La próxima Cuaresma sigue el camino de Damasco
En el mensaje para los cuarenta días de preparación para la Pascua, Benedicto XVI llama a todos a conversión y vida nueva. Como por un nuevo Bautismo. Y da instrucciones.
por Sandro Magister
Como cada año, Benedicto XVI ha dirigido a los fieles un mensaje por la Cuaresma que se avecina, el periodo de cuarenta días que prepara a los cristianos a la Pascua.
Lo ha escrito con varios meses de anticipación, lo ha firmado el 4 de noviembre pasado, lo ha difundido el 22 de febrero.
El 22 de febrero ha sido también el día en el cual, en la catedral de Dublín, la Iglesia de Irlanda ha celebrado una liturgia penitencial sin precedentes, junto a víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. A algunas de estas víctimas los obispos simbólicamente han lavado los pies, como Jesús antes de la última cena.
Ha sido el Papa en persona quien ha puesto a la Iglesia de Irlanda en estado penitencial, la primavera pasada, en una carta dirigida en realidad a toda la Iglesia.
Es un punto sobre el cual él ha insistido también en el libro-entrevista "Luz del mundo":
"Se podría decir que el Señor ha querido ponernos a prueba, llamarnos a una más profunda purificación, […] a recomenzar de cero en el espíritu de penitencia".
La palabra "purificación" ya se encuentra, en efecto, en el primer párrafo del mensaje para la próxima Cuaresma. Una purificación orientada a la "vida nueva en Cristo Señor".
Y a la penitencia está dedicada la parte final del mensaje, con una invitación fuerte a la práctica del ayuno.
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Pero el corazón del mensaje papal para la Cuaresma de este año es el Bautismo.
"En efecto – escribe el Papa –, desde siempre la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo". Y desde siempre "la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado".
También el Concilio Vaticano II – recuerda – ha invitado a valorar "los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal".
Y entonces – prosigue – debemos de nuevo dedicarnos todos a esta "escuela insustituible de fe y de vida cristiana" que es la Cuaresma, guiados por los textos del Evangelio que se leen de domingo a domingo.
En el párrafo central del mensaje, reproducido más abajo, Benedicto XVI hace de guía en este recorrido, etapa tras etapa, del primer domingo de Cuaresma hasta la Pascua. Como por lo demás ya lo había hecho muchas veces en sus anteriores homilías.
Toca pues preguntarse: ¿por qué el Papa Joseph Ratzinger ha sentido hoy el deber de reavivar este significado bautismal de la Cuaresma?
Una primera respuesta está ligada a una opción capital de este Papa: la "nueva evangelización" de las regiones del mundo donde el Bautismo casi ya no se administra - como en algunas áreas de la misma Alemania - o donde los bautizados son todavía numerosos, pero la fe cristiana corre el riesgo de apagarse.
Una segunda respuesta remite a la finalidad esencial que el "Credo" asigna al Bautismo: "para el perdón de los pecados".
En un tiempo como el actual, en el cual la percepción del pecado está largamente ofuscada, Benedicto XVI incansablemente hace referencia a la realidad del mal y al único Señor que libra de su esclavitud, con el Bautismo y el otro sacramento del perdón, la Penitencia.
También a los muchos que ya están bautizados, Benedicto XVI propone hacer de la próxima Cuaresma un periodo de nuevo catecumenado, culminante en la Vigilia de Pascua con la renovación de las promesas bautismales.
Un nuevo catecumenado que sea para todos, sobre esa vía maestra que es la liturgia de la Cuaresma y de la Semana Santa. Y que es otra cosa respecto al "Camino" muy particular del movimiento que se vale de este nombre.
Este es el mensaje del Papa Benedicto para la Cuaresma de este año.
La incógnita es cuanto lo entenderán y lo pondrán en práctica los pastores y los fieles.
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