Ejercicio de escuela sobre quién será el próximo Papa
En una Iglesia que tiene su "mercado" más prometedor no en Europa sino en América latina, África, Asia e incluso en los Estados Unidos, los indicadores convergen en un solo candidato: el cardenal canadiense Marc Ouellet
por Sandro Magister
La Iglesia católica es como la Fiat-Chrysler. Lánguida en Italia y en Europa, resurge fuerte en los Estados Unidos, tiene el mercado más prometedor en el resto del mundo. Con un regalito para quien será el futuro Papa.
La nación que hoy tiene el más alto número de católicos es Brasil, con 134 millones, más que Italia, Francia y España juntas. Allí el catolicismo ha llegado a hacer frente a una competencia aguerrida, que en las décadas pasadas le ha inferido fuertes golpes. Porque cuando entre las élites católicas neomarxistas estaba en boga la teología de la liberación, los fieles no se convirtieron en masa a su verbo. Se pasaron por millones a las nuevas Iglesias pentecostales, con sus celebraciones alegres, la música, el canto, las curaciones, las lenguas inspiradas. Pero hoy este éxodo se ha detenido. También en la Iglesia católica los fieles encuentran aquel calor de participación y aquella firmeza de doctrina que hace tres o cuatro siglos lograron el éxito de las Reducciones, las misiones de los jesuitas en medio de los indios. El próximo año la jornada mundial de la juventud será en Brasil. El Papa Joseph Ratzinger ha prometido que estará.
Después están los tigres asiáticos. Cuyo representante emblemático es Corea del Sur. Allí los católicos aumentan a ritmo sorprendente, con decenas de miles de nuevos bautizados adultos cada año. Han sido el alma del movimiento popular que pacíficamente le dio vuelta a las dictaduras militares. Y son parte activa de los sectores productivos que han logrado el milagro económico coreano. En la capital Seúl los católicos son hoy el 15 por ciento, cuando hace sólo medio siglo ni siquiera existían. Y como en una gran empresa, la Iglesia católica coreana se ha puesto el objetivo de convertir de acá al 2020 el 20 por ciento de la población. "Evangelización Veinte Veinte" es el título del programa.
En Asia, las Filipinas son la única nación en la cual los católicos son mayoría, con 76 millones de fieles. Pero aparte de Corea, el catolicismo está creciendo en varios países más. También y más donde es perseguido, como en China.
Allí los cálculos sobre el número de cristianos, católicos y no católicos, oscila de un mínimo de 16 millones a un máximo de 200. Rodney Stark, entre los más acreditados estudiosos, calcula en 70 millones la cifra más realista. Las mujeres se convierten en doble medida que los hombres. Y las conversiones son más frecuentes en las ciudades, sobre todo entre los sectores emergentes y más acomodados. Quien visita las universidades chinas se queda sorprendido del clima que se respira allí, más palpablemente "cristiano" que en varias universidades occidentales.
Por no hablar de África. Por debajo del Sahara, en el último siglo, los católicos han pasado de menos de 2 millones a 130 millones, con un ímpetu misionero sin precedentes en los dos mil años de vida de la Iglesia. El rasgo más sorprendente es que esta expansión partió de Europa precisamente cuando la Iglesia se estaba asfixiando bajo el atropello de una cultura y de poderes hostiles al cristianismo.
Pero esas no son todas las sorpresas. En los Estados Unidos la Iglesia católica ha resistido mejor que las Iglesias protestantes históricas a la avanzada de la secularización precisamente allí donde ha rechazado de alinearse a las culturas y a los modos de vida dominantes. Y hoy se presenta mucho más activa en la escena pública no sólo por los nuevos obispos "afirmativos" que la guían, sino también por la presencia entre sus fieles de escuadras cada vez más numerosas de inmigrantes de América latina. Para Benedicto XVI la Iglesia de los Estados Unidos es la prueba de que el destino ineludible de Occidente no es que la fe se apague.
