Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los nudos del pastor Bergoglio


Fue él quien importó a Argentina, desde Alemania, la devoción a la Virgen "desatanudos". Prefería la atención a las almas a los estudios. Y hoy hace lo mismo: deja a otros la exposición de la doctrina. Como en el caso de la comunión a los divorciados y vueltos a casar

por Sandro Magister

Opinión

Desde que ha sido elegido Papa, Jorge Mario Bergoglio está constantemente bajo la mirada del mundo, que escruta cada uno de sus gestos y palabras.

Pero su biografía anterior espera aún ser tan conocida como la actual.

El libro de Nello Scavo "La lista de Bergoglio" ha alzado el velo sobre el papel del entonces joven jesuita en los años de plomo de la dictadura militar.

Pero todavía se sabe poco de los seis años durante los cuales Bergoglio fue superior de la provincia argentina de la Compañía de Jesús, entre 1973 y 1979, y de los motivos reales que llevaron a su posterior marginación, hasta el exilio en la periférica residencia jesuita de Córdoba, como simple director espiritual.

Fue durante uno de esos difíciles años cuando Bergoglio se trasladó a Alemania "para ultimar la tesis doctoral", como informa sucintamente su biografíaía oficial en el sitio web del Vaticano.

Era el mes de marzo de 1986. Bergoglio cumpliría 50 años el mes de diciembre del mismo año. Para la tesis de doctorado había elegido como sujeto a Romano Guardini, el gran teólogo alemán que fue maestro de dos futuros Papas, Pablo VI y Benedicto XVI, y del cual Bergoglio había leído y admirado sobre todo dos libros: "El Señor", sobre la persona de Jesús, y "Der Gegensatz", publicado en español con el título de "Contrasteidad", muy crítico sobre la dialéctica hegeliana y marxista.

Pero por el modo como tuvo lugar ese traslado de Bergoglio a Alemania, y por cómo fue interrumpido a los pocos meses, con el abandono de la tesis doctoral, se puede deducir que Bergoglio realizó el viaje más por orden de sus superiores que por espontánea voluntad.

En la entrevista autobiográfica "El Jesuita", Bergoglio cuenta que en Alemania, cada vez que veía despegar a un avión, soñaba que estaba a bordo, volando hacia Argentina, tal era su deseo de volver a su patria.

Los archivos de Romano Guardini estaban en Múnich, mientras que la facultad teológica en la que Bergoglio hubiera defendido su tesis doctoral era la Sankt Georgen de Frankfurt.

Pero él no se limitó a ir y venir entre estas dos ciudades. Desde Múnich se llegaba también muy rápidamente a Augsburgo.

Y fue aquí donde su traslado alemán cambió totalmente de signo.

En Augsburgo, en la iglesia de los jesuitas dedicada a San Pedro, hay una venerada imagen mariana: la Virgen "desatanudos".

María está representada mientras desata los nudos de un lazo que le entrega un ángel, y que otro ángel recibe de ella sin los nudos. El significado está claro: los nudos es todo aquello que complica la vida, las dificultades, los pecados. Y María es quien ayuda a desatarlos.

A Bergoglio le impresionó mucho esta imagen mariana. Cuando unos meses después volvió a Argentina, llevó consigo un buen número de postales con la Virgen "desatanudos".

La tesis doctoral fue abandonada antes de nacer, y el pensamiento de Romano Guardini no dejó en Bergoglio una huella duradera. En la entrevista de Papa Francisco a "La Civiltà Cattolica", en la que le dedica un amplio espacio a sus autores de referencia, no incluye a Guardini. Ni lo cita en otros escritos y discursos.

Pero en compensación, gracias a esa estancia en Alemania en 1986, Bergoglio hizo nacer en Argentina, sin saberlo, una nueva devoción mariana.

Un artista al que le había dado la postal comprada en Augsburgo reprodujo la imagen y la ofreció a una parroquia del popular Barrio de Agronomía, en el centro de Buenos Aires.

Conservada en la iglesia, la imagen de María "desatanudos" atrajo un número creciente de devotos, convirtiendo a pecadores y marcando un inesperado crecimiento de la práctica religiosa. Hasta el punto de que al cabo de pocos años se consolidó la tradición de una peregrinación a la imagen, procedente de todo Buenos Aires, y de más lejos, el día 8 de cada mes.

