Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Objetivo cumplido. Aumentan los abortos


El aborto es un fracaso, hasta los políticos que aprobaron la ley lo reconocen, pero no se plantean buscar otra solución, una solución más humana, más justa para todos.

por José F. Vaquero

Opinión

Una ley para disminuir el número de abortos y evitar culpabilidad penal a las mujeres que se han visto obligadas a realizar una interrupción voluntaria de su embarazo. Con estas palabras, u otras semejantes, defendieron hace año y medio la ley que daba carta blanca a la realización de abortos en España. No me cuadra mucho eso de “verse obligado” a interrumpir “voluntariamente”; me suena más a juego de palabras. Fue un paso más en la opción libre (libertina) ante la vida naciente, que ya había empezado con la libre dispensación de la PDD, la píldora del día después, de efectos abortivos según el parecer médico y farmacéutico.

A juzgar por los datos del año pasado, parece que la ley no ha tenido demasiados frutos. Los abortos contabilizados han disminuido en cerca de un -2 % (menos dos por ciento), o sea, que han aumentado; y eso tomando en cuenta que en esta cifra no aparecen los “abortos fáciles y más baratos”, o sea, los producidos por la píldora del día después. Interpretaciones para todos los gustos, como la de la Ministra de Sanidad, la señorita Leire Pajín: "Esta estabilización (¿¿??) refuerza la idea de seguir trabajando en las actuaciones promovidas por el Ministerio para la prevención de embarazos no deseados".

Pero no caigamos en el baile de las cifras, como el día después de toda huelga o protesta. Los números son números, y el mejor contable, dicen, es el que muestra que los números dicen, exactamente, lo que él afirma (o quiere afirmar). Los números ilustran o ejemplifican la moral, pero no la constituyen. En este tema, de continuo debate, creo que hay que prestar atención a las víctimas, más allá del frío número, y buscar una solución eficaz; creo que la barra libre para los abortos no es la mejor solución, igual que la solución para evitar los asesinatos derivados del tráfico de drogas no pasa por legalizar y legitimar este tráfico.

La primera víctima, hablo genéticamente, es ese nuevo ser genético, que ha empezado a vivir, y desde fuera se le precipita a su término. Los médicos están de acuerdo en que dentro de ese óvulo fecundado late una nueva vida, con su propio contenido genético. Biológicamente se trata de un ser humano, único tipo de ser que pueden producir, mediante la reproducción, los seres humanos. Es un dato científico: nos encontramos con una nueva persona, que debe ser defendida igual que un niño de tres meses, un adolescente de quince, un joven, un banquero o el presidente del gobierno.

La segunda víctima, y ellas lo reconocen, es la mujer que se ve en dicha tesitura. Y aquí la problemática es más complicada. Quiero suponer, aunque a lo mejor peco de ingenuidad, que cualquier mujer, en condiciones normales, apoya y defiende la nueva vida que surge en ella. Condiciones normales podrían ser estabilidad económica, profesional, personal... ¿Pero hay una situación ideal para tener un hijo? La situación perfecta creo que no existe; pero hay situaciones genéricamente buenas y situaciones vagamente malas. ¿Qué hacer ante las segundas, cuando todo parecen oscurecerse a cada paso? La solución fácil es eliminar el problema (el hijo), pero creo que cualquier mujer lo ve como última opción, opción de fracasada. ¿Por qué no agotar antes todas las posibles salidas? En muchos casos, porque no las conocen, les plantean el problema con una única salida. Y cuando, pasando el tiempo, se encuentran que esa salida sólo aumento exponencialemnte el problema, pocos las escuchan y ayudan.

La tercera víctima es la sociedad, en la que va penetrando, como una mancha de aceite, que la vida humana a veces se debe defender, y a veces suprimir. ¿Quién decide dónde está el límite? Si lo ponemos en las condiciones económicas de la familia, terminaremos condenando a muerte a los pobres. Si lo ponemos en la enfermedad (en muchos casos supuesta enfermedad) del feto, nos acercamos al exterminio de los hospitales. Si el límite está en la psicología de la mujer (al hombre se le suele olvidar), bienvenida la discriminación psicológica.

El aborto es un fracaso, hasta los políticos que aprobaron la ley lo reconocen, pero no se plantean buscar otra solución, una solución más humana, más justa para todos. Creo que en este análisis hay que dar voz a todas las partes, y hay que buscar la solución dell problema, no su eliminación (o supuesta eliminación). ¿No será que se ha dado demasiada voz a esos establecimientos abortivos privados, en los que se llevan a cabo más del 98 % de los abortos? Poderoso caballero es don dinero.
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