En suma, la metamorfosis en proceso en el catolicismo mundial es tal que si se quiere hacer un ejercicio de escuela, el candidato a Papa que más se ajusta es hoy, sin sombra de duda, el cardenal Marc Ouellet, 68 años, plurilingüe, canadiense, ex arzobispo de Quebec, es decir de una de las regiones más secularizadas del planeta, valiente teólogo de escuela ratzingeriana, hoy prefecto de la congregación vaticana que escoge los nuevos obispos, y sobre todo por muchos años misionero en América latina.
www.chiesa.espressonline.it
La nación que hoy tiene el más alto número de católicos es Brasil, con 134 millones, más que Italia, Francia y España juntas. Allí el catolicismo ha llegado a hacer frente a una competencia aguerrida, que en las décadas pasadas le ha inferido fuertes golpes. Porque cuando entre las élites católicas neomarxistas estaba en boga la teología de la liberación, los fieles no se convirtieron en masa a su verbo. Se pasaron por millones a las nuevas Iglesias pentecostales, con sus celebraciones alegres, la música, el canto, las curaciones, las lenguas inspiradas. Pero hoy este éxodo se ha detenido. También en la Iglesia católica los fieles encuentran aquel calor de participación y aquella firmeza de doctrina que hace tres o cuatro siglos lograron el éxito de las Reducciones, las misiones de los jesuitas en medio de los indios. El próximo año la jornada mundial de la juventud será en Brasil. El Papa Joseph Ratzinger ha prometido que estará.
Después están los tigres asiáticos. Cuyo representante emblemático es Corea del Sur. Allí los católicos aumentan a ritmo sorprendente, con decenas de miles de nuevos bautizados adultos cada año. Han sido el alma del movimiento popular que pacíficamente le dio vuelta a las dictaduras militares. Y son parte activa de los sectores productivos que han logrado el milagro económico coreano. En la capital Seúl los católicos son hoy el 15 por ciento, cuando hace sólo medio siglo ni siquiera existían. Y como en una gran empresa, la Iglesia católica coreana se ha puesto el objetivo de convertir de acá al 2020 el 20 por ciento de la población. "Evangelización Veinte Veinte" es el título del programa.
En Asia, las Filipinas son la única nación en la cual los católicos son mayoría, con 76 millones de fieles. Pero aparte de Corea, el catolicismo está creciendo en varios países más. También y más donde es perseguido, como en China.
Allí los cálculos sobre el número de cristianos, católicos y no católicos, oscila de un mínimo de 16 millones a un máximo de 200. Rodney Stark, entre los más acreditados estudiosos, calcula en 70 millones la cifra más realista. Las mujeres se convierten en doble medida que los hombres. Y las conversiones son más frecuentes en las ciudades, sobre todo entre los sectores emergentes y más acomodados. Quien visita las universidades chinas se queda sorprendido del clima que se respira allí, más palpablemente "cristiano" que en varias universidades occidentales.
Por no hablar de África. Por debajo del Sahara, en el último siglo, los católicos han pasado de menos de 2 millones a 130 millones, con un ímpetu misionero sin precedentes en los dos mil años de vida de la Iglesia. El rasgo más sorprendente es que esta expansión partió de Europa precisamente cuando la Iglesia se estaba asfixiando bajo el atropello de una cultura y de poderes hostiles al cristianismo.
Pero esas no son todas las sorpresas. En los Estados Unidos la Iglesia católica ha resistido mejor que las Iglesias protestantes históricas a la avanzada de la secularización precisamente allí donde ha rechazado de alinearse a las culturas y a los modos de vida dominantes. Y hoy se presenta mucho más activa en la escena pública no sólo por los nuevos obispos "afirmativos" que la guían, sino también por la presencia entre sus fieles de escuadras cada vez más numerosas de inmigrantes de América latina. Para Benedicto XVI la Iglesia de los Estados Unidos es la prueba de que el destino ineludible de Occidente no es que la fe se apague.
En suma, la metamorfosis en proceso en el catolicismo mundial es tal que si se quiere hacer un ejercicio de escuela, el candidato a Papa que más se ajusta es hoy, sin sombra de duda, el cardenal Marc Ouellet, 68 años, plurilingüe, canadiense, ex arzobispo de Quebec, es decir de una de las regiones más secularizadas del planeta, valiente teólogo de escuela ratzingeriana, hoy prefecto de la congregación vaticana que escoge los nuevos obispos, y sobre todo por muchos años misionero en América latina.
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