
 
Pero más allá, y con una perspectiva humana y social, hablar de China nos debe hacer pensar sobre los derechos humanos, y su inseparable hermano siamés, los derechos de practicar una religión que no atenta contra nadie y promueve el bien de todos. Unos derechos humanos amenazados por un comunismo totalitario donde todo, comunicaciones, escritos, conversaciones, familia y número de hijos, educación, y hasta el omnipresente internet, está filtrado por el Ministerio de la verdad.
 
En la esfera religiosa, este maltrato del hermano siamés de los derechos humanos es más sibilino, más refinado, más oculto. Dieron una vuelta de tuerca más a la táctica de los comunistas rusos, infiltrados en la Iglesia. En China se creó una “Iglesia católica”, la Asociación Patriótica Católica China. Su objetivo: manipular la religión, controlarla, podarla, asfixiarla; y según el designio inicial, la Iglesia Católica de Roma desaparecerá, y la Asociación Patriótica crecerá para luego perder fuelle. El catolicismo es considerado como la “quintaesencia de Occidente”, y al Vaticano y al Papa como “potencias extranjeras” que pretenden inmiscuirse en los asuntos internos de China.
 
Ha trascurrido más de medio siglo, y siguen sin lograr ninguno de los dos objetivos. La Asociación Patriótica sigue creciendo, sobre todo en disidencia respecto al gobierno y en unión a la Iglesia Universal, la Iglesia pastoreada por el Papa, y la Iglesia Católica crece, a pesar de la persecución, clandestinidad y peligro para sus miembros.
 
Estamos ante un tema difícil, delicado. ¿Realmente todos los miembros de la Asociación Patriótica consideran al Vaticano como su enemigo? No faltan oraciones por el Papa y adhesiones al Obispo de Roma entre sus miembros, laicos y sacerdotes. En ocasiones se trata del modo de mantener y ayudar a los cristianos de China. Un ejemplo, el actual Obispo de Shanghai, Obispo nombrado por la Asociación Patriótica, aunque también contaba con el visto bueno del Vaticano.
 
El 7 julio de 2012, día de la ordenación episcopal de Mons. Thaddeus Ma Daqin como obispo de Shanghai, la Asociación Patriótica Católica China a la cual pertenecía lo tenía todo bajo control, pero algo salió mal. Monseñor Ma desafió la política religiosa al renunciar a todos sus cargos en la Asociación Patriótica y al negarse a compartir el cáliz de la comunión con un obispo excomulgado por la Santa Sede. Por este gesto recibió el aplauso de los fieles y se convirtió en un ejemplo de valentía para muchos sacerdotes y obispos de China. La venganza del gobierno no se hizo esperar. Además de perder su libertad, el gobierno le ha revocado el título de obispo, no así la Santa Sede que lo reconoce como obispo legítimo de Shanghai.
 
Desde hacía tiempo, Mons. Ma Daqin tenía las ideas y las decisiones muy claras, y a partir del momento de su ordenación mostró abiertamente sus cartas de adhesión a Roma. Resultado: el esperado. Privación de la libertad y persecución por parte del gobierno.
 
Como este Obispo, son muchos los católicos, obispos, sacerdotes y laicos, que tienen que sobrellevar día a día la persecución, la clandestinidad, la privación de la libertad, los centros de reeducación (eufemismo para llamar a la violencia del pensamiento) y un larguísimo etcétera.
 
Es verdad, parece que occidente empieza a sensibilizarse ante el drama de Siria y los miles de refugiados que huyen para salvar la vida, buscando una pequeña defensa contra los derechos humanos. Es una actitud positiva, aunque no hay que dejar de lado los peligros colaterales que se nos pueden meter en casa. En esta situación, ¿pensamos sólo en los derechos humanos del refugiado que ciertos medios de comunicación nos presentan? ¿O tenemos la altura e independencia personal para traer a la palestra a tantos hombres, principalmente cristianos, a los que se les arrebata sistemáticamente los derechos humanos, e incluso se les busca manipular creando una religión ”a medida”, a medida del gobierno o a medida de los intereses económicos?
 
Ayuda a la Iglesia necesitada, que siempre y solo quiere hacer el bien a todos, especialmente a los más olvidados, ha estado muchos años denunciando la situación en Siria; ahora, que hay más medios de comunicación denunciando esa situación, añade otro foco de preocupación: los derechos y las libertades en China.