"Nunca me sentí tan instrumento en las manos de Dios", confió Bergoglio a un hermano jesuita que fue su discípulo, el padre Fernando Albistur, hoy profesor de ciencias bíblicas en el Colegio Máximo de San Miguel, en Buenos Aires.

Padre Albistur lo cuenta en un libro que acaba de publicarse, obra de Alejandro Bermúdez, con las entrevistas a diez jesuitas y a diez laicos argentinos amigos de Bergoglio desde hace mucho tiempo.

Y no solo. En el mismo libro, también el padre Juan Carlo Scannone, el más célebre de los teólogos argentinos, que había sido profesor del joven jesuita Bergoglio, refiere el mismo episodio.

Según cuenta Scannone, el caso de la Virgen "desatanudos" ayuda a entender más a fondo el perfil "pastoral" de Papa Francisco y su acentuada atención al "pueblo".

Bergoglio no ha sido nunca un teólogo, muchos menos un académico. Entre los teólogos dice que prefiere a Henri De Lubac y Michel de Certeau. Pero no porque haya asimilado sus posiciones en conjunto; entre otras cosas, porque son muy distintas entre ambos. De De Lubac cita casi siempre un sólo ensayo: “Meditaciones sobre la Iglesia”, y de éste casi siempre un pasaje: el que habla contra la "mundanidad" de la Iglesia.

Por tanto, también como Papa es, sobre todo, un hombre de acción, de acción pastoral. Quien lo ha conocido de cerca y es amigo suyo desde hace tiempo – como los veinte entrevistados en el libro de Alejandro Bermúdez – ve en él excepcionales cualidades de mando y una notable habilidad de cálculo. Cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras, tiene una razón de ser; no son nunca dejados al azar. Y su prioridad es la atención pastoral del "pueblo" que le ha sido confiado, que desde que es Papa incluye todo el mundo.

Su predicación se ajusta, a sabiendas, a este perfil y se dirige principalmente a la gente común, a los débiles en la fe, a los pecadores, a los alejados, pero no en su conjunto, sino uno a uno, como si el Papa quisiera hablar tú a tú con cada uno de ellos.

Del mismo modo que Jesús en el Evangelio es muy exigente con los mandamientos, pero se dirige a cada pecador individualmente con misericordia, así quiere actuar el Papa Francisco.

Sobre las cuestiones debatidas, sobre el nacimiento, la muerte, el generar, es de una ortodoxia doctrinal indiscutible: “Ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia", dijo, tajante, en la entrevista a "La Civiltà Cattolica".

Pero la exposición doctrinal se la deja a otros, reservando para él el estilo misericordioso del cuidado de las almas.

El ejemplo más claro de esta acción conjunta la hemos visto hace pocos días, cuando sobre la cuestión debatida de la comunión a los católicos divorciados y vueltos a casar, el Papa Francisco ha hecho intervenir al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, Gerhard Ludwig Müller, el cual, en un amplio documento, ha confirmado en todo y por todo las razones del "no" a la comunión.

El arzobispo Müller es uno de los pocos jefes de curia que Francisco ha confirmado en su función. Por tanto, un hombre de su plena confianza, al que no ha dudado en confiar también la tarea – en el mismo documento – de disipar los equívocos interpretativos nacidos a raíz de algunas formulaciones sobre "misericordia" y "conciencia" usadas por el mismo Papa en sus conversaciones públicas.

La inauguración de este doble registro comunicativo – en este caso del Papa y de su custodio de la doctrina – ha pasado prácticamente desapercibida a los medios de comunicación, deslumbrados todavía por las presuntas "aperturas" del primero. Pero es previsible que se reproducirá otras veces y sobre otros temas.

Y permitirá, tal vez, deshacer un nudo interpretativo del actual pontificado: el de la aparente separación de Papa Bergoglio de sus predecesores al afrontar el denominado "desafío antropológico".

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El Papa Francisco ha recordado de manera explícita a la Virgen "desatanudos" en la primera parte de la meditación que pronunció el 12 de octubre en la plaza San Pedro, en la jornada mariana del año de la fe, ante la presencia de una imagen mariana aún más célebre, la de Fátima:

> "La fe de María desata el nudo del pecado…"

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El libro:

Alejandro Bermúdez (edit.), "Pope Francis. Our Brother, Our Friend", Ignatius Press, San Francisco, 2013.

(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España).
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